—No. Gracias. Yo... quería hablar contigo— Hanna fruncido el ceño al escucharlo, ella sabía que nada bueno podía esperar de alguien como Stephen.

—Claro. Dime sobre qué es.

—Es sobre tu relación con mi hijo. Sé que en estos momentos no están atravesando un buen momento.

Hanna asintió con cuidado. Estaba sorprendida de que Ehan les hubiera confesado a sus padres sobre la pelea entre ellos.

—También nos comentó sobre el baile de esta noche.

Está bien. Eso tampoco se lo esperaba. ¿Qué tan unido estaba Ehan a sus padres para contarles todos esos detalles? Esa se lo preguntaría esa noche.

—Eh... si. Es un baile de parte de la empresa— dijo Hanna aclarándose la garganta.

—Si quieres, Scarlett y yo podemos cuidar a los pequeños está noche. Para que ustedes no se preocupen sobre con quien dejarlos.

Hanna lo observó extrañada. Stephen no era del tipo de personas desinteresadas que hacía las cosas simplemente por ayudar a los demás, a pesar que estos fueran sus nietos.

Lo observó con cuidado y a pesar que su rostro se encontraba igual que inexpresivo que siempre, ella notaba que tenía la mandíbula apretada y el cuerpo rígido.

—Gracias pero no creo que sea necesario, no planea quedarme hasta muy noche en la fiesta así que mi vecina no tendrá problemas con cuidarlos unas horas.

Stephen asintió con cuidado si saber que decir ahora. El jamás se había disculpado con nadie excepto con su esposa. No sabía cómo iniciar esa conversación. Pero en ese instante observó el periódico sobre la mesa de la cocina.

— ¿Ese es el periódico de hoy?

Hanna siguió su mirada hasta la mesa.

—Eh... si. Este es, ¿Quieres leerlo...

—No me gusta leer ese tipo de basura.

Ella lo observó extrañada. Ella y Stephen jamás habían tenido una buena relación pero esa era posiblemente la conversación más extraña que jamás ha sostenido con una persona.

—Está bien... — comenzó a decir Hanna con el ceño fruncido.

—Eh...yo... lo siento. No quería soñar grosero. Es sólo que el periódico del día de hoy es especialmente más amarillista que de costumbre— dijo como una pobre explicación por sus palabras, pero sólo lograba confundir más a Hanna que lo observaba.

—Eh... si. Claro, entiendo. Pero dime lo que querías hablar conmigo sobre mi relación con tu hijo— Dijo Hanna un poco sería.

—Tienes razón. Jamás he sido un hombre que se anda con rodeos y no pretendo hacerlo hoy. Sólo espero que entiendas que lo que estoy a punto de decirte no es fácil para mí.

Esa fue todo lo que Hanna necesito para ponerse alerta de cualquier cosa que saliera de la boca de ese hombre.

—Esta mañana. Se ha publicado un artículo hablando sobre Ehan y una chica que también trabaja en la empresa. Su nombre es Sarah...

— ¿Un Articulo? ¿En ese diario...

—Si. En el artículo se habla sobre un supuesto compromiso de Ehan y esta chica. Además de unos rumores de embarazo por parte de ella...

—Pero eso no es cierto —aseguró Hanna furiosa. Ya sabía de qué iba eso. De seguro Stephen vio el artículo y había ido hasta ahí para demostrarle que Ehan la engañaba.

Nuestra Segunda Oportunidad. Saga: NYC N° 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora