Me equivoqué.

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Capítulo 18.

Me equivoqué.

—¿Te irás?— preguntó Jared; era lo primero que decía después de que Mauricio y Julián se hubiesen ido. Tras el anuncio de la llegada de Dafne y el plan de partida en unos de días, Duncan no había confirmado ese hecho, sólo bromeó y se quejó durante la revisión de su herida. Después, el beta había tomado una ducha rechazando la ayuda que le pudieran ofrecer, de esa manera ambos se preparaban para dormir.

Pero ahora Jared quería saber si en verdad Duncan se iría, y también era hora de sincerarse, no podía posponer más ese asunto, aun cuando no tuviera la "experiencia" suficiente para tratar esos temas, de igual manera eso sería bueno dejarlo en claro. Sin embargo, la respuesta de Duncan no llegó como esperaba, sino que una interrogante fue lo que recibió, —¿Quieres que me vaya?

Jared tomó asiento a su lado, al borde del colchón, y dijo —no quiero que lo que decidas dependa de mí—, porque cuando había ido ante el círculo íntimo a pedir que le liberaran, estaba convencido que la libertad de Duncan era muy importante para él.

El beta sonrió y negó con la cabeza, —no es exactamente así; mira, cuando llegue tenía un objetivo en mente, pero ahora entiendo que no es solamente lo que yo quiera, no puedo obligarte a que me reconozcas— se relamió los labios y añadió, —debido a los sucesos del pasado, tú tomaste una posición y eso tengo que aceptarlo.

Jared se sintió mareado, estaba seguro de querer la libertad de Duncan, pero ¿qué significaba ese discurso?

—Entonces, ¿planeas irte?— la duda se mezcló con desesperación y agregó, —¿qué hay sobre eso de no darse por vencido?—; pero al ver la expresión sorprendida y confusa del beta, Jared continuó, —lo que quiero decir es que...— se pasó la mano por el cabello, aquél que había dejado suelto, —que me equivoqué, no tengo que ser como mi padre, y tampoco quiero que te vayas.

La mirada penetrante que Duncan mantuvo sobre él le puso nervioso, así que bajó la cabeza, ojalá no fuera demasiado tarde para lo que estaba a punto de añadir y repetir, —perdóname, me equivoqué, creí que sólo había una manera de hacer las cosas, por eso yo... por eso dije que no.

—Sí, eso ya me quedó claro, no deseas una pareja.

—¡No!— elevó el rostro de nuevo, con rapidez, dispuesto a corregir aquello, —digo, sí.

—¿Eh?— Duncan creía entender lo que Jared deseaba expresar, pero prefería que las cosas fueran claras, además, era divertido ver lo mucho que se esforzaba por decirlo, nunca antes el delta se había quedado sin palabras, esto era digno de remembrar, así que el castaño decidió fingir sólo un poco más.

Sobre su regazo, Jared se retorció los dedos de la mano, inhaló y exhaló, probablemente esta iba a ser su única y última oportunidad, aunque, pensándolo bien, él podría seguirle a Rilltown si recibía una negativa, él tampoco se daría por vencido.

—¿Tú quieres, quisieras... saldrías conmigo?— habló por fin.

—¿Salir?— las cejas de Duncan se elevaron, fingiendo sorpresa, pero Jared estaba demasiado nervioso para notar que le estaba tomando el pelo.

—Sí, como una... una cita.

El beta parpadeó confundido, ladeando la cabeza un poco, pensándolo.

—¿Te gustaría ir al bar de Bob? ¿O prefieres algo más tradicional? Iremos al cine o a cenar, donde tú escojas, te prometo que no criticaré de nuevo la manera en que-

La verborrea de Jared se cortó cuando Duncan le sujetó por ambas mejillas.

—Oye, oye, tranquilo— el castaño sonrió, aprovechando esos segundos para mirarle a los ojos y acariciar su piel, —me encantaría que tuviéramos una cita, pero eso sí, no quiero que te quedes callado—, ensanchó su sonrisa, —he descubierto que discutir contigo es divertido, así que sigue criticando mi forma de actuar.

SunlightWhere stories live. Discover now