Reflexión.

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Capítulo 15.

Reflexión.

Había pasado un día desde que Jared le había contado su historia, aquella que tardó mucho en procesar y asimilar.

Duncan pensó que la renuencia a tener amigos y la impresión que todos tenían de Jared ahora tenía una explicación: el delta había sido herido desde muy pequeño, tanto física como emocionalmente; su confianza en los que le rodeaban había sido destruida, y el abandono de su padre sólo lo hizo peor, sobre todo por "la razón" de su cambio.

Por eso Jared no quería una pareja, por eso temió perder el control e ignorar sus deberes. Pero Duncan también estaba herido, y sin apetito; la última vez que probó bocado fue con Bob, cuando comió aquellos nachos antes de ir con Omar, antes de que sucediera eso con el estúpido huevo.

Si lo pensaba detenidamente, lo mejor era hablar con Jared, ahora que conocía el pasado y las razones, perdonarle sería más sencillo, o eso esperaba; pero el delta no se había aparecido desde entonces. Constanza le había ido a visitar muy temprano sólo por unos minutos debido a una tarea que le habían encomendado, pero alegaba no tener noticias sobre "su caso".

—¿Por qué están todavía en Muna?— preguntó cuando Julián y Mauricio entraron al área de celdas, —les dije que no se preocuparan por mí.

—Espero que no estés hablando enserio— Julián se mostró ofendido.

—¿Te parece que bromeo?— refutó el beta, y para darle énfasis a su respuesta frunció el ceño de manera bastante pronunciada.

—Jared dejó la instrucción al guardia de dejarnos pasar, eso fue muy amable de su parte— informó Mauricio, a lo que Julián sólo gruñó por lo bajo, la mención del delta aún no le tenía muy contento.

—¿Dónde está él?— preguntó ansioso Duncan, seguramente ellos tendrían noticias.

—Al igual que nosotros, ha estado solicitando una audiencia con el círculo íntimo, pero hasta hace algunas horas tampoco ha obtenido respuesta— respondió el rubio, —parece ser que hay cosas más urgentes que atender.

—¿Por qué tanto interés en él?— intervino Julián, —la última vez lo echaste de aquí.

El beta frotó su nuca, —estaba muy enojado.

—¿Y ahora ya no lo estás?

—Sí, lo estoy, pero en menor medida.

—Eso no tiene mucho sentido; o estás enojado con él o no, no hay términos medios.

—Reflexioné mejor las cosas— Duncan no iba a decir más que eso, iba a respetar la privacidad de Jared, seguramente había tomado mucho valor revivir aquellos recuerdos durante su narración.

—¿Qué? ¡No! No puede ser tan sencillo, no cuando te trató mal.

—Julián, basta— intervino Mauricio, sintiendo que su pareja ya se estaba pasando del límite; el perdonar o no era decisión del beta.

—Duncan prácticamente le entregó el corazón y ese tonto se dedicó a lastimarle.

—¡Eso no es asunto tuyo!— Mauricio elevó la voz.

—Pero tampoco voy a quedarme con los brazos cruzad-

—¡Deténganse los dos!— Duncan intervino, y por la cercanía de sus amigos incluso logró sujetarles de las mangas de su vestimenta, sacando los brazos a través de los barrotes; —no quiero preocuparles ni causarles problemas y es justo lo que está sucediendo—, porque no permitiría que sus amigos discutiesen por su culpa, eso se había prometido desde que supo la verdad sobre su padre y su joven pareja: él no obligaría a Julián a escoger entre su amistad y su relación con Mauricio, ni mucho menos la pondría en peligro.

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