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Un resplandeciente rayo de luz anaranjada se alzaba por el horizonte. Un incandescente sol ya se entreveía entre las montañas que bordeaban las tierras de Zaron. Aquellas estelas de iluminación comenzaban a llenar de color los vastos prados del lugar. Era un paisaje maravilloso, de no ser por lo que ocurría en el.

La luz hizo notar un pequeño claro en el medio del prado. Estaba lleno de edificios rotos y a medio quemar. Eran las ruinas de un pueblo.

En el césped se podían apreciar enormes manchas de sangre. Había algunas oscurecidas por el tiempo que llevaban ahí, pero había otras que aún brillaban de lo frescas que estaban.

Había flechas clavadas en todo el suelo. Escudos tirados y restos de armadura esparcidos por el lugar. Acompañado de aquello, había muchísimos cadáveres inertes tumbados sobre aquel campo de batalla.

Aquel lugar alguna vez había sido un pueblo lleno de vida, pero desde que los elfos hicieron de una de aquellas casas su base, todo se tiñó de rojo.

No pasó mucho tiempo para que los mensajeros humanos se enterasen del escondite de sus enemigos. Los mensajeros llevaron la noticia tan rápido como pudieron hasta el rey.

El soberano humano de inmediato organizó a todo un batallón para ir hasta aquel pueblo y comenzar la batalla. Eligió a guerreros fuertes, porque estaba obsesionado con ver a los elfos morir de las peores maneras imaginadas. Su odio por aquella raza era inmensa, y no le interesaba nada más que la extinción de, según él, esos repugnantes seres.

Los soldados humanos se encaminaron hasta el sitio indicado, y sin previo aviso, comenzaron un ataque. Usaron flechas y lanzas con fuego para provocar un incendio que forzaría a sus enemigos a salir.

En menos de 10 minutos, todo el lugar se llenó de brasas y humo negro. Las personas se preguntaron qué era lo que pasaba, pero aquella pregunta se respondía con tan sólo mirar hacia las calles del pueblo.

Ellos tan sólo eran víctimas de un fuego cruzado. Una terrible y sanguinaria batalla era librada por los humanos invasores y los elfos que ahí se encontraban. Se podían escuchar los choques de espadas, los gritos de guerra, el sonido de las flechas siendo disparadas, etcétera. Todo eso, mientras civiles Inocentes quedaban atrapados en el fuego, o eran alcanzados por alguna flecha perdida.

Los combatientes estaban inmersos en su pelea. Unos a otros se brutalizaban y acababan con ellos. Muchos ya comenzaban a caer desplomados entre el caos.

Había muchos en ambos bandos, y no iban a ceder con facilidad, así que está cruel escena de extendió durante todo un día.

—Paladín Butters!— Uno de los humanos que se encontraba sobre un tejado alzaba la voz tanto como podía para llamar al aludido. Entre tantos sonidos en el aire, era casi imposible que una voz resonara.

—Si! Qué ocurre?!—En el tejado opuesto, un pequeño chico de cabello rubio, ojos azules y una cicatriz que adornaba su ojo izquierdo respondió ante aquel llamado desesperado.

—Paladín, estamos en grandes problemas! Nosotros ya perdimos a medio batallón, mientras ellos se mantienen en pie con más soldados!— El chico estaba presa del pánico. De su escuadrón, él era el único que no había sido asesinado.

—El problema es que ellos están en el terreno elevado... y son, aunque me duela decirlo, excelentes arqueros— Butters era quien comandaba el bando humano durante este conflicto. Era uno de los soldados de mayor reputación de todo el reino humano.

Si bien era alguien dulce y delicado, tenía gran inteligencia y valor. Era buen guerrero, pero no podía matar. Él sentía pena por todo lo que la guerra ocasionaba, pero era demasiado leal hacia el rey como para negarse.
Pasó por tantas atrocidades dentro de las batallas que ya le era imposible contar las muertes que vió. Incluso, durante una pelea, alguien logró lanzarle una daga, la cual penetró en su ojo izquierdo, dejándolo sin la visión de este.
Tan sólo participaba en todo aquello porque el rey decía que era alguien que podía calmar a los soldados con facilidad. Además, sus habilidades curativas también destacaban en aquel paladín.

El Destino de un Reino | South Park |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora