“Siempre presta atención a los detalles”
-si, así es, a puerta cerrada –aprovecho de molestarla un poco más.
-comienzo a preocuparme… -dice sonando algo distante… creo que ya puso a trabajar su imaginación.
-Descuida. –decido dejar de jugar, aunque la idea de ponerla celosa es tan tentadora- El hecho de que sean modelos de mas o menos tu edad, con cuerpos increíbles, hermosas y haciéndome un desfile privado en traje de baño no es razón suficiente para que te preocupes… -y ahogo una pequeña risa luego de mi comentario.
-¿Sabes qué? –Ella sube el tono- Salgo de mi clase y me voy a tu oficina…
-eres una insegura –digo riéndome de su actitud.
-Si, tal vez. –ella admite- Pero tú eres una pervertida. –Y lo siguiente que tengo es una llamada terminada, sin un adiós, un buen día, un nada. Pero no puedo evitar reírme sin parar.
-Dana puedes venir un momento –llamo a mi secretaria mientras arreglo los papeles del escritorio.
-Jefa –ella abre la puerta y segundos después golpea su frente- ¡Lauren! Quise decir ¡Lauren! –repite
-¡déjalo! –Digo tranquila- Si Camila viene hazla pasar de inmediato, creo que no está de humor –cuento sonriendo- y ahora mándame a la primera modelo por favor.
Así comienzo a entrevistar chicas y chicos por toda la mañana, honestamente no hay mucho que hacer, los modelos no son del todo conversadores, pero necesito obtener alguno que otro dato y eso prolonga un poco las cosas, hasta ahora no hay señales de mi pequeña hiperactiva.
-Era eso o topless en la oficina, no te hubiese gustado más la segunda opción… -explico tomando un sorbo de mi café mientras alguien que no mencionaré está como loca por todo el departamento.
-¿Ese es todo tu argumento de defensa? –ella mueve su pie frente a mi y yo solo rezo porque no consiga algo con que atentar en contra de mi vida.
-Camila yo no tengo 15 años, -argumento dejando mi café caliente de un lado, solo por precaución- no voy a discutir por algo como eso, alguien tiene que actuar como un adulto y creo que esa es mi posición.
-¿Me estás diciendo inmadura Lauren? –su voz sale mucho más alta de lo habitual.
-¿Ya cambió la causa de la discusión? –pregunto subiendo una ceja.
Repasemos la escena que nos trajo a este momento, por favor. Mi trabajo de hoy: “entrevistar modelos”, algo simple y prácticamente imposible de considerar un problema, claro, siempre y cuando Camila no sea quien tenga que juzgar eso. La chica en mi oficina, cuyo nombre ya realmente no considero relevante estaba comentándome su curriculum mientras yo amablemente le pedí que me mostrara como lucia en traje de baño, ¡Para fines laborales! Debo aclarar. Dos preguntas: ¿Cómo iba a saber yo que su top iba a quedar medio suelto? Y la segunda y tal vez más importante: ¿Cómo iba a saber yo que Camila entraría justo cuando amablemente me ofrecí a ajustarlo para evitar que ella quedara expuesta durante la entrevista?, bueno he ahí el tan importante dilema que ahora tengo.
