—Vámonod ya— musitó Nayeon. Estaba sintiéndose extraña e incómoda, pues ya quería irse a su casa ¿por qué seguían ahí si Momo ya había sido rescatada? Pues, según el padre de Nayeon, siempre es bueno hacer nuevos amigos, pues en este mundo en cualquier momento necesitamos del otro.
Después de una larga explicación de lo ocurrido a su madre, Nayeon se fue a su nuevo cuarto, las cosas aún no estaban listas pero su cama estaba hecha. Esa niña Momo definitivamente no era de su estilo y nunca lo sería. Mientras Nayeon vestía como princesa, Momo parecía una granjera con aquel overol y calcetas, sin hablar de las mejillas manchadas con tierra. Y lo peor de todo es que, en ningún momento le pidió disculpas por el globo estrellado o gracias por haberla bajado, eso era algo que realmente le frustraba.
—¡Knock knock!— se escuchó un golpecito en la ventana, casi matando a Nayeon del susto. Era Momo, realmente se le daba mucho eso de subirse a los techos—¿Qué no me vas a abrir? Hace mucho frío acá afuera.
—¡Momo! ¿Estád loca o qué? Puedes caer, niña tonta— Nayeon corrió hacia su ventana, abriéndola para que pudiera pasar la menor—¿Por qué estás aquí?
—Porque recordé que no te pedí disculpas por mojar tus lindos zapatitos— se cruzó de brazos, ofreciendo una sonrisa burlona—Y gracias por haberme ayudado, aunque en primer lugar tú me olvidaste.
Vaya, que coincidencia, justo llegó cuando estaba pensando en ella. Las mejillas de Nayeon se sonrojaron, pues recordó la promesa que le había hecho, a pesar de que fuera tonta. Sus ojos de golpe se agrandaron—¿Y tú cómo sabes dónde vivo?—apuntó su cara con su dedo.
—Sólo son dos cuadras, pude ver cuando el camión llegó— Momo le sonrió.
Aquella noche no sería la primera en la que Momo se escapaba por la ventana para ir al cuarto de Nayeon, claro, ella odiaba demasiado sus inesperadas visitas. Si, Momo no era de su agrado, pero eso no le era un impedimento para tener unas galletas preparadas para cuando ella llegara, como Santa Claus.
El tiempo continuó hasta que el cumpleaños número 8 de Nayeon llegó. Una fiesta con conejitos y princesas, todo lindo lindo. Bueno, no del todo— ¡Momo tú no pueded jugar!—chilló la cumpleañera.
—¿Por qué?— Dijo Momo saltando en el inflable. La abuela Minatozaki se había encargado de hacerle un disfraz de dragón a Sana y una armadura a Momo.
—Porque tú no ered una princesa— dijo con obviedad.
—Ay, que aburrida— rodó los ojos la pequeña Dahyun, sacudió su vestido y se levantó —Si Momo no juega yo tampoco.
—Ex-ex, ay, excacto, no así no es— Jisoo fruncía el ceño, intentando poder decir la palabra que quería.
—Creo que se dice "exacto"— dijo Sana, rascando su barbilla, pero un vaso de plástico se estampó en su frente.
—¡No me ayudes que si puedo!— todas esperaban a que Jisoo pudiera pronunciar la palabra, y suspiró —Exacto.
—Momo no ed una princesa, adí que no puede jugar, fin de la hidtoria —se cruzó de brazos, acomodó un poco su corona y continuó comiendo de su pastel de zanahoria. Por si se lo preguntaban, Nayeon ya no batallaba con las "s"
—Yo podría salvarte de un feroz dragón— dijo Momo bajando del inflable, mirando al pequeño BamBam devorando un pedazo de pastel—mejor que cualquier otro niño.
—¿Eh?— levantó la mirada el niño, pero al notar que no era necesitado continuó comiendo.
—¡Si,si,si!— exclamó Sana parándose a un lado de las niñas, tomó la mano de Nayeon y corrieron hacia el castillo de cartón—¡No podrás salvar a la princesa Nayeon, Momolancelot!
—Preferiría que el dragón me comiera— musitó Nayeon, cruzada de brazos.
—¡Cállate!— Sana le otorgó un golpe con su cola del disfraz. La princesa Im estaba terminando con su paciencia, algo difícil de hacer con la pequeña Sana—¡Corre Momolancelot que te voy a quemar!
Momo daba muchas vueltas y marometas mal hechas, esquivando las bolas de fuego, que realmente eran globos anaranjados, para después matar al dragón, y así salvar a la princesa.
—¡Eres increíble Momori!— le aplaudió Dahyun, saltando por encima del cadáver de Sana.
—No fue tan genial— Nayeon, cruzada de brazos, interrumpió el abrazo que la menor le daba a la heroína.
—¡Si lo fue Nayeon!— Momolancelot la empujó, haciendo que cayera en el inflable y todos continuaron jugando, incluso con el dragón ya revivido.
Nayeon estuvo enojada gran parte de su fiesta y con un puchero en la cara, pues su supuesto caballero ahora estaba con la princesa Dahyun.
Pero no le afectó, para nada.
[...]
—Oh destino. ¿Por qué eres tan malo conmigo— pensaba Nayeon cada año cuando miraba las listas de grupos y veía que nuevamente le tocaba con Momo.
Siempre era así, desde que entraron a la primaria siempre estaba donde Momo. Incluso siempre la sentaban a un lado de ella; le fastidiaba cuando Sana y ella jugaban, o el escuchar sus ronquidos cuando caía dormida en clase, pero lo que más le fastidiaba era cuando le arrojaba papelitos al cabello. Pero, ¿por qué nunca se quejó? No es como que todos los maestros se vieran interesados en emparejarlas, ¿o sí?
—No se ven mal, unnie, no te preocupes— le sonrió Jihyo, su nueva amiga. Habían comenzado la secundaria, y por azares del estúpido destino le pusieron frenos, lo bueno es que no los usaría de por vida; y nadie la había visto con aquel aparato que usaba en las noches que cubría toda su cabeza, hasta parecía un aparato de tortura de la Inquisición. Nadie le había visto esa cosa excepto Momo, pues a pesar de ser ya adolescentes continuaba yendo a tocar su ventana en las noches.
<< —¡Woah! ¡Parece una trampa de osos!— exclamó Momo al verla la noche después de haber ido al dentista.
—¡Cállate! Al menos yo tendré dientes perfectos— se recostó en su cama, evadiendo la mirada de Momo, con un aire de superioridad.
—¿Insinúas que mis dientes son feos?
—N-No, pero podrían estar mejor.
Momo la miró mal, y se paró acercándose al espejo de Nayeon, mirando fijamente sus dientes, mientras que ella la veía con fastidio. Sólo quería descansar >>
—No volveré a sonreír— musitó Nayeon, cerrando la puerta de su casillero, saliendo de ese recuerdo.
—Oh, pero si todos adoramos tu sonrisa de conejito— Jihyo comenzó a dar brinquitos al rededor de la mayor.
Y así empezó su primer día de escuela, convirtiéndose en todo un ciclo escolar, de ahí a muchos años de escuela, considerados inservibles al terminar. Piénsalo, ¿de qué te va a servir aprender a sacar la fórmula del carbonato de magnesio?
En fin, la escuela fue tan amena como tortuosa— como para la mayoría—para Im Nayeon, y más cuando una chica como Hirai Momo la ha acompañado sin quererlo durante gran parte de su vida, y falta más por vivir juntas.
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A dos cuadras.
FanfictionPorque el amor puede estar hasta el otro lado del mundo, o puede estar a dos cuadras... 18.02.18 #2 en Monayeon; 11.05.18 #1 en Namo; 11.01.19 #2 en Monayeon; 11.01.19 Portada hecha por Anni. Primer fic Namo que escribí, más no me atrevía a publicar...
