- ¿Cómo se llama? – se arregló el pelo, mirándome.

Tenía miedo de ella, probablemente más de lo que le tenía a Walter cuando estábamos solos y sus ojos estaban taladrando un agujero en mi cabeza. Ella era increíblemente intimidante y no podía hablar de su presencia.

- No es asunto tuyo – Walter finalmente retiró su brazo de mis hombros. – Y te agradecería si pudieras dejar de venir aquí. Estás asustando a mi novia.

Oh, genial. Ahora él me culpaba por todo. Ya tenía suficientes enemigos en clase, no tenía que agregar a otro. Pronto no podría ni salir de mi casa sin ser apuñalada con un cuchillo o recibir un disparo. Estaba bastante segura de que la mitad de las chicas del instituto ya habían planeado mi muerte.

- Um... Walter...

Intenté informarle que culparme no era la mejor idea y que realmente quería vivir feliz sin ser chantajeada pero me envió una mirada de advertencia y decidí callar. Tal vez vivir en un sótano por el resto de mi vida no era tan malo después de todo.

Walter se giró para mirar a la chica. – Jules, será mejor que te vayas a casa. Estoy muy cansado.

Su voz era más suave y se podía ver que lo decía en serio. Tal vez por eso su expresión enojada se convirtió en vacilación y luego en comprensión. Ella me miró y supe que no iba a rendirse tan fácilmente. Su boca se abrió pero luego la cerró, como si decidiera guardar sus pensamientos para ella. En lugar de eso, sonrió.

Dios, ¿por qué tenía un mal presentimiento?

- Bien. Cuídate, Walter.

Se quedó allí, esperando escuchar su despedida, pero no reaccionó en absoluto. Ella sonrió, escondiendo la decepción y giró sobre sus tacones. Pocos segundos después los dos escuchamos el ruido de la puerta que se cerraba y exhalé el aire que ni siquiera sabía que estaba conteniendo. Con solo nosotros dos en el pasillo, la atmósfera se volvió más incómoda. Me aclaré la garganta, esperando que Walter dijera algo, pero no se molestó en pronunciar una sola palabra.

- Entonces... - rompí el silencio, taladrando el suelo con los ojos, robando algunas miradas en su dirección.

Walter cerró sus ojos por unos segundos y los abrió para mirarme perezosamente.

- Espera un poco para asegurarte de que Jules no te vea y luego te vas.

- Oye, espera...

Intenté evitar que se fuera cuando decidió subir las escaleras. Cuando se volvió hacia mí, esperando escuchar lo que quería decir, de repente me di cuenta de que debería haberme callado en primer lugar. Quería preguntarle sobre Jules y saber por qué mintió sobre nuestra relación, pero no podía simplemente arrojarle preguntas al azar, ¿o sí? Era su elección y su vida, así que cruzaría la línea preguntando al respecto.

La línea entre las cosas que debería saber de Walter y las cosas que debería evitar.

Walter entornó los ojos mientras me observaba. Olvidando las consecuencias futuras, me decidí a preguntar.

- ¿Por qué le mentiste?

Empecé a lamentarlo un poco después de decirlo en voz alta. Walter estaba parado a unos pasos de mí con una expresión indescifrable en su rostro y no sabía si esa pregunta lo enojaba o simplemente estaba cansado de mí.

Cambió su peso de una pierna a otra. - ¿Por qué quieres saberlo?

Esa era una buena pregunta. ¿Por qué? No estaba muy segura. Tal vez sólo quería saber qué tan lejos podía ir Walter con sus mentiras. O tal vez estaba esperando algo más, algo que no podía nombrar ahora.

El Playboy tiene un Secreto, [SP#4]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora