Capitulo 04

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—¿Puedes ayudarme?

—Sí, ¿Qué pasa?—Me señaló una repisa dentro de su armario—¿Qué?

—No alcanzó y mi libro está ahí.

—Yo lo hago—Tomé el libro con facilidad y me miró con el ceño fruncido—¿Qué pasa?

—Eres una jirafa—Me quitó el libro de las manos—Tu sí puedes y yo no—Se recostó y abrió el libro.

—¿Estás enojada por eso?

—Quizás.

—Oh vamos. Tu eres muy alta.

—No más que tu.

—Pero lo eres.

—Yo quiero ser más que tu—Reí.

—Bien.

(...)

—¡Soy malditamente alta! ¿Estás celoso?—Levanté mi cabeza para mirarla.

—Sí, muy celoso—Reí.

—¡Jodete! Deberías estar llorando.

—Estoy llorando por dentro—Entrecerro los ojos.

—Ya creo que sí.

—Baja de ahí de una vez.

—¿Qué hora es?—Miré el reloj de mi muñeca.

—Tres de la tarde.

—¡La puta madre!—Saltó a mi espalda y se tomó de mi cuello, la tomé de los muslos para que no cayera. Sonreí—Tengo que ir con la psicóloga.

—¿Quieres que te acompañé?

—Llévame.

—Vamos—Caminé dentro del hospital hacía la oficina de psicología.

—Creo que hoy me quedaré hasta tarde.

—¿Sí? ¿Por qué?

—Porque he faltado por dos semanas—Rió—Es sólo que no he tenido nada que contarle hasta que llegaste—Sonreí.

—Me siento... ¿Alagado?—Susurré.

—¿Por qué eres tan alto?

—No conoces a mi hermano ¿Verdad? Él es como una maldita jirafa de tres metros—Reímos—No soy tan alto como crees. Esque tu eres muy pequeñita.

—No lo soy ¿o lo soy?

—¿Qué edad tienes?—Sentí que puso su mejilla contra mi cabeza.

—Dieciséis.

—Eres muy pequeña aún.

—Eh. Tu tienes dieciocho no ochenta—Reí.

—Ya lo sé pero, soy dos años mayor así que... Soy mayor de todos modos—La bajé cuando llegamos a estar frente la puerta. Besó la punta de mi nariz.

—Adiós—Entró a la oficina de prisa.

—Adiós—Murmuré.

LOWERS.

—¡Hasta que te veo por aquí Lowers!

—¡Sé que es genial verme pero no es para tanto!

—Ya. Siéntete. Debemos empezar.

—Lo sé—Me senté en la silla frente a ella.

—Así que... ¿Qué han pasado estos últimos días?

—Bueno—Empecé a jugar con su perrito de madera que era de adorno para su escritorio—Conocí a un chico.

—¿Sí? Háblame sobre él.

—Seguro ya lo conoce. Es Chandler. Viene con usted a terapia.

—Sí, sé quién es.

—Bueno, él es lindo y divertido. Y creo que a veces se desespera de mi por hablar mucho y ahora estoy intentando cambiar eso para no molestarle, sí, es lindo.

—Repetiste que es lindo dos veces.

—Lo es, mucho. No es suficiente decirlo una vez.

—Entiendo.

—Lo conozco de menos de dos días pero me agrada—Tomé la tortuga del mismo material del perro que estaba a su escritorio—Él es como... El perro—Elevó las cejas—Hermoso y agradable para todos, excepto algunos hijos de puta que le dan crítica, es delicado de alguna manera, es grande y mantiene mucho calor. Es lindo abrazarlo por las noches. Y yo soy como la tortuga. Desagradable y pequeña, mucho más débil y frágil—Reí—Cualquiera podría aplastarme y morir—La miré—¿Puede entenderlo?

—Entiendo, sí. Mencionaste que es lindo abrazarlo por las noches.

—¡Sí! Lo es.

—¿Entonces has dormido con él?

—Oh no, no. Probablemente se asustaría mucho, no, quiero evitar eso.

—¿Entonces cómo lo sabes?

—Porque era de noche y yo estaba viendo una película en su habitación. Él se quedó dormido—Eleve los hombros y regresé la vista a mis manos donde tenía los animales de madera—Lo abracé porque lo necesitaba y... Porque tengo miedo de no llegarlo a hacer en algún momento.

—¿De qué más tienes miedo?

—De alejarlo, de... No lo sé, lastimarlo quizás. Sólo... Tengo miedo de que no corresponda a mi.


HOSPITAL ×c.r×  [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora