Claro que él no.

Ten suspira de nuevo y vuelve a empezar el segundo párrafo, intentando captar el significado de lo que está leyendo. Pero, una vez más, no puede. No puede...

-¿Por qué estás tan inquieto? –Ten se sobresalta al escuchar la voz de su primo, que le habla en un volumen medidamente perfecto para hablar en la biblioteca.

-¿Inquieto? Me siento de todo menos inquieto. –No sabe por qué, pero las palabras le salen en un susurro.

-¿Estás enfermo? –Doyoung suena preocupado.

-No.

-¿Seguro?

Ten asiente con la cabeza.

No sabe si preguntarle a su primo por Yoonoh y su compañero de equipo. No sabe si estaría en lo correcto al preguntar por él.

-Bueno... supongo que entonces estás así por la fiesta de esta noche. –Es más una afirmación que una pregunta.

Y no, no estará ahí. Ugh. Ten nunca se pierde de una fiesta, pero ahora lo hará porque no está seguro de qué día llegarán sus padres a casa, y no quiere ser inoportuno y encontrarse en una fiesta justo en el momento en que su mamá y papá están subiendo por el ascensor hasta su condominio. Así que no, no estará en la fiesta organizada por su buen amigo Johnny Seo. Fiesta a la que probablemente todos irán... bueno, a lo mejor no todos... tal vez los nerds y los no populares ni siquiera se enteren de que habrá una fiesta esta noche.

Lo que le hace pensar...

-¿Tú cómo sabes de la fiesta? –No puede evitar que su voz suene sorprendida.

Doyoung luce ofendido, claro que luce ofendido.

-¿Por qué no habría de saber? Todo el mundo sabe. Será la mejor fiesta del siglo.

-Sí, ya sé. –Acepta Ten de inmediato. –Lástima que no iré.

-¡¿Qué?! –Doyoung se exalta cuando se da cuenta de que ha alzado la voz en un sitio en el que no puede hacerlo, así que se disculpa con varias reverencias mientras Ten lo mira y rueda los ojos. Su amigo prosigue. -¿Hablas en serio? ¿El grandioso Ten Leechaiyapornkul no asistirá a la fiesta de su buen amigo Johnny Seo? La gente hablará un siglo sobre esa fiesta, y si tú no vas, hablará un siglo más. Lo sabes, ¿verdad?

-¡Sí, ya lo sé! ¿Puedes dejar de recordármelo? No voy a ir no porque no quiera, sino porque mis padres vendrán a visitarme.

-Ah, sí. Es esa época del año.

-Sí, y ya sabes cómo son sus visitas.

-Lo sé.

El silencio que le sigue a la respuesta de su primo es aplastante, tenso, por lo que decide romperlo antes de que las cosas se salgan de control.

-Y bueno... -Ten se aclara la garganta. –Todavía no me has dicho cómo sabes de la fiesta.

-Por Yoonoh. –Acepta Doyoung, serio. –Él ya me invitó, pero no sé si voy a ir.

-¿Por qué? Tú que puedes, sal y diviértete con tu novio.

-Sí, ¿verdad? Eso debería hacer.

-Claro. –Lo convence.

-Aunque...

-¿Qué?

Mientras Ten deja que su primo piense si debería contestarle o no, toma un poco de agua de su botella; su garganta de pronto se siente seca.

-Si tú no vas a la fiesta, entonces Taeyong va a sentirse incómodo con nosotros.

Ten tose en la botella, escupiendo un poco el agua sobre el escritorio y ahogándose en el proceso. Mientras intenta no morir asfixiado por tomar agua, su primo se apresura a limpiar el escritorio antes de que los libros, cuadernos y laptops se mojen y se arruinen. Si los colores pudieran sentirse, Ten sabría que su cara está morada. Luego, después de terminar de limpiar el desastre que causó, Doyoung empieza a abanicarlo con una carpeta. Y Ten siente el oxígeno llegar de nuevo a su cerebro. Tomar agua puede ser así de peligroso.

-¿Estás bien?

Ten asiente con la cabeza sin pronunciar palabra.

-¿Seguro?

-Que sí.

-De acuerdo, de acuerdo... -Y una sonrisa burlona aparece en la cara de Doyoung. Y Ten sabe lo que se aproxima. –No sabía que Taeyong te gustara tanto.

-¡No me gusta!

-No te engañes.

-¡Ni siquiera un poco! –Está gritando sus susurros.

-Claro que sí. Si no tuviera razón no habrías reaccionado como lo hiciste.

-Idiota. Me ahogué por tus insinuaciones, ¿y a mí qué me va a importar si Taeyong va o no va a esa fiesta? ¿Y a mí qué si no habla con nadie? ¿Es que no tiene amigos? De todos modos, ¿por qué no están aquí, mm? ¿Yoonoh y él?

De acuerdo, la última pregunta se le salió antes de que pudiera detenerla, pero ya estaba hecha; además, Ten no es de los que se avergüenzan de decir lo que piensan.

-¿Entonces sí te fijaste que ahora no vinieron? –Su primo se ríe de él, en su cara.

Baboso.

-Claro que me fijé, imbécil. No es común que tú y Yoonoh no estén llamándose por nombres ridículos o comiéndose las caras.

Doyoung se burla de nuevo. Más baboso.

-Sí, claro que es por eso. –Dice con suficiencia, y prosigue. –De todas formas, la fiesta es la razón por la que no vinieron: Yoonoh asumió que yo me iría contigo y ambos los encontraríamos allá a ellos.

Oh.

-Pues qué lástima. No iré y Taeyong tendrá que hacer de chaperón. Me siento mal por él.

-Ajá, claro.

-Ya cállate.

-No estoy diciendo nada.

-Pues ya.

-Pues ya. –Finaliza Doyoung con una risa en su voz.

No importa cuánto insista su primo, a Ten no le gusta Taeyong y, aunque quisiera, no puede ir a la fiesta de Johnny. Y no, no es que quiera ir porque Taeyong va a estar ahí, sino porque será la mejor fiesta del siglo.

Claro que es por eso.

Maldita fiesta del siglo. Maldito Doyoung.

Maldito Taeyong.

¿Por qué vas a estar ahí?

Y, sobre todo:

¿Por qué vas a estar ahí sin mí?

Ugh.


Just A Week (taeten)Where stories live. Discover now