Capítulo 2

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Los días de partido son los más emocionantes para Ten: es levantarse en la mañana con las energías al cien y recargar la adrenalina desde que entra en la ducha; es desayunar sintiendo los nervios en la boca del estómago pero intentar relajarse de todos modos. Es despedirse de su edificio con la promesa de que no va a regresar a casa sin la sonrisa de la victoria.

Y es exactamente la manera en la que llega a la escuela esa mañana, saludando a todos y dejándoles saber que hoy, en el gimnasio del recinto, dejará el alma por el equipo, por la institución y por sí mismo porque, a fin de cuentas, el basquetbol es su vida.

Todos a su alrededor le animan a su paso y Ten choca sus puños con los compañeros del equipo, entre ellos Yoonoh, el novio de Doyoung, y Mark. Los chicos sienten la misma adrenalina que él y Ten lo nota y, a pesar de que se han preparado semanas enteras con los entrenamientos más rigurosos, el ambiente se tensa con el nerviosismo de todos. Y Ten sabe que si los demás ven que el capitán del equipo de basquetbol tiene miedo, estarán arruinados desde el principio, así que se controla y trata de animarlos; el miedo nunca lo ha detenido y no va a empezar hoy.

El partido está en su punto, las frentes cubiertas de sudor, el público animando desde las gradas y las porristas intentando concentrarse en el juego en lugar de usar el celular. Ten está a punto de lanzar: los pensamientos están hechos papilla, al igual que los músculos de brazos y piernas, pero la cabeza está fría y el corazón hirviendo, justo de la manera en que lo necesita. Resopla un par de veces y respira profundo. Lanza. Y encesta. Falta cobrada. Y van 18 puntos a la cabeza. Cuando el balón cae al piso de nuevo, es el equipo de Ten quien toma posesión de él; el estruendo del público se levanta de nuevo y todos empiezan a animar. La victoria es de ellos, suya.

Y, al final del partido, la victoria les hace sonreír a todos.

...

Ten camina en dirección a la biblioteca a paso rápido. No tuvo tiempo de meterse a las duchas, sólo pudo cambiarse y salir corriendo del gimnasio para dirigirse a continuar con el proyecto de Asistencia Social. El maldito proyecto de Asistencia Social, mejor dicho, ya que le ha hecho ponerse ropa limpia sobre el cuerpo sudoroso y Ten siente repulsión por sí mismo. Pero, en realidad, se dice a sí mismo que no pudo evitarlo; de hecho, al llegar a la esquina del pasillo en el que se encuentra la biblioteca, se encuentra con Doyoung, que está dando vueltas de un lado a otro y lo mira con reproche en cuanto nota su presencia.

-¿Por qué te tardaste tanto? –El ceño fruncido no hace más que acentuar las facciones de Doyoung, que parece un conejo diabólico.

Habían quedado de encontrarse a las 6:00, pero el partido ha acabado hace sólo 10 minutos, lo que ocasiona que Ten vaya tarde por 15 más.

-¡Estaba jugando un partido, deberías saberlo! –Le dice, indignado. –Además, ¿por qué no fuiste a apoyarme?

-Odio el basquetbol.

-¡Pero Yoonoh también juega!

-Y a él lo animé antes del partido, gracias.

-No me cuentes más.

-Descuida. –Niega con la cabeza y sonríe sospechosamente. –Y no digas que no apoyo a la escuela, ¿acaso no me ves? –Se señala a sí mismo de pies a cabeza y luego gira en su lugar.

Ten no encuentra nada diferente.

-No lo capto.

-Pues claro que no. Hace falta ser observador, pero mira: la pulsera de mi reloj es de los colores de la escuela.

Y le pone el reloj justo enfrente de los ojos, acercando el brazo. Ten lo aparta de un manotazo.

-¡Qué detallista, primo!

-Lo sé.

Después de ese breve intercambio, Ten renueva la marcha hacia la biblioteca, seguido por Doyoung y por otras personas que no distingue porque va a la cabeza, pero seguro que todos acaban de presenciar el partido y apenas tienen tiempo de hacer los deberes, igual que él.

En cuanto entra a la biblioteca, el aire fresco del lugar le hace soltar un suspiro relajado, que debería ser asqueroso porque sigue estando lleno de sudor, pero ahora que puede ventilarse un poco, lo único que puede hacer es confiar en su antitranspirante. La bibliotecaria arruga la nariz en cuanto pasa por su lado y Ten ya no está tan seguro de querer pedirle un autógrafo. Él es la estrella y capitán del equipo de basquetbol, ¿por qué le hace gestos?

Frunce el ceño dispuesto a ir a preguntarle, pero Doyoung se interpone en su camino, bloqueándole el paso.

-¿De verdad sigues creyendo que es buena idea?

-¿Qué?

-Acercarte a la bibliotecaria. ¿De verdad crees que no te odia? Pues qué mal, porque lo hace y todos en la escuela lo saben. –Dice seguro, como quien te confirma que sí, el cielo es azul cuando el día está soleado.

-¿Por qué me odia? –Ten no puede entenderlo, ¿por qué alguien lo odiaría si no lo conoce?

-Porque está amargada. De hecho, creo que odia a todo el mundo. Ahora, ven, vamos. Tenemos que terminar pronto el día de hoy.

Y Ten protesta cuando Doyoung lo toma del brazo y los dirige al mismo escritorio y los mismos asientos del día anterior. Al parecer va a tener que familiarizarse.

Ten deja caer su mochila en la mesa y empieza a sacar sus cosas: un cuaderno, la laptop, un bolígrafo azul y otro negro, un cortaúñas y una navaja de bolsillo. Ahora sí, está dispuesto a copiar lo que sea que Doyoung le diga que hay que copiar. Pero no, su primo le sorprende sacando unas gomitas y se las ofrece. Ten las acepta de inmediato, intentando satisfacer su necesidad de azúcar después del juego.

Ahora sí, se prepara para hacer lo que Doyoung le diga que haga, y está a punto de preguntarle por dónde hay que empezar, cuando un movimiento se hace presente a unos asientos de distancia de donde están sentados ellos. Ten posa sus ojos en las figuras que acaban de llegar y que están tomando asiento.

Son Yoonoh y Taeyong, y ambos regresan del gimnasio, a todas luces. Yoonoh todavía trae puesta la camiseta del equipo, probablemente ni siquiera le dio tiempo de cambiarse, y Taeyong trae puesta la cazadora de la fraternidad. Se ve increíble. Pero no, Ten no está en la biblioteca para dejarse encandilar por la apariencia del amigo del novio de su primo, así que sacude un poco la cabeza y continúa comiendo gomitas.

-¿Estás bien? –Escucha que le pregunta Doyoung.

Ten sólo asiente.

Y respira profundamente y se prepara para echar un vistazo rápido hacia su derecha. Entonces, se inclina hacia delante, quedando medio recostado sobre el escritorio, y voltea en dirección de Yoonoh y Taeyong. No sabe si Doyoung le está prestando atención pero la verdad es que no le importa en absoluto.

Taeyong lo está mirando fijamente.

Lo está mirando fijamente y Ten puede ver un bosque oscuro, lleno de luciérnagas, en las profundidades de los ojos del otro. Entonces, Ten observa cómo los ojos de Taeyong recorren su cara, posándose en las sienes llenas de sudor, el cabello despeinado, y luego dirigiéndose hacia el sur; los ojos del chico están ahora en su cuello y el corazón de Ten late justo ahí, haciendo palpitar la vena carótida, luego traga grueso porque Taeyong despega un poco los labios y pasa su lengua sobre ellos. Joder. Pero entonces, los ojos de Taeyong están de nuevo sobre los suyos y ahora es Ten quien abre la boca un poco y siente que se ahoga.

Sale del trance en cuanto Doyoung se aclara la garganta y le clava el codo en las costillas.

Joder, joder, joder.

Joder.

Y no sabe si piensa eso por el golpe o por la manera en que Taeyong parecía digerirlo por completo.




...



Nótese que no sé nada de básquet y escribí intentando no parecer más ignorante sobre el tema de lo que ya soy.

En fin.

Gracias por leer. Nos vemos por ahí.

Just A Week (taeten)Where stories live. Discover now