|23| ѕpencer reιd

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° σnє ѕhσt
: Contenido Explícito
(+18).

¡Demonios!

¿Por qué era tan así?

Desde que lo conocí supe que el no era para mi, pero, Demonios, es tan irresistible. Su rostro tímido con nariz respingada, sus delgados e irresistibles labios y esos ojos que me hacían suspirar.
Sumando su alta complexión y sus varoniles manos, esas que deseo que acaricie cada parte de mi cuerpo. Pero era demasiado tímido, no mata ni una mosca, o al menos eso decía yo.

Lo cual estaba tan equivocada.

Me estaba robando un beso, en medio de un pasillo totalmente vacío. Con cada una de sus manos a un lado de mi cabeza, sincronizando nuestros labios; bajando a una de ellas mi cintura trazando círculos imaginarios en esta. Aquel candente momento terminó por un sonido irritante.

Mi celular sonando, al que el de Spencer no tardo en acompañar.
Un nuevo caso...

(...)
Agradezco que el caso no fuera más de todo un día. Más sin embargo fue muy agitado.
Un loco me había cortado la sien y me había proporcionado varios golpes en el cuerpo que se volvían de color morado. Detuve la sangre con un simple trapo y decidí ir directo a casa, no quería ir a un maldito hospital, solo quería llegar a casa y relajarme.

     —Estás loca—Dijo Spencer cuando negué ir con un médico. Negué indiferente—Lo necesitas, podría infectarse.

     —Entonces cúrame—dije tomando su mano y dirigiéndome hacia mi auto bajo la mirada de los demás de la unidad— Y también continuamos lo de esta mañana— dije volteando a verlo, acariciando su mejilla y el cerrando los ojos a tal tacto. Subí al lado del conductor y junto con el a mi lado nos dirigimos hacia mi departamento. Después de cerrar el coche lo guié hacia mi departamento, lo tome de la mano, saludando al recepcionista pasamos al elevador. Ninguno de los dos había soltado la mano del otro, nunca en toda mi vida después de los 16 años había tenido a alguien de manita sudada, algo que me empezaba a parecerme incomodo, sin embargo cuando empece a aflojar mi agarre el ni se inmuto, después de eso sentí paz y seguridad.

Voltee mi cabeza a su dirección, el me correspondió con una sonrisa, por mi parte y después de muchos años el calor y la sangre hace efecto en mis mejillas, sonrojandolas. Las puertas del elevador se abrieron, dando paso a la puerta de mi departamento, no me habia dado cuenta de que todo el camino estuvimos callados, sin emitir ningun sonido, sin embargo eso no me molesto.

Aplicaba alcohol en la herida y dolía demasiado, me la pase quejando, me gustaba hacerlo enojar todo el tiempo. Termino de colocar el equipo médico y dar por terminado mi consulta médica casera.

—Listo—Dijo terminando de guardar los utensilios bajo mi mirada.

—¿Me dará mi paleta, doctor?—Dije con una voz infantil y seductora, haciendo que girara su vista hacia mi.

—No tengo paletas, cariño—algo dentro de mi hizo vuelco, "Cariño" esa era la palabra más dulce que había dicho dese que lo conocí, y combinado con el tono seductor de su voz; hizo un momento inolvidable—pero puedo darte otra cosa...—recargo sus dos manos a los lados de mis muslos, puesto que estaba sentada en la barra de cocina, se acercó peligrosamente a mi y me besó. Sin poder evitarlo coloque mis dos manos alrededor de su cuello, jalando los cabellos que cubrían su nuca, se separó de mi; suspiré. Metió su cabeza en el hueco de mi cuello, aspirando mi aroma. Mi corazón latía al mil por hora. Se quedó ahí un pequeño rato, paso su brazos por mi cintura abrazándome. La escena se me hizo de lo más romántico y cursi, no pasábamos a la face de la cual tan acostumbrada estaba, por qué así era esto, conocía a hombres y tenía sexo con ellos, el amor y esas cosas se me hacían de lo más ridiculo, pero ahora ahí estábamos, cerré mis ojos, cada vez me apretaba más a su cuerpo abriéndose paso en mis piernas haciéndome abrirlas más.

—Creo que me gustas, Spencer—dije sonrojándome más. Sentí la sonrisa de él en mi cuello y mi corazón latía más.

—A mi me gustas desde siempre, ____—retomo el beso, metiendo sus manos por dentro de mi blusa, mi piel se erizo ante el tacto, suspire. Cruce mis piernas en su cintura dejándolo sin escapatoria, bajo sus manos a mi trasero cargándome y llevándome  hacia el amplio sofá, se sentó dejándome encima de él con ambas piernas a los costados de su cadera, me separé para quitarme la blusa dejando a la vista mi sostén negro con encaje—Eres muy linda—mirándome con deseo y cariño, mi estómago dio un vuelco a la tonalidad de su voz al decirme esas palabras, tomé su mano y la dirigí a mi pecho donde estos quedaban a la medida de su mano, el suspiro—de verdad eres muy hermosa—lleno de besos la piel que el sostén no cubría, sonreí y suspire cada vez que sus labios tocaban mi piel.

Terminamos de despojar las prendas del contrario, Spencer acarició cada parte de mi cuerpo diciendo cosas lindas haciéndome sonrojar, algo a lo que me hacía sentir muy cómoda, sonreí todas las cosas por las que pasamos desde que nos conocimos vinieron a mi mente, esas miras discretas que nos dábamos, los cumplidos que él me decía y me extrañaban, sin olvidar los toqueteos inocentes que hacía desesperada por su tacto, ahora disfrutaba todo esto e imagine algo romántico y sensual entre el genio y yo.

—¿Estas lista?—su ronca voz sonó en mi cabeza volviéndome a la realidad, mire hacia abajo, su gran erección estaba en mi entrada, asentí, y el me penetro, posicionó su peso en el brazo de sofá y la otra mano en mi cintura haciendo más fácil sus estocadas. Lo tome del cuello juntando nuestros labios para después pasar a su cuello y hombros, él aumentaba su vaivén, gemí alto y su nombre. Cada vez me excitaba más, no estaba acostumbrada a lo lindo y suave, pero el toque que el me proporcionaba era único. Un cosquilleo en mi vientre se hizo presente, anunciando mi orgasmo cerca. Spencer gruñía y jadeaba más alto.

—S-Spencer... ah... yo—tomo mi pecho en su mano succionando mi pezon—E-estoy cerca...—gemí alto, con satisfacción.

—Tranquila... Y-Yo igual—gruñó más fuerte deleitándome de los sonidos que él producía. Sus rápidos movimientos me llevaron al deseado orgasmo donde minutos después Spencer me acompañó gimiendo mi nombre.

Spencer estiró su mano hacia una manta que tenía en el sofá, está que usaba para ver películas y la extendió en nuestros cuerpos desnudos, acurrucándome en su pecho sonreí—Te quiero mucho, ___—me miró directamente a mis ojos, acariciando mi mejilla.

—También te quiero, Spencer—y lo bese.

‧₊˚  ꒰🍸꒱ 𝕸𝖊𝖓𝖙𝖊𝖘 𝕮𝖗𝖎𝖒𝖎𝖓𝖆𝖑𝖊𝖘 Where stories live. Discover now