II. Café

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Después de tanto tiempo juntos, Donghae había aprendido muchas cosas sobre Hyukjae. Entre ellas estaba la aparente obsesión que el hombre había desarrollado por el cappuccino con hielo y nuez moscada desde que lo probó por primera vez, años atrás, en una cafetería cerca de la casa del menor.

Siempre que iba a su casa tenía los ingredientes necesarios para preparar ese café, y no importaba si era verano o invierno, todas las tardes el fotógrafo se servía un gran vaso de café, que tenía destinado para esa acción, y las degustaba sentado en el sillón mientras veía la televisión.

Y si trataba de probar un poco del café, aunque fuera sólo dando un sorbo, se toparía con la furia de Hyukjae y su maldita obsesión con esa bebida. Donghae estaba seguro que si le dieran a elegir al pelinegro entre él –su pareja desde hacía más de seis años–, y el cappuccino para toda su vida, escogería la segunda opción.

Si había algo con lo que Donghae no podía competir era esa bebida fría, pero él estaba bien con eso siempre y cuando el fotógrafo le siguiese sonriendo por las mañanas, mandándolo a la mierda cuando lo obligaba a madrugar o durmiéndose a su lado cada vez que veían una película.

Mientras se siguieran queriendo.


Historias corrientes [EunHae]Where stories live. Discover now