Capítulo 6

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Pese a que quiso desviar su mirada, tuvo que enfrentarle sin tratar de levantar sospechas sobre su "huida".

-No es asunto tuyo –fue lo único que se le ocurrió.

-¿No lo es? –inquirió Jareth cruzando los brazos.

En su mente, Sarah comenzaba a pensar en la mentira "perfecta", pero nada se le ocurrió.

-Solo me perdí –reveló sin perder firmeza. Jareth tomó esto como un punto de inicio para una "amena y pacífica" conversación.

-¿Y hacia dónde vas, querida?

"Lejos de este lugar" pensó Sarah con ironía. Pero no contestó.

-¿Me vería descortés si me ofrezco a escoltarla de vuelta al castillo, my lady? –dijo Jareth con una sonrisa, ofreciendo su brazo derecho el cual fue recibido por la chica.

"¿Y a este qué le pasa?" se dijo ella a sí misma mientras recibía dudosa el brazo de su acompañante. El gancho para la ropa que Hoogle le había dado en el pantano para taparse la nariz se le resbaló de su otra mano. Logró recogerlo rápidamente, pero no evitó que Jareth no advirtiera esto.

Solo había una razón por la que ella traería un broche para colgar ropa dentro de un extenso y largo laberinto, y Jareth lo dedujo fácilmente.

-¿No estarás pensando en convertirte en Princesa de la Tierra del Hedor Eterno, o sí? –se burló el monarca. Sarah evitó verle para responder. ¡Maldición! Ahora lo sabía. Y  de ser así,  ¿Por qué no estaba enojado?

-No –respondió Sarah-, solo visitaba a nuestro... soberano vecino.

"¿Es lo mejor que se te ocurrió?" pensó. Jareth rio ante su ingenio.

A Sarah le pareció demasiado extraño que él estuviera tan tranquilo ante aquel encuentro, conociendo que él tenía un carácter fuerte y que era fácil de provocar; anoche, por uno de sus movimientos, parecía que iba a echaba fuego por los ojos; pero ahora, lo que era una huida del castillo para visitar a sus amigos sin siquiera el permiso de Lady Meredith, y resultaba que se había perdido y no encontraba el camino de regreso, Jareth perecía estar bastante sereno y confiado ante la situación. "¿Estará bien de la cabeza?"

Ambos caminaban mientras el monarca parecía ser el guía que conocía todo el terreno a la perfección, y debía de, pues era su Laberinto y, por ende, era una parte de él. La chica se incomodó al ver a su acompañante tan silencioso y ladino ante aquello.

-No entiendo –soltó al mismo tiempo que detuvo su andar y el agarre de Jareth-, ¿Cómo es que no estás enojado?

Jareth rio malvado pero breve por lo bajo, su acompañante se estremeció y tomó entre su puño una parte de vestido.

-Yo estoy enojado –pensó en sus palabras para no equivocarse otra vez-; Estoy furioso, estoy colérico, estoy sorprendido y estoy confundido, tanto contigo, como conmigo mismo.

-¿Y ni siquiera te preguntas por qué me escapé del castillo? –dijo Sarah viéndole.

-¿Escapaste? –exclamó sorprendido-, dime, ¿Qué mentira le dijiste a Lady Meredith para que te dejara salir, eh?

Sarah ahora estaba más confundida que antes, ¿Por qué le celebraba su travesura? Bueno, era el Rey de los Goblins, las criaturas que son amantes de los juegos, trucos y fechorías, pero él parecía ser diferente en algunos momentos y en otros...bueno, en otros, tenía que admitir, que se comportaba como un auténtico goblin.

-Yo... Ella me dejó salir –cierto, en parte. Recordó que la fey le había dado un descanso y le había dicho que podía pasearse por el castillo a su gusto, pero nunca le dijo nada sobre salir y adentrarse en el Laberinto.

El Poder Sobre MíOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz