Cena familira y...¿Allan?

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Hoy era el día, el día en el que me afrontaría a mis mayores miedos, y sí, estáis en lo cierto; es el día donde me encuentro con la familia de mi novio. Y eso me da más miedo que quedarme sin crema de cacahuete, ok no tampoco me paso.
- ¡Sam! ¡¿Que hago?! ¡La cena es dentro de una hora y no estoy preparada!
- Tranquila mientras te piensas el outfit yo te corto esas puntas del pelo, que están fatal- me dijo con una cara maliciosa, mientras cogía las tijeras de pelo.
- ¡Ni se te ocurra, aborto de mandril!-le grite mientras me aleja a cuatro patas, ya que me había caído de la cama por el susto.
- Joo, algún día te las tendrás que cortar, y lo sabes...
- En el remoto caso de que me las corte ,será en una peluquería.
- Puff pues tú te lo pierdes
- Ok ¿que me pongo entonces?
- la verdad es que te debería decir 'se tu misma' pero mejor que no ya que es la familia de sus padres y con suerte no los veras mucho más, así que ponte arreglada con una blusa de rayas azules, unos pendientes de perla, una reloj sofisticado, unos tejanos a conjunto con un bonito cinturón marrón, unas bambas blancas y una coleta simple junto un maquillaje poco exagerado- me dijo como si nada Sam, y yo la mire perpleja por su gran manera de conjuntar.
- Tienes madera para esto Sam- la mire con los ojos brillantes- ¡Y encima tengo todo lo que has dicho!
- Ya te hago yo el peinado - me miro con cara de nomo violador
- Tú no tocar pelo, o sino yo pegar fuerte- le guiñe el ojo varias veces mientras decía - guiño, guiño, guiño, patada, patada - y como lo que acababa de decir no tenía sentido, nos pusimos a reír como focas.
Cuando al fin ya me había preparado, me dirigí al salón para mostrarles a mis padres como lucia.
- Oh cariño estas muy guapa- dijo mi madre con ternura, solo verme
- Estas muy guapa hija mía- comento mi padre con un poquito de entusiasmo
- Me alegro de que os guste- sonó un claxon varias veces eso significaba, hora de irse- me espera Daniel, adiós deseadme suerte- vi como Sam hacia un corazón con las manos y me reí.
- Hola Daniel - lo salude desde fuera, el sentimiento de culpa empezó a acelerase a cada centímetro de mi cuerpo cuando estaba más cerca de él. Se le veía tan feliz, y yo en cambio era una mala persona que le había engañado y toda la emoción que sentías e quedo resumida en cero.
- Se te ve triste cariño, ¿que te pasa?- me pregunto preocupado
- Son los nervios - dije fingiendo una sonrisa
Cuando llegue salude a una mujer y un hombre muy elegantes que eran los padres de Daniel, y a dos pareja más que eran sus tíos por parte de madre y tres parejas más que eran los tíos por parte de Padre, entre todo estaban los primos que eran una gran cantidad, y había de todas las edades. Todos parecían muy majos y agradables, hasta que me llego una noticia.
- Cariño mi hermano Allan - mi corazón paro de latir- es una maleducado y aún no ha venido pero tranquila habrá tiempo a presentártelo, vendrá en cinco minutos- intente esconder mi cara de horror porque era obvio que habían muchos Allans pero este tenía pinta de ser, El Allan.
- Ok...creo que iré al lavabo- llame a Sam pero no me lo cogía, entonces recordé que estaba en clase de  Yoga, que tampoco recuerdo para que iba ya que se desahogaba conmigo . Pero mi temor creció cuando Daniel grito:
- ¡Kendall ya ha llegado mi hermano, puedes venir!
Cuando gire el pasillo lo primero que vi fue la cara de Allan con su expresión seductiva, pero pronto cambio a una expresión de sorpresa, y la mía un poco de lo mismo pero mas disimulada.
- Hola Kendall...- dijo mientras me agarraba de la cintura ligeramente y me daba dos besos en las mejillas.

Esta cena seria larga, muy larga.

El hermano de mi novio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora