10

27.5K 2K 112
                                    

Me sobresalto y casi siento vértigo por tenerlo tan cerca, además de inhalar su delicioso aroma desconocido. Cierro los ojos y respiro varias veces, intentando controlar mis hormonas adolescentes.

No eres una adolescente, Ellie.

—¿Para qué te buscaría? —le pregunto. Arrogante cabrón.

—No lo sé. Tú dime.

Identifico un ligero olor a tabaco. Levanto la mirada y en sus ojos veo determinación, algo que puede encenderme como la combustión espontánea.

—¿Qué es lo que quieres? —pregunto, tragando saliva. Mi corazón late tan fuerte que podría asegurar que él lo puede escuchar y el aire ha abandonado mis pulmones. ¡Cuerpo traicionero!

—¿Segura que quieres saberlo? —pregunta sobre mi oído con su voz ronca y siento un estremecimiento involuntario.

—Sí. —digo con seguridad. Levanta su mano, acariciando suavemente mi mejilla. Mi seguridad se está yendo al demonio.

—Yo suelo tener todo lo que deseo, señorita Hamilton. Nunca he querido tanto algo, no hasta que te vi en la fiesta de mi hermana.

Una sonrisa amenaza con curvar mis labios, pero realmente, me siento congelada bajo su hechizo.

—Eres una mujer que me intriga y a la vez me cautiva. Tu comportamiento suele ser distante... —frunzo el ceño y sonríe—. Te he observado. —admite.

»Pero a la vez es cálido y amable. —continúa—. Debo admitir que me siento frustrado. Eres la única mujer que he conocido que no quiere irse a la cama conmigo o ir de mi brazo. Eso es fascinante.

—¿Por qué te resulta fascinante? —pregunto, frunciendo el ceño—. ¿Es que acaso te parece extraño que no me atraigas?

Espero que me crezca la nariz como a pinocho, pero no ocurre. No debe saber que pienso en él más de lo que es normal para mi salud mental.

—No. Conozco mi personalidad y estoy seguro que eso te repele, pero quiero decirte algo. —toma una de mis manos, apretándola suavemente—. Pienso en ti día y noche y quiero que salgas conmigo. —abro los ojos como platos ante su declaración.

¿Qué puede ver Christopher Bennett —El soltero más codiciado y hombre más bueno que el pan—, en mí, Ellie Hamilton, una chica que aun aprende su profesión, le gusta dormir y acurrucarse a leer o ver televisión? No parece una combinación natural.

—¿Me estás invitando a una cita? —le pregunto, incrédula.

—Sí, exactamente. —declara firmemente. ¿Una cita oficial con él? No me lo perdería por nada.

Pero, ¿cómo no verme tan desesperada por su atención? No quiero aceptar a la primera, pero tampoco quiero rechazarlo.

—Lo pensaré. —le digo, con firmeza. No quiero titubear ni un segundo.

Lanza un largo suspiro y acerca mi mano a su boca.

—¿Cuándo me dirás tu respuesta? —pregunta, luego besa el dorso de mi mano.

—No lo sé. Supongo que tendrás que tener un poco de fe.

Sonríe burlón, pero acepta.

—Bien.

¿Bien?, ¿así nomás?

—¿Me acompañaría durante esta velada? —pregunta, sin darme oportunidad de responder. Me lo pienso un poco, luego respondo:

—De acuerdo. —Sonríe.

Me siento en la novena nube, pero, demonios, mi necesidad primaria es más importante que todo lo demás.

Te Pertenezco (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora