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Lo que restó del día lo pasé recostada en la cama, pensando, —qué sorpresa— en Chris. ¿Por qué demonios, mi vida, ahora se tenía que ver reducida a ese hombre que nada aportaba a mi salud mental?

Al contrario, comenzaba a creer que quería volverme loca, y tal vez, sólo tal vez, lo estuviese consiguiendo.

Cuando por fin, consigo despegarme de la cama, lo hago para entrar la ducha y después, regresar al hospital a ver a Scott.

Intento mantener mi mente en blanco, pero me es casi imposible. Mi preocupación por Scott, sumada a mi muy absoluta obsesión con Chris Bennett provoca que me sea casi imposible dejar de pensar en uno o en otro. Recuerdo una vez que mi padre me dijo que pensaba demasiado las cosas y que a la larga me iba a traer problemas.

Creo que se refería precisamente a éstos.

Al salir de la ducha, realizo el ritual habitual de cambiarme, cepillarme el cabello, secarlo y peinarlo.

Mi celular comienza a vibrar en la mesa de noche. Me levanto y lo alcanzo creyendo que es Holly, pero no. De nuevo, es Chris.

El hombre que no me ha dejado pensar si quiera en cuando me viene la regla.

—¿Hola?

—Ellie, yo... Necesito verte. —declara. Abro los ojos sorprendida.

—¿Qué?

—Llegaré en un momento. —y cuelga.

Inhala, exhala.

Me repito ese mantra tantas veces como puedo. Espero que no desee verme en pelotas o algo así porque su plan podía irse al demonio desde éste momento.

Termino de peinarme el cabello aun nerviosa. ¿Qué es lo que quiere?

Tras unos minutos de paz, escucho que tocan la puerta.

—¿Ellie? —pregunta mi tía desde el quicio de la puerta.

—¿Qué pasa? —sé perfectamente qué ocurre, pero quiero oírla decirlo.

—Chris Bennett está abajo, ha dicho que necesita verte.

—Ya bajo yo tía, por favor, avísale. —le digo en tono despreocupado.

—De acuerdo, linda. —cierra la puerta de mi habitación y de nuevo, practico el mantra de relajación que necesito.

Espero unos breves segundos, y escucho unos pasos y a mi tía gritar. ¿Qué pasó?

Todo pasa como un borrón.

Chris abre la puerta y entra como caballo desbocado dirigiéndose a mí. Cierra la puerta tras de mí, pero ella la abre de todos modos.

Mi tía abre la puerta y él se detiene, sonriendo diabólicamente. Miro a mi tía y asiento con la cabeza para que nos deje solos.

¿Cómo es que me pone en éste estado nervioso al tenerlo enfrente?

—Ellie... —dice frente a mí. Se acerca a paso lento, pero decidido—. Sé que probablemente pienses que estoy loco, pero de verdad, de verdad, te necesito.

Me toma la mano y me jala hacia él. Cuando estoy pegada a su cuerpo, Dios, puedo notar qué tanto me necesita y me pongo nerviosa de sólo pensar en lo que sigue.

Me acerca a la cama y me recuesta sobre ella, para luego colocarse sobre mí. Lo hace tan rápido que ni siquiera tengo tiempo para respirar, y a pesar de eso, no hago ningún intento para alejarlo.

Estoy perdida.

—Chris, ¿qué haces? —le pregunto, con los ojos muy abiertos. Se limita a mirarme con una intensidad que, si estuviera de pie, seguro haría que se me doblaran las rodillas. Acerca su rostro al mío hasta que nuestras narices se rozan ligeramente e inspira profundamente.

Te Pertenezco (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora