-Suéltate el cabello. -Ordenó, tomándome desprevenida, de todas las órdenes que el príncipe me daba, jamás imaginé que esta fuera una.

Dudando un poco, removí la liga que ataba mi cabello castaño, dejándolo así caer por mis hombros. Por instinto pasé mis manos por este, tratando de peinarlo.

El príncipe prestó suma atención a mis acciones, todo esto era tan extraño. Se acercó más a mí, y tomándome por la cintura intercambió lugar conmigo. Sus manos causaban un extraño cosquilleo en el área que tocaba, comenzó a avanzar haciendo que yo retrocediera hasta que topé con el escritorio.

El heredero llevó sus manos a los tres primeros botones de mi blusa y los desabrochó, cuando mi cuello estuvo expuesto acercó su nariz hasta la curva que este formaba con mi hombro. Me tensé cuando sentí que dio un pequeño mordisco a mi piel.

Olvidé como respirar cuando una de sus rodillas separó mis piernas y su mano derecha acarició la piel desnuda de mis muslos. Coloqué mis manos en su pecho queriendo separarlo, pero era como si no tuviese fuerzas para hacerlo.

-¿Alguna vez te han tocado, Thea? -Preguntó subiendo sus labios hasta el lóbulo de mi oreja. -Contesta.

Me las arreglé para negar, y es que su mano comenzaba a hacer presión en mi piel.

-Me alegra saberlo, porque de ahora en adelante yo seré el primero y el único que lo haga. -Sentenció.

Sus manos dejaron mi piel para colocarlas en el elástico de mi short, y entonces lo bajó. Estaba abrumada.

-Voy a tocarte Thea, y te va a gustar.

Sus dedos comenzaron a tocar mi parte privada sobre la tela de mi ropa interior, con su otra mano me incitó a que me sentara sobre el escritorio quedando él entre mis piernas.

Dejó de tocarme solo para desabrochar el resto de los botones de mi blusa, dejándome así únicamente en bragas y sostén. Remojó sus labios observándome antes de posarlos en mi clavícula donde comenzó a succionar piel. Su mano regresó a mis bragas, pero esta vez las hizo a un lado, acariciando directamente la zona, me retorcí ante la sensación.

Mi corazón cayó cuando sentí como introducía lentamente uno de sus dedos, santa tortura, mis manos se aferraron a sus hombros, era una sensación incómoda, invasora, quería que se alejara, pero también quería que hiciera lo que sea que estaba haciendo.

Empezó a moverlo con lentitud, torturándome, mis piernas se enredaron con fuerza a sus caderas, quería más, y él pareció entenderlo. Introdujo un segundo dedo, era aún más incómodo, esta vez no los movió lento, no esperó a que mi cuerpo se acostumbrara a la situación, los comenzó a mover más rápido, tosco, lastimándome un poco en el proceso, nuestras respiraciones se comenzaron a hacer más pesadas, y mi espalda se arqueaba hacia él.

-Vamos Thea, quiero que obtengas un orgasmo y que llames el nombre de tu príncipe.

Sus palabras fueron como un dulce veneno, mi cuerpo se comenzaba a sentir extraño, mis labios se abrieron produciendo gemidos, no sentía vergüenza alguna.

-Príncipe... Shawn...

Casi pude asegurar que sonrió, y entonces, sin previo aviso se detuvo. Lo miré con los labios entreabiertos. Con rapidez bajó su short junto a sus bóxers, pánico se plasmó en mi cuando vi el tamaño de su erección, pensé que me tomaría ahí mismo, pero no lo hizo.

Tomó una de mis manos y la dirigió hacia su miembro, mi corazón latía desaforadamente, enrollé mis dedos alrededor de este, no tenía la menor idea de que hacer. El príncipe Shawn guió mi mano, moviéndola de adelante hacia atrás, mostrándome como debía hacerlo.

Y lo hice ganando de él pequeños gemidos y gruñidos, echó su cabeza hacia atrás, lo sentí temblar ante mi tacto para después retomar lo que estaba haciendo, volvió a sumergir sus dedos.

-Más rápido. -Ordenó con la voz ronca y obedecí, a la vez que el príncipe comenzó a acelerar sus movimientos.

Sentí tocar la gloria para después ser arrojada al mismísimo infierno.

-Feliz Whit Sunday, Thea. -Gruñó contra mi oído haciéndome llegar al borde.

Mi estómago se contrajo, quise gritar y maldecir en ese momento, tuve mi primer orgasmo, dejándome venir sobre sus dedos. Aún extasiada continúe mis movimientos sobre el príncipe, y unos instantes después lo escuché gemir y tensarse, alcanzó su orgasmo llenando mis muslos con su sustancia.

Recargó su cabeza sobre mi cuello recuperando su respiración.

Mi primer orgasmo me lo había dado el futuro rey de Dinamarca sobre un escritorio.

Yo le había dado un orgasmo al príncipe.

¿Que carajos estaba mal conmigo?


Hola, hola. Nos vemos en el infierno. Muchas gracias por leer, votar y comentar. Los amo.⚡️

K I N G  #1 Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin