Para su mala experiencia, esto solo pasaba con dioses del Olimpo.

Casi convencido de dejarse comprobar los rumores estiró el cuello hacia atrás. Y antes de que se diera cuenta los labios del dios se encontraban besando su cuello, cada beso le hacía estremecerse dejando un camino de calor, lambió su manzana de Adán hasta que, horrorizado, se separó limpiando la saliva ajena con fervor.

— Aléjate de mí. — Imploró empujándole un poco.

— ¿Sabes por qué no dejo de acortejarte? — Taehyung permaneció en su lugar, su voz era un poco más gruesa de lo habitual, la mirada de Hoseok permaneció en los labios del dios y negó abstraído. — Puedo sentir algo extraño, aquí. — Atrajo su mirada a donde debía estar el corazón.

— Tal vez sea arritmia, no te preocupes, un médico profesional puede tratarlo. — El castaño contrajo su rostro entre enojado y confundido.

— Creo que me estoy enamorando de ti, Hoseok. — Declaro el inmortal sin filtro.

— Ya me lo han dicho antes, intenta más duro. — Y era verdad, todos los dioses te atraían con su belleza, chantajes o bienes materiales. Con el objetivo de llevarte a la habitación lo más pronto posible.

— Yo nunca me he enamorado. Nunca he sentido esas mariposas en el estómago. Pero, cuándo te vi, pude sentir una atracción inmediata hacia ti. — Taehyung estaba intentando convencer a aquel chico de que realmente había logrado adormecer su sentido lógico.

— Los dioses no pueden entender el amor, porque no son humanos—. Hoseok hacia lo que podía para protegerse a sí mismo, no quería terminar recogiendo pedazos de su corazón. Otra vez.

— No, yo lo puedo sentir ahora mismo, contigo . — Dudo si realmente debía confiar en él. Su madre era conocida como la reina de la infidelidad, casi una "zorra" en el Olimpo, y no podía tener la garantía de que su hijo fuera diferente a ella.

— Él dijo lo mismo. — Confesó. Lo enamoró con palabras dulces, toque suaves y fingiendo interés.

— ¿Quién es él? — Se mentiría a sí mismo si dijera que no sintió un pinchazo de celos.

— Tánatos. — Mordió su labio inferior reteniendo las lágrimas.

— Oh pequeño, él es un dios del inframundo, ellos ni siquiera sienten amor por sí mismos—. Tánatos era lo que los mortales llamaban mejor amigo. El padre del psicoanálisis les había bautizado como "la pulsión de muerte" para su camarada y "pulsión de la vida" para él.

Estas se dirigen a conservar y a unir, considerándose opuestas, pero complementarias, a las de la muerte. Según Freud, toda decisión de cualquier individuo se basa en una combinación de las dos pulsiones: los humanos no cometen actos de amor puro, si bien tampoco de odio puro, y que al contrario de todos sus actos poseen una parte de ambos.

Pensando en lo que significaba desear algo serio con Hoseok intentaba rechazar la idea y fingir que nada paso. No sabía cómo Tánatos se sentía respecto a una relación con una ex pareja, sin embargo él había lastimado a su pequeño pelirrojo.

<<Si tenía el amor de Hoseok, podría mover cielo y tierra.>>

— ¿Y tú te amas a ti mismo?

— Podría ser una especie de Narciso. — Bromeo intentando relajar el ambiente. — ¿No lo crees? — Balanceo su cabeza para despejar unos cuantos cabellos de su frente en un gesto vanidoso. — Aunque más bien, tú serías Narciso y yo la ninfa Eco. — Al mirar el ceño fruncido, relato la historia.

"La ninfa Eco, quién había disgustado a Hera y por ello ésta la había condenado a repetir las últimas palabras de aquello que se le dijera. Por tanto, era incapaz de hablarle a Narciso por su amor, pero un día, cuando él estaba caminando por el bosque, acabó apartándose de sus compañeros. Cuando él preguntó « ¿Hay alguien aquí?», Eco respondió: «Aquí, aquí». Incapaz de verla oculta entre los árboles, Narciso le gritó: « ¡Ven!». Después de responder Eco salió de entre los árboles con los brazos abiertos. Narciso cruelmente se negó a aceptar su amor, por lo que la ninfa, desolada, se ocultó en una cueva y allí se consumió hasta que sólo quedó su voz".

El pelirrojo se removió incómodo. Estaba rechazando el amor de Taehyung por razones claras, no era que no quisiera arrojarse a los brazos de ese dios y venerarlo día a día, su dignidad humana valía más. Y sabía que estaba cayendo a causa de que no se daba por vencido. A los dioses les encantaban las almas valientes y tercas, muy pocos preferían esas caricias que se compraban por cinco dólares o incluso, las que ni siquiera se compraban.

— Dime, Hoseok ¿valgo la pena para ti? — Con temor de que el dios volviera a usar la cercanía para intimidarlo y sacarle el "sí" que se estaba negando a dar, retrocedió un poco.

— No lo sé. — Respondió asustado.

— Prometo que te gustará. — Alentó Taehyung.

— ¡Todo lo que quieres es llevarme a un lugar privado ¿no?! — Exclamó subiendo aún más esas barreras que se estaban destruyendo de poco a poco.

— Prometo que te gustará entrelazar nuestros dedos, despertar a mi lado cada mañana que me sea posible, besar mis labios, que acaricie cada parte de tu hermoso ser, pasar el tiempo juntos, incluso si es en silencio. Solo necesito una oportunidad para demostrártelo. — Taehyung se encontraba rogando por aquel ordinario mortal, ese que le había robado el aliento y que lo estaba haciendo suplicar por formar parte de su vida. Él quería hacerlo feliz, ver esos hoyuelos cada día y escuchar la estruendosa risa que los acompañaba.

— Supongo que para ti las relaciones son muy importantes. — Susurro sonrojado.

— ¿Relaciones sexuales?—. Pensando acerca de su respuesta se dio cuenta que el sexo no le parecía muy extraordinario, tal vez porque nunca lo había intentado con alguien que realmente amará, pero eso tenía otro nombre. — Humm, la intimidad es importante para toda relación amorosa, al igual que la atracción y el compromiso ¿no? — Aclaro su garganta y continuo dudoso. — Si no puedes darme la intimidad, no tengo problema. No soy el típico dios griego de la atracción sexual. — Encogiéndose de hombros miraba a un Hoseok pensativo.

— ¿Prometes despertar conmigo en la mañana?

— Cada mañana de tu vida.

Eρως  [Eros].Where stories live. Discover now