ένα

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Capítulo 1.
­Taehyung se encontraba acomodado en una posición extraña e incómoda para los ojos de los demás, pero no era nada del otro mundo ver al muchacho intentando cosas nuevas, sobre todo si se podrían considerar exóticas.

— ¿Aburrido mi amor? — Pregunto una voz suave acercándose para acariciar su suave cabello castaño, éste asintió con un puchero. — Podrías bajar a la tierra mortal ¿no es cierto? Podrías encontrar un lindo compañero. — Su madre le pellizco cariñosamente la nariz.

-— Los mortales son aburridos, siempre concentrados en ganar esos rectángulos de papel. — Suspiro el menor enterrando su rostro en la extraña silla suspendida en algún punto del lugar.

— No quieres casarte con uno de tus hermanos ¿verdad? — La mujer elevó su voz cambiando drásticamente el tema, sonando un poco amenazante a los oídos de su descendiente.

— ¡Soy muy joven para casarme! —Grito en un intento de defenderse. Cuando Taehyung encontrará alguien con quien asentar cabeza sería el fin del Olimpo.

Su madre, suspiro rendida, su hijo era implacable, rehusado a siquiera salir de casa para mirar algunos dioses.

— Pero, ¿no son atractivos?— Su madre, la diosa de la belleza, atreviéndose a decir tal cosa.

— Nadie es tan hermosa como tú, madre. — La mujer sonrió satisfecha ante el cumplido. Extendió una mano hacia la neblina apartándola para ver un trozo pequeño de niebla que simulaba el piso por el que caminaban diariamente. Pensaba que era una manera de insultar a los mundanos, ya que, tan solo despertar ya lo estabas pisoteando inconscientemente.

— Mira hijo. — Llamó la atención del castaño haciendo que mirara hacia su dirección. — Allá abajo hay un mundo nuevo, uno lleno de oportunidades, no pierdes nada intentando. — Animó la rubia acariciando el torso de su mano con un largo dedo blanquecino.

— ¿Y qué se supone que haga ahí? — Pregunto rendido.

— Diviértete, pero sobre todo... enamórate. — Afrodita abandono la habitación, probablemente para cepillarse el largo cabello quebrado. Taehyung asomo su cabeza para admirar el mundo. Ese mundo donde todos viven empeñados en pensar sobre sí mismos, y claro, en el Olimpo unos cuantos se salvaban, pero, como dios del amor, fue criado para ver por los demás y para los demás, aunque, exclusivamente entre hombre y hombre, su madre se encargaba de Adán y Eva, sus hermanos, Anteros, la personificación del amor correspondido e Hímero, la del deseo sexual, se encargarían más tarde de lo que Afrodita y él lograban crear. Taehyung siempre había amado el trabajo de su hermano Anteros, sencillamente era hermoso ver como dos personas congeniaban de manera perfecta haciéndole incluso desear eso. Las miradas de amor, los abrazos, el contacto, los besos, incluso el sexo.

Claro que el dios ya se había divertido con uno de sus hermanos anteriormente, pero nada del otro mundo, la mayoría de sus hermanas ya estaban casadas ¿y cómo no lo estarían? Eran las hermosas de este plano inmortal y su madre tampoco se las vivía muy sola que digamos.

Él era una especie de oveja negra, siendo dios del amor, nunca había logrado entenderse con alguien a su alcance. Y tal vez su madre tenía razón, tal vez sus otros dos piernas y brazos no se encontraban aquí.*

Lavo su bronceada piel con ayuda de un aguamanil, éste había sido regalo de su madre, decorado con una rosa roja atravesada por una daga en símbolo de sacrificio, poder y fuerza, un poco amarillento debido al tiempo que le había sido fiel.

Se vistió con sus mejores ropas urbanas dirigiéndose al portal del mundo material, lo llamaba así por pura diversión, aunque había algo realista detrás de ese apodo.
Lo atravesó sin miramientos apareciendo en una típica avenida de ciudad. Cruzo con el rebaño de personas observando de vez en cuando a las personas atractivas a su parecer, pero ninguno parecía llamarle de verdad. Los edificios se alzaban varios metros sobre su cabeza con una que otra luz encendida, el cemento adornado con las clásicas rayas blancas, mejor conocidas como "paso de cebra", chicles pegados y zapatos de desconocidos ansiosos por llegar del otro lado. Cruzo los brazos indeciso, ¿qué debía hacer? El amor no llegaría a tocarle el hombro ¿cierto?

Y esperaba que no todo se quedara en un cuarto de hotel -si llegaba a ese punto-. El realmente esperaba enamorarse.

Caminaba mirando los aparadores de las tiendas, hasta toparse con un estudio de danza, si bien no escuchaba la música o las instrucciones de alguien decidió entrar subiendo las escaleras hasta encontrar una puerta ligeramente abierta, por la cual se filtraba un poco de luz nocturna. Asomo su cabeza admirando a un chico avanzando con parsimonia en la duela descalzo. Se movía de manera ligera y agraciada.

— ¡Yo no bailo estas mariconadas!— Grito sentándose en el suelo pasando las manos por su rostro visiblemente harto.

— No pienso que sean mariconadas. — Taehyung se acercó levemente intentando no alertar al chico.

— ¿Qu-qué haces aquí? — Tartamudeo abrazando sus piernas sin quitarle la mirada de encima, mirándolo de arriba hacia abajo varias veces.

— Pasaba por aquí, y recordé viejos tiempos, pensé en quizás ensayar una vieja coreografía. — Mintió. El desconocido sólo asintió confundido.

— ¿Eres un viejo bailarín de esta compañía? — El dios negó divertido acercándose un poco más. El chico tenía un pelo rojizo y una piel de apariencia tersa al tacto. Se sentó a su lado mirándolo a través del espejo que cubría una de las paredes.

— Te vi bailar. — Suspiro apoyando las manos ahora mirando al techo. De ahora en adelante solo tenía cuatro minutos para causar un interés en él. — ¿No es tu estilo? — Pregunte regalándole una mirada, batiendo las pestañas de forma seductora. Un acto algo femenino, pero funcionaba.

— Eh... No, no es mi estilo. — Sonrió mostrando dos hoyuelos en la parte superior de sus labios, a los costados. Taehyung devolvió la sonrisa preguntando su nombre, edad, gustos, llenándose de la información que le era proporcionada deliberadamente. Jung Hoseok. 23 años. Visiblemente, bailarín.

— ¿Recuerdas la mitología griega? — El pelirrojo ladeo la cabeza confundido, en este punto podría darse una pequeña idea hacia donde iban sus intenciones.

— De Caos nacieron Érebo y Nix. De Nix, surgieron Hémera y Éter, después vino Gaya y... — Taehyung le interrumpió convencido de que él conocía bastante del tema.

— Sí, sí, sí, claro que conoces de ella, pequeño. Ahora ¿sabes que a veces los dioses bajan a la tierra? — Hoseok ignorando el apodo, respondió con urgencia.

— A divertirse con mortales, creando semidioses. — Afirmo nervioso. Si el chico de ahí pensaba en tener una noche de diversión no se lo permitiría con facilidad. Los rumores de dioses se estaban esparciendo más de lo normal y ahora entendía el porqué.

— Exacto. — Después de contestar se acercó peligrosamente a su boca tomándolo por la nuca, Hoseok solo tiro de su cabeza hacia atrás cayendo en la fría duela, se levantó lo más rápido posible dirigiéndose a la puerta con la clara intención de escapar cuando sintió una mano en su muñeca impidiéndoselo.

— ¡No voy a tener relaciones con ningún dios! — Intentando soltar el agarre de aquel ser inmortal comenzando a derramar lágrimas por el miedo y el recuerdo de una experiencia pasada. — No otra vez. — Se acurruco en la puerta abrazándose a sí mismo.

Si bien Taehyung podría dejarlo solo con sus lágrimas y la nostalgia, no lo haría, la culpa le invadía totalmente, el chico se encontraba afligido gracias a él. Con diligencia tomo su mano intentando apártala de su hermoso rostro.

— No haré nada que no quieras, hermoso. — Acaricio febrilmente sus sobresalientes mejillas. — Empecemos de nuevo ¿Te parece? — Sin esperar una respuesta de Hoseok, se presentó.

Hijo de Afrodita, dios de la atracción, el amor y el sexo entre hombres, en la mitología griega nombrado como Eros, en la tierra mortal, Taehyung, un joven en sus plenos veintiún años.

* Según la mitología griega, los seres humanos fueron creados originalmente con cuatro brazos, cuatro piernas y una cabeza con dos caras. Temiendo su poder, Zeus los dividió en dos seres separados, condenándolos a pasar sus vidas en busca de su otra mitad.

Eρως  [Eros].Where stories live. Discover now