Capítulo unico.

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Domingo por la mañana; un dia en el que todos duermen plácidamente en sus camas y no tienen intensiones de levantarse hasta que el reloj marque las 2pm.

Es el dia de la semana donde descansas de todo el alboroto de los dias activos y recargas energía para encarar el lunes con la mejor cara. Es casi como una tradición; pero nadie se imaginaba que el ser más flojo de la ciudad se levantaría antes de que tocarán las 8am para ir a visitar a su adorable pareja a su apartamento.

El joven castaño hizo un esfuerzo por levantarse de su calentita cama e ir a atender el llamado a su puerta.

Sin importarle las pintas que llevaba abrió la puerta, recibiendo la imagen de un pálido joven de cabellos negros, piel blanca como el azucar y ojos felinos. Parpadeó varias veces y frotó sus ojos con sus puños, creyéndo que lo que veían sus ojos era solo una alucinación, entonces sintió como unos finos labios chocaban contra los suyos y saltó en su lugar, abriendo los ojos lo más que pudo.

—¿Yoonie?

—¿Me vas a dejar pasar o quieres que deje la comida y me vaya?

—¡No! Claro que no. Pasa.—Tomó la mano del mayor y lo hizo pasar a su pequeño apartamento. Cerró la puerta y volteó hacia su pareja, quien elevó una bolsa en el aire.

—Traigo ramen.—Anunció con una sonrisa encantadora que casi hace que Jimin tropezara sin siquiera dar un paso.

—Pero...—Revisó el reloj de la sala.— Son las 8:20am.

—Lo se, traje dulces para que devores mientras esperas la hora del almuerzo... y por cierto, me encanta tu nuevo peinado.

El menor frunció el ceño confundido y se acercó al marco con espejo que colgaba en la pared y su expresión de espanto se hizo presente al ver su cabello castaño todo revuelto, con mechones apuntando a todas las direcciones y sus mejillas más abultadas de lo normal. Literalmente corrió de nuevo a su habitación para lavarse el rostro con agua helada y peinarse un poco, dejando a Yoongi con una sonrisa divertida y con el deber de guardar la comida en el refrigerador.


☁☁☁

Cuando estas en una relación, no te imaginas que tu pareja terminé tomándote de almohada en sus sientas, te apretara las mejillas como una abuela con su nieto o las golpeara con débiles cachetadas, ni que te tomé de las manos y te haga bailar al compás de un ritmo imaginario. Simplemente no esperas que tu pareja te trate como un juguete, pero estaba bien. Yoongi era el juguete de su novio, pero eso no era algo malo, porque aunque todo sea juegos entre ellos dos, cuando se trataba de amor, el recreo terminaba.

—Jimin, basta.—Yoongi se encontraba acostado sobre su espalda con Jimin a su lado, quien pellizcaba las mejillas del azabache de forma tierna repetidas veces mientras masticaba unos chocolates.

—Me gusta que hagas esa cara.—Comentó entre una linda risa. El mayor frunció el ceño.

—¿Que cara?

—¡Esa!—Apuntó el rostro de su novio dejando salir una carcajada.—Tan lindo.

—Dejame en paz.—Cubrió su rostro con su antebrazo para evitar verlo, o más bien, para que el castaño no viera el color rosa que tormaron sus mejillas.

Sintió como un peso extra subía a su pelvis y cuando quitó su brazo de sus ojos, se encontro a Jimin sentado sobre él con sus piernas a cada lado de sus caderas y una botella de chocolate líquido entre sus manos.

Sugar Bear 「Yoonmin」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora