2.- Instalaciones Reconfortantes.

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El día había comenzado de una manera común, desgraciadamente. Cada día al ir a buscar a Sonia a su cuarto, la encontraba llorando, o en pésimas condiciones, algo diferente a lo que ocurría en la isla o cuando íbamos a la academia...

La princesa, y quizá mi única amiga en mucho tiempo, sufría un punzante dolor de cabeza por lo que se quedó reposando en su cuarto. No es que le haya creído, pero cada tanto una necesita su tiempo para llorar y quizá reflexionar un poco acerca de la situación actual. O quizá lo más entretenido para hacer era dormir.

Vivir en las instalaciones de la fundación no es fácil, no es que haya mucho para hacer exactamente. Una biblioteca, 15 cuartos, de los cuales tan sólo 5 están habilitados, un gran comedor, que debido a los pocos inquilinos que somos se ve gigantesco y deprimente, unos baños extras, además de los ubicados en los cuartos y, mi favorito personal, un gran gimnasio para practicar cualquier tipo de actividad física.

Hay un cuarto más, uno que no me gusta visitar.

Luego de que la estúpida inteligencia artificial de Enoshima sea destruida y nosotros 5 despertaramos, fuimos sedados automáticamente. Volvimos a despertar en estas instalaciones dos días después según lo que los médicos que cada tanto aparecen para hacer comprobaciones nos dijeron. Una semana después de llegar aquí, el resto también lo hizo.

Era una tarde tranquila cuando instalaron esas cápsulas, esos horribles lugares fríos y nada cómodos, donde lo único que puedes sentir son esos malditos sensores pegados por todo el cuerpo.

Conectaron las 10 máquinas a unos monitores, no eran iguales a las del proyecto Neo World, eran más pequeñas y no se sentían como cámaras criogenicas.

¿Cuánto tiempo luego de eso habrá pasado cuando trajeron a nuestros 10 compañeros en coma a nuestra extraña cárcel hotel? ¿Dos horas? ¿Tres como mucho?

Si hay algo que destaque a la fundación del futuro, o lo que queda de ella, es su rapidez.

Pero volviendo al punto, esa habitación me genera nerviosismo, no sé si es el tétrico color blanco inundando el lugar, el saber que allí dentro por lo menos te vigilan entre 10 y 20 médicos o quizá el hecho de verlo a él, mi entrenador, una persona que luego de un tiempo pude llamar amigo.

Un escalofrío recorrió mi cuerpo en su totalidad mientras desayunaba. Unas horribles náuseas me atacaron y estaba sola, tenía miedo, quería llorar, gritar e incluso golpear las paredes, pero lo único que ganaría sería un tranquilizante y un mágico viaje a la enfermería, un lugar que Hinata (o Izuru) apenas había abandonado en el tiempo que llevamos aquí.

Me levanté de mi asiento y salí del solitario comedor para dirigirme a mi cuarto, pero era inevitable no pasar por ese lugar.

Cuando me quise dar cuenta, estaba parada frente a esas puertas metálicas, mi cuerpo temblaba, no lo culpo. El miedo me controlaba.

Instintivamente di un paso adelante y empujé la puerta, el lugar estaba igual: luz blanca enfermiza, olor a desinfectante concentrado y sentimientos de tristeza invadían el lugar. Comencé a caminar observando cada cápsula. Una músico, una bailarina, un cocinero y un "suertudo", cada una con el nombre de su propietario escrito en la parte baja.

Llegué a la que más me afectaba de todas. En letras pulcras y simétricas podía leerse "Nekomaru Nidai. Sujeto 5".

Me arrodille frente la cápsula, posando una mano sobre el frío plástico transparente que sellaba el objeto. Apoyé mi mejilla izquierda en el plástico y observé a la persona de dentro. Nunca cambió mucho, a decir verdad, excepto luego del accidente.

... Lo recuerdo muy bien, aún no habían muerto muchos, si es que cuatro es un número bajo. Según los médicos mi mente suprimió los recuerdos, pero cuando no puedes salir a ningún lado, tu mente tiene mucho tiempo libre. Con el paso del tiempo puse reconstruir la escena de manera parcial. Me recuerdo retando al oso, un arma grande, el disparó y luego... luego...

Una ambulancia llevándose Nidai, sí, era eso. Aún así, no se comparó con ver un cyborg destruido totalmente contra el suelo en esa extraña casa frutal. Lo siguiente que recuerdo es una manada pisando a Tanaka y... No mucho más. Gracias a Dios o quien quiera que sea la fuerza superior, si es que la hay, que el viejo de carne y hueso no se haya convertido en un máquina grasosa también.

Me pregunto cuanto tiempo habré estado ahí sin hacer nada. Cuando retomé conciencia unos médicos me expulsaban de la sala a empujones. Había una alarma naranja que iluminaba el lugar y escuchaba gritos con frases largas, aunque tan sólo con lo que me pude quedar fue "Código D sujeto 8".

-Código A es fuga, código B es un ataque de cualquier tipo, código C es mal funcionamiento del sistema y código D... -Los enfermeros me habían dejado fuera, mi respiración subía y bajaba sin parar, sentía mi presión cayendo hasta el piso, no sé cuando fue que Kuzuryu y Sonia aparecieron junto a mí.

-¿Qué diablos sucede? -Preguntó molesto el enano. Si no me encontrara tan alterada lo golpearía.

- Código D... D D D D... -Repetí, aunque no hizo falta, con decirlo una vez bastó para que ambos, princesa y yakuza, palidecieran.

-¿¡Quién de todos!? -Sonia, quién hasta el momento tomaba mi brazo para no dejarme caer, me apretó con tal fuerza digna de dejarme un hematoma.

-Sujeto... Sujeto 8... Sujeto 8, Mikan Tsumiki. Está... Está despertando...

~Lushe~

[Danganronpa: Arco Final] Friendship and DespairWhere stories live. Discover now