1.- Después de la Tormenta.

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¿Que qué ocurrió en los últimos 5 años?

Muerte. Mucha muerte. Muerte a nivel global, demasiada gente para tener una cifra exacta. Millones de personas fueron víctimas de la desesperación, sin discriminar en absoluto.

Murieron niños y ancianos, blancos y negros, personas de toda religión, clase social, orientación sexual y nacionalidad. Todos tuvieron un final fatídico.

Y claro, muchas veces no se le puede encontrar un nombre a la catástrofe, irónicamente esta vez sí, se llamaba Junko Enoshima.

Junko Enoshima destrozó la "paz" existente. Junko Enoshima dejó la mayor huella en la historia de la humanidad, una huella mucho más marcada, profunda y sangrienta que otras como la Segunda Guerra Mundial o la Conquista de América.

Una adolescente probó lo delicada que puede ser la raza humana.

La guerra parecía no terminar jamás, una academia, reconocida por ser sinónimo de esperanza, fue donde la desesperación comenzó. Se derramó sangre talentosa allí dentro, se derramó sangre en cientos de ciudades, como Towa, se derramó sangre en una realidad virtual, y por último, cuando todos creíamos que podríamos tener un descanso, se derramó sangre en una organización que pretendía terminar con tantos ríos carmesí.

Por culpa de Junko Enoshima, yo hice esparcir ese líquido rojizo que dejó una mancha imborrable en mi piel.

Durante mucho tiempo tuve una vida normal desde mi perspectiva, envidiable desde el punto de vista de algunos, y fastidiosa desde el de otros.

Vivía en Novoselic, era una princesa, hija de Reyes. Durante toda mi vida fui criada con valores que serían traicionados tiempo después de mi llegada a Japón y mi entrada a cierta Academia de reputación infame.

Recuerdo esos viejos tiempos, el día a día en Novoselic era tranquilo y alegre. Pude gozar de largas fiestas, grandes banquetes y la ovación de todo un pueblo. A pesar de ser placentero durante los primeros momentos, luego de recordar por unos minutos, todo se vuelve doloroso.

Aún así, existen épocas más dolorosas: mi tiempo estudiando con un grupo de amigos para luego ver como uno de ellos era torturado hasta la muerte en una trampa es uno, y cómo olvidar cuando usé mi puesto político, encanto y convencimiento para hacer que grandes masas de gentes se masacre con otras, todo esto en un estado de desesperación.

Aún así, hay una época peor. Una que me produce un sentimiento parecido al de una daga clavada en mi pecho, como una herida latente que quizá jamás termine de cicatrizar o quizá siquiera cerrarse un poco.

Quién diría que esa época sería en un mundo ficticio.

Al principio todo se sintió como un mundo mágico, un tanto confuso, pero mágico después de todo. En mis mejores sueños y en mis peores pesadillas aún puedo rememorar ese brillante cielo azul, la arena blanca, el clima cálido, el delicioso aroma a naranjas en el desayuno y la agradable compañía.

Pero también puedo recordar la sangre, la desconfianza, el miedo, ese horrible juzgado, la traición, y peor que todo eso, puedo recordar un peluche monocromático, uno que sabía todo lo que hacía a cada momento, que recordaba cada palabra mía y de otras quince personas. Incluso me arriesgaría a decir que sabía mis más profundos pensamientos.

En mis sueños puedo ver un brindis en una vieja y pintoresca cabaña de madera, y luego un cadáver bajo la mesa.

Puedo verme organizar una fiesta de playa, vestida en un traje de neopreno, y luego puedo ver la casa de playa llena de desesperación.

Puedo ver un concierto en un bar, rodeada de amistades, y luego a un cadáver colgando de una viga sobre el escenario.

En resumen: hay mucho que recordar en esa corta época de mi vida.

Mientras divagaba, desempolbando recuerdos de un baúl mental que desearía esté en lo más profundo de mi cerebro, la puerta de mi cuarto era golpeada levemente desde fuera.

Me levanté del duro colchón que se encontraba en mi cuarto, calcé un par de zapatos cualquiera en mis pies y abrí la puerta, del otro lado se hayaba  mi única compañera femenina, sin contar las que se encontraban en cápsulas, después de salir de aquel mundo virtual que tanto me atormentaba.

-Buenos días, Sonia. - Akane Owari, aún después de todo lo que ocurrió, siempre se tomaba el gusto de ofrecerme una sonrisa cuando hablaba con ella. - ¿Te encuentras bien? - Su sonrisa cambió a una delicada combinación entre la sorpresa y la preocupación.

-Claro que sí, ¿A qué se debe la pregunta?

La mano derecha de Akane se acercó a mi cara y deslizó un dedo de manera suave por mi rostro. -Estás llorando.

Oh... No es nada. -Musité poniendo mi mejor sonrisa, la cual pareció no funcionar, debido que al instante sentí los fuertes brazos de aquella gimnasta abrazandome y una de sus manos acariciando mi cabello dorado. Se ve que no pude resistirme más, ya que para cuando me di cuenta, mi cara estaba reposada en el hombro derecho de la morena y me hayaba sollozando, mientras las lágrimas saladas y cristalinas atravesaban mi rostro.

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Hace un tiempo que quería publicar algo así y me terminé de decidir a hacerlo. No espero que esto sea una gran historia, sino el como me gustaría que se hubiera desemvolvido las cosas, además de intentar mostrar lo que me parece un lado más humano y menos caricaturescos de los personajes de Danganronpa.

~Saludos, Lushe~.

[Danganronpa: Arco Final] Friendship and DespairWhere stories live. Discover now