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—Hace frío ¿no sería mejor hacer otra cosa?— preguntó justo después de rodar los ojos ante la propuesta de Mike de ir a beber malteadas.

Richie odiaba ese sitio de malteadas.

—¿Que tiene que ver la idea con que haga frío?— cuestionó Stan subiendo una ceja.

—Como te lo explico— Richie frunció el ceño—, hace un puto frío de mierda e ir a tomar putas malteadas frías no creo que ayude.

Richie odiaba ese sitio de malteadas por que lo hacía sentir imbécil.

Terminó la frase con una sonrisa mientras los chicos ponían los ojos en blanco. Richie sonrió convencido de que los había hecho cambiar de parecer, pero en realidad tan solo los había sacado un poco de sus casillas, como siempre.

—Vamos Richie, no seas un aguafiestas— lo regañó Beverly—, puedes pedir otra cosa.

Richie se dio cuenta de que esta vez no cambiarían de opinión, y en realidad pocas ganas eran las que tenía de volver a su casa tan temprano. No tenía más opción que aceptar.

—Es un local de malteadas...no creo que pueda pedir otra cosa...— susurro para sí mismo. Suspiró—. Pero bien, vamos.

❄️ ❄️ ❄️

Observó su cuarto nuevamente. No era como el que tenía en Minnesota, era más grande, pero no tan grande como su anterior cuarto en Derry (que ni siquiera era exageradamente amplio, era de un tamaño más que normal).

Tenía los sentimientos a flor de piel por haber vuelto. Derry era un pueblo pequeño, no era como si pudiera evitar ver a sus amigos (o los que eran sus amigos).

O mejor dicho: iba a ser imposible evitar ver a Richie, y vaya que no quería ver a Richie.

Quería salir, respirar. Reflexionar.  Pero también quería no encontrarse con nada ni nadie.

Miró la hora y calculó que los chicos probablemente estaban recién saliendo de clases. Supuso que irían a los terrenos baldíos o al cine (ya que hacía frío afuera), así que si no pasaba cerca de ninguno de esos lugares no tendría que verlos hasta el próximo mes, que era cuando él entraría a clases.

Tres semanas de soledad. Tres semanas para él sólo.

Bajó las escaleras hasta el primer piso y vio a su madre husmeando en algunas de las cajas para saber que contenían y en qué parte de la casa debería dejarlas.

—Mami...— dijo con una voz tierna.

Sí. Quince años y aún la llamaba así. Si alguien lo escuchara se reiría.

Si Richie lo escuchara seguro se reiría.

—Dime cariño— contestó su madre girándose a verlo.

Desde que se habían mudado de Derry a Minnesota y luego de Minnesota de vuelta a Derry había bajado mucho de peso, tal vez fruto de la depresión —que siempre trató de ocultar de su hijo—, casi hasta recuperar su esbelta figura de antes.

—¿Puedo salir a caminar?— preguntó metiendo ambas manos dentro del bolsillo de su sudadera.

Él y su madre habían llegado a un acuerdo. Ella le daría más libertad si él seguía tomando sus medicamentos —o placebos— y se cuidaba a él mismo como si estuviera hecho de cristal.

Eddie tenía tendencia a quebrarse como el cristal. Metafóricamente hablando.

—Ve, pero no vuelvas tan tarde— contestó algo nerviosa—. Y cuídate por favor...

freaks - reddieOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz