Capítulo 1

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"El pecado y el vacío"

-Capítulo 1-


Disclaimer: Los personajes son propiedad de sus respectivos autores. No busco una ganancia comercial al usarlos, si no satisfacer un fin meramente ocioso.


—Wow, Shai...Sus delicadas manos se enredaron sobre el respaldo de metal de la cama que supieron comprar algunos meses atrás cuando, ofuscados por la poca simpatía de sus allegados, decidieron mudarse juntos. Aquellas palmas habían nacido dotadas de virtud y con esa misma moralidad invisible se encargaron de cerrar el trato, portando un temple apático pero a la vez ansioso.

Click.

Click.

Las muñecas del joven se vieron apresadas entre sí, una sobre la otra, expectantes. Sus dedos supieron moverse levemente para no perder la vida puesto que, seguramente sin querer, el estrujamiento había ido un paso más allá de la comodidad.

Pero no pararía.

—Mmmh... — balbuceó entre dientes, mordiéndose con excitación el labio inferior. —¿Estás juguetona hoy, gatita...?

Era la primera vez que Milo veía una expresión semejante en los ojos de su novia: el hecho de no poder interpretarla le pareció en extremo sugerente, y se propuso a sí mismo derribar aquel muro a fuerza de sexo... Después de todo era su especialidad, en eso nadie podía ganarle.

Shaina trepó por el costado de la cama, manteniéndose a algo de distancia de él, observando el resultado del odio. A pesar de conocer su historial había decidido darle un voto de confianza, pensaba que ahora sería diferente, que a ella no la engañaría como hizo con el resto. Supuso, erróneamente, que el hecho de que ambos conviviesen significaba que lo tendría para siempre, que se dedicaría en exclusiva a su cuerpo puesto que jamás le había negado nada...

...Desde el primer momento le había dejado en claro que no toleraría una traición, por lo que en ese instante y a lo largo de toda aquella turbia noche, ella misma se encargaría de que pague por su error.

—Shai, mi amor, ¿por qué no dices nada?

Recostado sobre la cama y con los brazos por sobre su cabeza, las manos de Milo continuaban moviéndose de a ratitos, esposadas al respaldo de la cama. Aquella masculina camisa blanca dejaba entrever, con esa turbia sensualidad que lo caracterizaba, algunos centímetros de su trabajado pecho y abdomen; y un poco más abajo el cierre de su cremallera se alzaba peligrosamente bajo, casi como si disfrutase de acariciar la entrepierna del joven con cada respiro.

Estar restringido de esa manera era algo sumamente erótico para él, quien no solía encontrarse en el lado sumiso de la acción, más aún no podía evitar sentir que algo raro estaba sucediendo dentro de la habitación. Apenas llegó de trabajar su novia lo arrinconó contra la pared y lo arrastro hacia la pieza, empujándolo a la cama y privándolo de su libertad. Ni una sola palabra brotó de entre sus felinos labios y la comisura de aquella boca ostentaba una ligera curvatura hacia abajo... Seguramente Shaina se sentiría algo fuera de lugar con el cambio de roles y eso le provocaba algo de inseguridad.

La joven profirió un sonoro suspiro y ladeó la cabeza: la noticia había sido muy reciente, una parte de su corazón deseaba creer en él, intentando buscar alguna estúpida solución o parche para poder continuar con su vida como si no hubiese pasado nada. Milo, Milo... Milo otra vez en su cabeza. Otra vez en su cuerpo. Milo, en quién le había tomado meses confiar. Ese hombre apuesto que supo conquistarla, a pesar de lo difícil que se había mostrado ante él... Aquel al que le entregó todo supo profanar su amor junto a aquella secretaria de fríos cabellos color hielo.

El pecado y el vacíoWhere stories live. Discover now