Hace tiempo que no te escribo y en parte es culpa tuya. Me devolviste todas mis cartas, las dejaste sobre el buzón acompañado de un "sal de mi cabeza".
No tenía sentido.
Yo nunca he entrado a ese abismo de pensamientos, ni mucho menos me habría quedado a vivir en un cuerpo vacío y creo que ese fue exactamente el problema.
Yo te había perdido en tinta, lo habíamos llenado de palabras y ya no tenía sentido.
Un nosotros era demasiado grande para cuatro oídos y dos bocas porque seguían siendo insuficiente.
El insomnio siempre fue una buena escusa y echarle la culpa a un desborde de vida era lo más sencillo.
Sé que andas más perdido que nunca y que cada palabra te atraviesa el pecho.
Sé que tiemblas ante el papel porque ya no sabes que decirle.
Cobarde.
Cobarde por no enfrentarte a él porque en cuanto viste que esto era todo lo que tenías lo dejaste.
Cobarde.
Siempre abandonas lo que quieres incluso cuando no lo puedes perder.
Cobarde.
Cobarde.
¿Duelen tus palabras?
Ahora que es el papel quien quema y no la tinta, ¿el juego ha perdido su magia?
Escupir en la herida sé que duele, poeta, pero hacer como que no duele sigue siendo vivir en tu mentira.
La poesía ha empezado a temblar porque sabe que con cada noche que pasa andas más perdido.
Mago, vuelve, porque sin ti no hay nadie que chille este silencio.
Vuelve, poeta, porque no has perdido tu magia; la has matado y eso es lo que más duele.
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Poeta nocturno.
Short StoryA ti, que el insomnio llenas de belleza, a quien nadie escribe, a quien todos subestiman. Mago de palabras, tú que haces de un pestañeo poesía. Gracias por la magia, poeta.
