Crónica #7

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-¡¿Qué les estás haciendo, Askel?!

-Te advertí del peligro. No eres una cronista inexperta, la última vez dejaste cuanto atesorabas. Elegiste que fuéramos un error, unos fugitivos.

-¡¡Basta!! -mi voz retumbó en la oscuridad. Askel y yo estábamos fundidos, éramos uno y éramos dos. Estábamos conectados como una persona a un respiradero.

Ahora que Askel tenía el control, sobre lo único que resultaba decisivo. Habíamos cambiado de roles, era yo la espectadora. Estaba atrapada entre el dolor que asfixiaba cualquier pensamiento y el tiempo que me consumía.

Cuánto había vivido como cronista se sucedía de una forma arrolladora. Al igual que esas pesadillas que pasan "aceleradas", mientras te arrastran consigo. Me envolvía como burlándose de mí, solo sentía el pasado. 

-Seamos sinceros, Garmir. Yo no te traje aquí, tus decisiones fueron confinándote. Te exiliaron al mundo humano a un paso de tu fin, fuiste retrocediendo a ciegas. En este momento, soy tu red de contención: soy yo o el abismo.

-Askel... -exclamé cuando el dolor cesó lo suficiente-. Nadie fuera de mí te conoce. Te estás aprovechando de las circunstancias, estás tergiversando la situación. Si fueron mis decisiones, ¿por qué arremetes contra ellos?

No hubo respuesta.


-¡¡Nada funciona!! -gritó Arcí arrojando contra la pared un encendedor. Este se hizo pedazos por el impacto.

Esta vez Cafeína no escondió el rostro, solo observó las dos docenas de encendedores rotos que yacían en el charco de sangre. Luvny sostenía la cabeza entre sus manos, sentado al escritorio y rodeado por el contenido de tres cajas de fósforos.

¿Les había mentido? Quizás. Cada vez que acercaban una llama a mis páginas, esta se apagaba. Su entusiasmo y esperanza fue mermando con el paso de las horas, mientras que Garmir se mostraba cada vez más débil. En las últimas diez horas, ni siquiera gritaba. La escena mutó a una peor. Una donde ella abría la boca, su cuerpo se comprimía y contorsionaba, pero ni un sonido salía de su garganta.

Cafeína apoyó el rostro en las rodillas, mientras abrazaba sus piernas.

-Quiero que me escuches. Si nos conoces, sabes que lo hubiese arriesgado todo para que Garmir no llegase a este estado. En medio de la desesperación que sometió mi vida, ella fue tan sutil como una brisa en medio de una oleada de calor.

Arcí la observó levantándose como una sonámbula, hasta alcanzar a Luvny en el escritorio.

-Estás tratando de librarte de la culpa, Askel. Pero estás consciente de que Garmir cambió las botellas, ella prefirió envenenarse aunque también fuese vulnerable. Tú sabes por qué lo hizo -exclamó sin expresión alguna en su rostro.

La tinta negra fue expandiéndose por mis hojas, hasta formar la respuesta. "Prefiero que mueras, antes que Garmir sufra un segundo". Un temblor compulsivo se apoderó del cuerpo de Cafeína, hasta que perdió el equilibrio. Caía de espaldas, cuando Arcí la atajó.

-No queremos más heridos acá. No podremos soportar otra crisis -le susurró.


- ¡¡Askel!!

-Me alegra que no olvidases mi nombre, Garmir.

Escuché su voz frente a mí. El dolor me pesaba, como si alguien hubiese aprovechado mi inconsciencia para fundir pesas con mi piel. Cualquier movimiento me dejaba sin aire. Con la facilidad con que cae la noche, se agotaba mi vida.

-¿Cómo está tu sentido de supervivencia, querido?

-No lo hagas. No juegos conmigo, Garmir -estaba irritado.

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⏰ Last updated: Dec 05, 2017 ⏰

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El cuaderno de la cronista fantasmaWhere stories live. Discover now