Crónica #6

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Cafeína cerró el local. Pegó un cartelito que rezaba "cerrado hasta nuevo aviso por enfermedad". Se mantuvo alejada de la ventanas, se abstuvo de salir. Sin que nadie tocase su puerta, sin que nadie le preocupase de que muriera sola. Sola, olvidada, en un rincón como una rata: como una plaga.

Cafeína apoyó su espalda de la pared y se dejo caer. La sangre se adhirió a ella. Su rostro se tornó cadavérico, el brillo de sus ojos negros parecía traído de otro mundo. Tenía el cabello enmarañado y sucio. Sus labios tenían costras, pues se negaba a beber agua. Se sentía imantada a aquella habitación.

- Si morimos, ¿qué gracia tuvo todo? -Luvny se sentó a su lado.

- Ella grita a todas horas. Cuando calla... siento que fue porque le arrancaron la voz.

Arcí me revisó de nuevo, presa de la histeria.

- ¡¡Nada!! Esta cosa está vacía. Solo Garmir sabía cómo hacerla funcionar -golpeó mis tapas hasta que sus puños empezaron a sangrar.

- ¡¡¡¡Aaaaaaaaaaaaaah!!!! -el cuerpo de Garmir se retorció en la cama. A los otros tres se les helaron las venas. Quedaron atónitos.

Luvny se incorporó de un salto, Cafeína lo sostuvo cuando estuvo por resbalar con la sangre. Arcí me miraba horrorizado, su entendimiento no alcanzaba esos extremos. En cuanto a Cafeína, su capacidad de reacción había disminuido a los límites. En cambio, Luvny se mantenía tan alerta como podía.

Me separó de Arcí con un movimiento rápido. Lo empapé con mi sangre. Respondió apoyándome en su frente.

- No sé qué rayos seas. Garmir nunca nos habló de ti, pero te llevaba con ella como un tatuaje. Tampoco tengo acceso a lo que sea que escondas, ni sé cómo contactar a ese niño extraño -hablaba lento, con la voz desgarrada y suplicante. Estaba dialogando conmigo-. Garmir sufre, seas lo que seas, estás conectado a su vida. ¿Tienes un plan de contingencia? ¿Una llave maestra? ¿Algo?

Me alejó de sí, estupefacto.

Arcí reaccionó.

- ¿Qué pasa, Luvny?

- Nunca vuelvas a golpear el cuaderno. Eso pasa.

Cafeína se incorporó para acercarse a ambos. Arcí estaba perdiendo el control sobre sí, se estaba tornando violento. La chica se interpuso entre ambos, no podría soportar una discusión entre ellos. Daba la impresión de que el mínimo conflicto le freiría las neuronas.

- Arcí... acabo de sentir y escuchar un latido. Estos cuatro días he tenido taquicardia las 24 horas, pero ese era un ritmo acompasado y tenue.

- Tiene que ser un error, Luvny -hizo una pausa, le horrorizaba la idea-. No hay manera posible.

- Cafeína, no puedo equivocarme. El cuaderno está vivo.

Arcí tambaleó hasta sentarse a la cabecera de la cama donde estaba Garmir. Su piel estaba blanca casi transparente. Seguía inconsciente. Cafeína pregunto si yo era similar al diario de Tom Ryddle.  Estuvieron discutiéndolo un buen rato.

- Tenemos que recapitular -dijo finalmente Cafeína-. Ese niño...

- Avry -le recordó Arcí.

- Sí, ese Avry. Dijo que mientras el cuaderno sangrase, Garmir seguiría mal. Hemos sacado el cuaderno de aquí, limpiamos cada centímetro del piso. Cuando lo trajimos de nuevo, el suelo volvió a inundarse de sangre. Lo intentamos tres veces, sin que nada cambiase.

- Por otra parte, esta cantidad de sangre tiene que estar por encima de los 5 litros.

- Tienes razón, Arcí. Ya lo había pensado. Ambos, Garmir y el cuaderno tienen hemorragias que ningún ser humano podría tener. Tanta cantidad equivaldría a que varias personas muriesen desangradas.

El cuaderno de la cronista fantasmaWhere stories live. Discover now