—Yo me enamore de ella Giselle. Supéralo—tomo a su chica de la cintura— Hanna es la mujer de mi vida y la madre de mis hijos...

— ¡Es una oportunista! Ehan. Estas ciego si no lo vez.

— ¡Seria un ciego si volviera a desconfiar en ella! Hanna es buena, Giselle. Entiéndelo.

— ¡No lo quiero entender! ¿Acaso olvidas que fue por culpa de ella que tú y yo, no nos casáramos? ¿Qué te alejaras de tu hermano?

—Si tú y yo, no nos casamos fue porque me enamore de Hanna— siseo— ella y mis hijos lo son todo para mí.

Ella lo miro con molestia en su mirada y después giro a ver a Hanna. Sus ojos se acristalaron y salió corriendo hacia el baño.

Ehan y Hanna se quedaron observándola. No entendían muy bien que había pasado, pero en definitiva Giselle no estaba bien. Se seguía comportando como una ex-novia resentida. Y no había nada más peligroso que una mujer despechada.

—No creas en nada de lo que ella dijo— le recalco Ehan tomándola de las caderas— sé qué hace años tome muy malas decisiones, pero todo lo que ocurrió fue culpa mía. Jamás creas que fuiste tú la que...

Ya no pudo continuar por qué Hanna lo calló con un beso; ella se colocó en las puntas de sus pies y tomo sus mejillas para atraerlo a su boca.

—No tienes que disculparte— susurro separándose un poco, pero ninguno abrió los ojos— Los dos cometimos muchos errores, pero eso ya no importa. Este es nuestro nuevo comienzo— le dio un pequeño beso antes de soltarlo.

Regresaron a la terraza con sus manos entrelazadas demostrando un fuerte unido. Pero la escena que se encontraron los dejo un poco descolocados.

Stephen se encontraba con un gemelo en cada pierna haciéndolos saltar y reír. La felicidad se podía palpar en el ambiente y las risas de los gemelos llenaban los jardines de la mansión Hilton.

Ehan y Hanna compartieron una mirada sin saber que pensar. Sus hijos estaban jugando con su abuelo y la felicidad que sentían se notaba. Scarlett estaba junto a ellos riendo con sus nietos.

—Chicos, cuidado. Su abuelo necesita descansar—les decía Scarlett con una sonrisa.

— ¡No! Queremos seguir jugando— se quejó Dony.

Ehan observaba a Hanna y noto que tenía todo su cuerpo totalmente tenso; el sabia la forma en la que le afectaba la presencia de su padre no quería que ese día de arruinar por eso.

Rápidamente se acercó a sus hijos y se colocó a la altura de ellos—Chicos, ya es hora de que se despidan de los abuelos. Es hora de irnos.

— ¿Que?

— ¿Por qué?

— ¿No podemos quedarnos otro rato papá?

— ¿Volveremos otro día?

Los gemelos comenzaron a bombardear a Ehan con preguntas y el pobre no sabía que decir.

—Volveremos otro día, chicos. Sus abuelos están cansados y necesitan descansar — intervino Hanna colocando una mano en el hombro de Ehan— Tal vez...— suspiro— sus abuelos puedan ir a visitarlos a nuestra casa para jugar con ustedes.

Ehan giro su rostro para observarla. ¿Estaba diciendo que...

— ¿El abuelo también ira? — pregunto Matt con una sonrisa.

Stephen y Scarlett estaban esperanzados observando a Hanna, esa era una respuesta que estaba a punto de redefinir toda esa situación.

—Si cariño. Tu abuelo también ira a visitarlos.

Nuestra Segunda Oportunidad. Saga: NYC N° 3Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz