Muérdago

25 2 0
                                    

Depositó sus compras en el cajero y realizó el pago correspondiente. Cuando giró para marcharse, su mirada encontró algo curioso que atrajo su atención y se detuvo para contemplar mejor el objeto.

Un muérdago colgado cerca del aparador lucía con belleza navideña.

Anzu no pudo evitar pensar en la supuesta tradición que acompañaba al muérdago. Por un segundo imaginó que ella y un hombre sin rostro estaban debajo de dicho objeto y sus labios estaban rozándose mutuamente, a punto de darse un beso.

Enrojeció de repente. Sabía muy bien que ese hombre tenía una cara que mostrar. Conocía bien el semblante del Faraón que habitaba en el rompecabezas del milenio.

Extrañada de no haber notado la presencia del muérdago, se aproximó de nuevo al mostrador con la intención de preguntar el precio.

Sentimientos que nos UnenWhere stories live. Discover now