Equilibrio y Reflexión

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El día había terminado, para muchos fue bien aprovechado mientras que para otros había sido un encierro más en una rutina interminable. Para un erizo negro no tenía importancia, simplemente un día más de trabajo un día más de recolectar almas de ver el llanto de familias y algunas veces el simple silencio abrumador causado por la sombra de la muerte pero todo aquello valía la pena siempre y cuanto tuviera tiempo para ir a verla, había prometido ser fuerte y lo había sido después de que ella partió, su corazón se endureció y en su mirada había desaparecido aquel brillo provocado por aquella pequeña rubia. Todo él había cambiado para poder seguir con su misión, sin olvidarla a ella.

Después de un día de trabajo tomaba un poco de su tiempo y lo compartía con ella, aún cuando ya no podía verlo o escucharlo él llegaba a su tumba y charlaba como si la pequeña siguiera con vida. En ocasiones era difícil no sentir rabia por aquella maldita vida que le fue otorgada para después morir de la forma más dolorosa posible, no era justo pero no pudo hacer nada para evitarlo, y se odiaba por ello. Odiaba esta maldita existencia, odiaba el no poder estar con ella y más aún odiaba la vida.

Llego al cementerio poco antes del que la noche cayera, cuando se acercaba a la tumba de su querida María se dio cuenta de que no estaría sólo con su amiga. Contempló la luz que irradiaba la eriza Rosada y el supo lo que pasaba, empuño sus manos y la miró con molestia. Cuando la luz desapareció la dama se levantó de su lugar y se dio la vuelta lo miró con sorpresa hasta que él rompió el silencio.

-Te dije que no quería verte aquí otra vez.

- Lo se y lo lamento... Yo sólo quería ayudar

-Ayudar?- dijo acercándose a ella amenazante- porque no la ayudaste a ella!?

La dama retrocedió hasta que la lápida de piedra detuvo sus pasos. Miró asustada aquellos ojos carmín los cuales estaban llenos de odio.

-Porque la dejaste vivir así!?- deteniendose frente a dama- ella sólo quería vivir como todos los demás. Ella nunca perdió la esperanza y tu... Tu sólo le diste sufrimiento.

-Yo no puedo controlar la vida de los demas - se excusó- crees que me gusta quedarme mirando sin hacer nada mientras ellos sufren?

Soltó un gruñido y le dió la espalda.

Tu no sabes lo que yo siento cada vez que los veo morir. No tienes idea que todo lo que he vivido con ellos y yo De verdad lo lamento- sus ojos se humedecieron y su voz comenzó a quebrarse, tomó un poco de aire intentando mantener el control- lamento lo que le pasó a tu amiga y lamento todo lo que debiste sufrir con ella...

-Ya no tiene importancia- la dama se quedó en silencio mientras el erizo se alejaba de ella caminando.

Nuevamente se colocó su capucha ocultando sus púas, la oscuridad comenzó a rodearlo y poco a poco se desvanecio. Ella bajó la mirada y las lágrimas corrieron libres por sus mejillas.

- lo siendo-

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Los días pasaron, ambos erizos continuaron su labor en el mundo. El espectro de mirada fría visitaba cada día aquella tumba llena de recuerdos mientras la dama lo observaba a lo lejos llena de culpa.

Jamás había visto su existencia de esa manera.
Acaso todos ellos debían sufrir así?
Todos ellos debían morir así?. No, ella no quería seguir.

No sabía si lo que hiba a hacer estaba permitido pero tal vez era la única manera de remediarlo. Ella debía renunciar.

Una luz cegadora rodeó su cuerpo inmovilizandola.

-Que pasa?- confundida miró a su alrededor, la energía aumentó de golpe haciendo que cerrará los ojos por inercia. Cuando los abrió ya no se encontraba frente al camposanto, la oscuridad la rodeaba por completo, una luz pareció frente a ella y de esta salió una suave voz.

-No creí que nos tendríamos que ver tan pronto mi dama-

Amy abrió los ojos de par en par, conocía aquella dulce voz, por miles de años dejó de escucharla y ahora su creadora la había traído con ella.

-Mi señora por que razón me a traído aquí?-

-Tu dímelo... Tu mente ha estado inquieta y dudas sobre tu existencia- el silencio de la eriza inundó el lugar.

- Mi señora no he podido entender la razón por la que estoy aquí-

-Eres la dama de la vida que más necesitas saber?-

-Se que no debería tener dudas pero aún asi- levantó la mirada hacia la luz cálida- quisiera saber porque debo de brindar la vida a aquellos seres si sólo van a sufrir?.

Sus ojos se humedecieron mientras ella aguantaba las ganas de llorar.

-Has estado tanto tiempo viviendo con aquellos seres que has sido contagiada por lo que ellos llaman emociones, no te culpo ya que fui responsable de tu existencia y soy responsable de lo que pase en ese mundo- el silencio volvió por unos segundos pero para la dama fue una eternidad.

-Tu trabajo es dar vida pero eso no quiere decir que puedas decidir sobre ella, no puedes elegir quien sufrirá o quien no. La vida de debe vivir aún si es buena o mala, los mortales toman decisiones todo el tiempo y con ello vienen consecuencias-

La Rosada bajó la mirada, no había sido la respuesta que estaba esperando. Siempre quiso y pensó en ayudar a los demás pero desde que conoció a aquel caballero oscuro se había dado cuenta de que en vez de ayudar había perjudicado a mucho, a miles.

-Me pequeña dama- Amy la miró con los ojos llenos de lágrimas- tu no eres responsable de la manera en que ellos viven. Ya haces demasiado con darles la oportunidad ahora deja que ellos aprendan por si mismos a vivir, debes entender que tu y el caballero de la muerte con parte de este equilibrio-

-Equilibrio?- Cuestionó.

-Así es- pequeñas esferas aparecieron alrededor de la dama en cada una aparecia una imagen de Mobius, el sol, el mar, las plantas, animales y de varios lugares.

La rosada observó cada una con curiosidad.

-La luz, la oscuridad, el cielo y la tierra, el bien y el mal. Cada planeta debe tener un equilibrio así como hay vida también hay muerte, así como hay bondad en los corazones también existe la maldad y por lo tanto ninguno puede existir sin su contra parte-

-Mi señora porque los seres a quienes soy vida deben sufrir?-

-La vida es un regalo y ellos deben aprender por si mismos, nadie está exento de cometer errores lo que importa es que aprendan de ellos y sigan adelante, no es tu culpa que ellos no aprecien lo que les das-

-Y que pasa con las personas que enferman?-

-Todos ellos son vulnerables y pueden pasar muchas cosas en su mundo pero no por eso debes sentir pena, muchos son felices por el simple hecho de vivir-

La imagen de aquella niña rubia llegó a su mente, recordó aquella sonrisa que aún estando en el último momento de su vida nunca desapareció.

-Ella siempre fue feliz-

La dama suspiró aliviada y con una sonrisa miró al destello de luz.

-Agradezco el que me haya ayudado mi señora-

-No tienes nada que agradecer, ahora vuelve ellos te esperan-

Asintió, una luz rodeó su cuerpo para luego hacerla desaparecer.

La Dama De La Vida Y El Caballero De La MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora