Me gusta...¿Trent?

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Me dolía la panza después de aquella inolvidable cena. Estaba destrozada, me había dado cuenta de algo importante...Quería salir de la casa de él, pero seguía dormido y aquello sería descortez.

2 HORAS ATRÁS...

-Creo que voy a pedir una ensalada.-le dije a Trent, mientras pasaba lentamente las hojas del menú.

-Sí, es posible que yo también.

Ordenamos a una mesera bastante amargada y reímos ante su mal humor.

-¿No crees que a Hannah le molestaría que tú y yo estemos...?

-No, tranquila. Ella no tiene por qué saberlo.

Sonreí.

Era un gesto muy bonito de su parte. Se había portado muy bien conmigo en todo el día y no hacía más que provocarme confianza y felicidad.

Por un instante, aunque fuera corto, nos miramos a los ojos. Los suyos, celestes como el agua, tan transparentes que creí que podía verme reflejada en ellos, solo demostraban una cosa. Estaba contento, al igual que yo.

No dejamos de observarnos. De pronto descubrí la necesidad de poner mi mano sobre la suya, pero me abstuve de ello hasta que la comida se nos sirvió y ya no pude hacer nada.

¿Y qué si Dylan tenía razón? ¿Podía alguien empezar a gustarte tan de pronto?

Sí, Trent era guapo, pero eso no evadía al hecho de que solo éramos amigos. Nada más.

No permitiría que otra persona me dejara en la Friend-zone.

-¿En qué piensas?-me preguntó, hablando con la boca llena de comida.

-En nada...Cosas de la escuela. Así que dime, ¿te duele el ojo aún?

-No. No duele nada. No te preocupes, solo fue un pequeño golpe.

-Sí, estoy segura, por el color que tiene...

-¡Oye! Que esté violeta no significa que duela-respondió, riendo conmigo.

Estuvimos así toda la noche y, al salir del restaurante, sentí que me iba a desmayar.

Había tomado demasiado.

-Te llevaré a tu casa, ¿sí?

-No, no quiero ir a mi casa. Mi madre estará trabajando y mi padre...Mi padre no estará en casa siquiera.

-¿Y qué quieres que haga contigo?

-No lo sé. Algo divertido, supongo.

Mientras él me sostenía entre sus brazos, subimos al subte y caminamos luego unas cuadras para llegar a su casa.

Era un edificio muy alto, con más de diez pisos. Tenía un lindo jardín trasero y muchas flores de diferentes colores que creaban un ambiente primaveral muy bello.

-Que lindo es aquí.-comenté.

-Gracias.-dijo, sonriendo.

Subimos el ascensor para llegar a su hermoso hogar y me tiré en el sillón. 

-¿Quieres dormir en mi cama? Es más cómoda que el sofá. Si quieres yo duermo aquí y...

-No, tranquilo. Ya te molesté lo suficiente. Además, tus papás seguro te matarían si supieran que estoy aquí.

-No, no...Duerme en mi habitación. A mi me gusta así...Y no te preocupes por mis papás. Ellos nunca están en casa y, si lo estuvieran, no me importaría.

-Oh, lo siento...No debí.

-No, tranquila.

-Lo siento.

-No es nada.

Me fui a su cama y me quedé dormida de manera rápida, logrando conciliar el sueño con solo sentir el aroma de Trent en mis fosas nasales.

Luego de unas horas me desperté. Me dolía la panza después de aquella inolvidable cena. Estaba destrozada, me había dado cuenta de algo importante...Quería salir de la casa de él, pero seguía dormido y aquello sería descortez. No podía levantarlo.

Me gustaba...No, no me gustaba, me encantaba. Su sonrisa, su cabello...Era él quien me gustaba a mí, no Dylan. Él era mi Crush platónico. Era él, y solo él.

No podía creer que no me había dado cuenta antes...¿Qué si él se enteraba? ¿Debía decirle? ¿Qué se suponía que haría entonces?

Decidí que lo mejor sería esperar a la mañana y ver qué pasaba en el desayuno...La escuela sería dura. No pararía de pensar sobre ello en toda la jornada...Pero al menos me había dado cuenta. Habría sido peor seguir engañándome a mí misma.

Así que...Estaba enamorada de Trent.

Wow, eso era mucho...

Mi mejor amigo, o algo así, me atraía. Como en los libros. 

¿Le gustaría a él dejar a alguien en la friend-zone tanto como parecía?

Solo había una forma de saberlo...

FRIEND-zoneWhere stories live. Discover now