CHAPTER XII.

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3:30 pm

Qué estoy haciendo aquí.

Esas fueron las palabras exactas que cruzaron la mente de Florencia cuando el tercer hombre en los últimos cinco minutos caminó justo al lado suyo, bajando la mirada desde su rostro hacia su pecho, el cual se asomaba tímidamente desde su remera.

Sabía que no tenía que haberse vestido de esa manera, pero quería sentirse diferente. Quería usar algo normal, casual; algo que no la hiciera sentirse aprisionada.

Pero ahí estaba, en el medio de un lugar lleno de personas completamente distintas a las aburridas que solía frecuentar.

Esas personas tal vez se veían raros e intimidantes, pero eran honestos y directos. Todos la miraban a los ojos (y ocasionalmente a sus pechos), lo cual la hacía creer que al menos la mayoría eran leales y fieles a sí mismos.

Flor giró a la derecha sin dudarlo. Sabía, ya que había revisado el gran mapa a la entrada de la convención, que en un par de segundos la vería. Parpadeó varias veces, tratando de permanecer concentrada e intentando desesperadamente no sonrojarse. ¿Realmente estaba tratando de causar una buena impresión? Se veía genial y Jazmín probablemente estaba ocupada haciendo algo, por lo que pasar desapercibida y sorprenderla sería fácil. Bueno, fácil si no estuviera tan nerviosa por volverla a ver.

Los últimos días se la pasó trabajando y viviendo su monótona vida, y eso estaba bien, pero fue una pérdida total de tiempo ya que no había visto a Jazmín. Sabía que contar las horas que la separaban de su próxima sesión con la tatuadora era incorrecto e inapropiado en muchos niveles, pero realmente no le importaba.

No estaba lastimando a nadie. Se había dicho a sí misma que no estaba haciendo nada malo, ya que era completamente normal anhelar algo que la hacía sentir bien y viva. Aunque sabía que, tarde o temprano, tendría que detenerlo.

Pero por el momento no tenía ninguna intención de detenerse, y además estaba completamente segura de algo; esa sensación de intriga que sentía era probablemente temporal y eventualmente pasaría. No tenía ninguna duda al respecto.

Al dar la vuelta, inmediatamente divisó el stand de Tinta Roja, y en él, a la chica pelirroja que tanto tiempo ocupaba su mente últimamente.

La tatuadora estaba en plena acción, completamente presionada hacia adelante contra la espalda de una persona. No pudo evitar sentir un nudo en el estómago cuando se dio cuenta de que la persona era en realidad una chica. Jazmín parecía estar tan concentrada y relajada al mismo tiempo, limpiando la tinta sobrante de la espalda de la chica con un elegante movimiento que hizo que Flor desease que fuera ella en su lugar.

Tenía su cabello rojizo recogido en dos rodetes, probablemente para evitar que interfiriera con su trabajo. Se veía absolutamente adorable.

Flor bajó la velocidad de sus pasos porque no quería que Jazmín la viera, se habría quedado ahí mirándola trabajar durante toda la tarde, pero sus pensamientos fueron repentinamente interrumpidos por un hombre alto que apareció frente a ella.

- "Hey, debes ser nueva por acá." - Habló y Florencia inmediatamente detectó un asqueroso intento de seducción en su voz.

- "Y-yo vine a ver a una amiga." - Respondió tajante, tratando de deshacerse de una vez de él, pero no parecía percatarse del evidente rechazo.

- "Nunca te había visto por aquí. Bienvenida." - Insistió con el tono seductor.

- "Gracias." - Murmuró bajando la mirada, pero con un ojo pudo observar como el hombre lentamente levantaba su mano izquierda con claras intenciones de quererla tocar.

Tinta roja. {Flozmin}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora