Le impactaba la vulgaridad con la que se expresaba. Sea su amigo o un completo extraño. Ese chico era un irrespetuoso.
—Cuida tu lengua, Yoongi.—Advirtió su amigo.
—Yo... lamento la interrupción pero tenía algo muy importante que decirle...—Bajó su mirada algo avergonzado por estar tan nervioso. No solía estar tan inseguro, pero el ambiente no estaba ayudando.
—¡Oh, oh! ¿Será una confesión?—Exclamó emocionado el de personalidad explosiva.
Las orejas de Jeon se tornaron carmín, ¿por qué asumía que confesársele a un chico era lo que alguien simplemente pensaría?, pero no dejaría que ello le obstruyera en su camino. Debía tocar a fin de año.
—No... yo–escuché que tocas el piano, soy amigo de Taehy...—No pudo continuar porque rápidamente fue interrumpido.
—No toco el piano hace años.—Fue la única oración que emitió antes de volver a la posición en la que lo encontró y, deliberadamente, dormir. Seco, cortante y sin margen a discusión.
Jungkook miró al presunto Hoseok y este solo le dio una mirada de pena.
—Lo siento amiguito, no creo que puedas lograr que se acerque a un piano.—Volvió a colocar una mano en su hombro para apoyarlo.
Quería preguntar por qué, pero la razón debía ser grande para que alguien dejase de tocar un instrumento tan hermoso como el piano. O al menos eso quería creer.
Un día había pasado, pero para el joven Jeon sus pensamientos seguían abrumados por su misión fallida.
—¿No sabes por qué ha dejado de tocar?—Preguntó cansino a su compañero de banco de la nada.
—¿Quién?—Respondió éste aún escribiendo en su cuaderno.
—Tu primo.
—Sinceramente no lo sé, me hago una idea pero no quiero hablar sin saber. Puedes preguntarle, aunque dudo que te cuente algo tan personal. Ese chico amaba tocar el piano.
Jungkook se limitó a asentir, aunque poco satisfecho con la respuesta. No quería sonar entrometido.
Su cabeza lo único que hacía era maquinar maneras de conseguir que tocara con él. Se sentía algo egoísta.
El timbre rápidamente lo sacó de sus pensamientos.
—¿Te quedarás después de la escuela?—Preguntó Taehyung, a lo que el menor se limitó a asentir. No quedaba mucho para fin de año y debía perfeccionarse al máximo.
Recorrió por los pasillos junto a su estuche hasta llegar a la sala de música, usualmente estaba vacía, casi nadie del club de música se quedaba en ese horario.
Se quedó observando el patio por algunos momentos a través del cristal, parecía que un curso estaba jugando al béisbol. Una sonrisa se formó en su cara, amaba la primavera y todo lo que traía dicha estación.
Las hojas de los árboles brillaban en sus distintas tonalidades de verdes y rosas, sintiendo la fuerza de éstas que se mezclaban con los dorados rayos de sol, todo ello reflejándose a través de sus irises. Decidió tomarle una foto, algo que había estado haciendo como hobby por un tiempo ya, intentaba capturar la belleza de las cosas, quería trasmitir las mismas emociones con las que sus ojos observaban la imagen viviente.
Prontamente dejó de perder el tiempo y se colocó frente a las partituras que él mismo había colocado. Sacó su violín y lo acomodó respectivamente sobre su hombro. Tomando el arco con sutileza, comenzó a tocar las primeras notas de alguna canción cualquiera que se le viniese a la mente, que su alma decidiera tocar.
Mariage D'Amour fue lo que terminó tocando, si bien prefería las obras clásicas ésta melodía contemporánea de Senneville había logrado conquistarlo. Con gracia, movió su brazo, presionó las cuerdas, y cerró sus ojos dejándose embriagar por las melodiosas notas que producía su violín.
El cuarto seguidamente se llenó de vivaz música, Jungkook perdiéndose en su mundo mientras sus pies acompañaban la melodía, como si bailase con ella por toda la habitación. Las notas eran limpias, las cerdas de su arco rasgueando las cuerdas de una manera cariñosa. Estando en su mundo, algo lo descolocó en sobremanera.
Una pelota de béisbol aterrizó directamente en su nuca. Logrando que se golpease con la mentonera del violín. Tuvo suerte en abrir la ventana de antemano y que no estallara el vidrio en mil pedazos.
Se acercaría a la ventana pero probablemente hayan ignorado la pérdida de la pelota, tenían muchas más de repuesto. Y tampoco es que quisiera hacer un escándalo por ello.
Suspiró algo frustrado porque lo hayan sacado de su sintonía, pero esta vez decidió tocar una canción clásica, "Las cuatro estaciones" haciéndole honor a su estación favorita. Solo tocaría la parte correspondiente a la primavera.
Si bien esta obra de Vivaldi era muy conocida y por demás adecuada al violín, no dejaba de trasmitirle la intensidad de emociones y paisajes que aquel maestro describe en las partituras.
Su arco comenzó a moverse de manera más intensa, fuerte. Derrochando todos esos sentimientos de alegría y felicidad que traía esta estación para él. El tercer movimiento volviéndose intenso, haciendo que sus dedos y arco se movieran con agilidad.
No quería tocar la obra completa, pero se emocionó lo suficiente como para terminar dicha parte.
—Llegó la primavera y jubilosas
la saludan las aves con alegre canto.—Una voz grave a su espalda alteró todos sus sentidos, llegándolo a asustar.—en tanto que las fuentes, con los soplos de los céfiros,
discurren con dulce murmullo.—Volteó hacia la puerta reconociendo perfectamente lo que estaba recitando.—
Vienen cubriendo el aire con negro manto
los relámpagos y los truenos a anunuciarla,
electos; después, al callar éstos, los pajarillos
vuelven de nuevo a su sonoro encanto.—Los ojos del menor brillaron al ver la boca de aquel chico moviéndose al compás de las hermosas palabras que recitaba. Sus comisuras comenzando a levantarse involuntariamente.—Y después, sobre el florido, ameno prado,
al caro murmullo de frondas y plantas,
duerme el cabrero con el perro fiel a su lado.—La voz de Jungkook se unió a la contraria, una dulce armonía entre una suave voz como el silbar de un pájaro , y otra fuerte y grave, como algún rayo en plena tormenta.—Con el festivo son de la pastoril siringa
bailan Ninfa y Pastor bajo el amado techo
de la primavera en su brillante aparecer.—Terminaron de recitar ambos, el corazón de Jungkook estaba contento al saber quién era su risueño acompañante.
—Un niño de Vivaldi ¿huh?—Comentó con sorna mientras se acercaba al menor.
—¿Demasiado cliché?—Preguntó escuetamente algo nervioso frente al mayor. El peligris soltó una media risa mientras negaba con la cabeza.
Comenzó a acercarse peligrosamente como un lobo hacia Jungkook. Éste último, sentía cómo la ansiedad empezaba a carcomerlo.
Pero pudo exhalar el aire que estaba conteniendo al verlo agachar para recoger la pelota de béisbol.
—Lo siento por esto, niño.—Levantó la pelota ante sus ojos pero sus rostro no demostraban arrepentimiento alguno, más bien se mostraba inexpresivo.
—No hay cuidado...—Dijo algo incómodo el castaño.
Éste mismo siguió la mirada de los finos ojos quienes se enfocaban en el piano junto a la ventana.
Jungkook intenta, pero no puede evitar soltar la lengua.
—¿No quieres tocar?...
Instantáneamente los ojos centelleantes se dirigen hacia él como dagas atravesando el aire.
—Ya te lo he dicho niño, yo no toco.
Y con eso último, salió de la habitación parsimoniosamente, mientras su tono de voz no reflejaba nada más que un torbellino de emociones.
———
bueno, sinceramente siento que quiero volcar mis ideas pero estoy como en una constipación emocionAl y me cuesta
en multimedia está la melodía de La Cuatro Estaciones... seguramente ya la escucharon :[
díganme qué piensas también del ship y eso¿
o n e
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