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|"MIN Yoongi, Min Yoongi."
El nombre del pianista quedó grabado en su memoria mientras Jungkook se permitía ser lo más persistente en cuanto a conseguir que tocara con él.
En ese momento se encontraba frente al salón 3-2, esperando que alguno pudiera ayudarle a encontrarlo.
—Disculpa... ¿hay alguien llamado Min Yoongi aquí?—Preguntó a una chica que salía de dicha clase.
—¿Min...?—Desvió su mirada hacia la ventana del pasillo mientras pensaba.—¡Oh! Ya recuerdo, ven pasa.—La amable chica le hizo un ademán para que entrara al aula, y así lo hizo.
Comenzaron a pasar por el ruidoso salón, mientras Jungkook buscaba el perfil que se había imaginado de Yoongi, un elegante, e inteligente chico. Alto, esbelto y con tez similar a la de Taehyung.
Se sorprendió cuando la chica señaló en una esquina al final del salón, a un chico de cabellos aparentemente plateados durmiendo desvergonzadamente en su banco.
—Nadie aquí se atreve a despertarlo a no ser por Hoseok.—Confesó en un susurro.—Buena suerte.—Le sonrió y lo dejó a su merced.
Observó al susodicho y su piel se veía suave, y extremadamente pálida aún si por la ventana a su lado el sol la reflejaba.
—Yoongi-nim.—Se atrevió a dejar escapar de su boca, colocando su mano delicadamente en su hombro.
Al no obtener respuesta, picó su hombro con el dedo. Nada. Repitió la acción pero esta vez en su cabeza. Si bien se había removido un poco, seguía sin despertar. Frustrado, el ceño de Jungkook ya se había fruncido.
—¿Necesitas ayuda despertando a la bella durmiente?—Una voz animada le habló por detrás.
Al voltearse se encontró con un pelinaranja que sonreía cual sol.
—Y-yo...—Realmente se sentía intimidado, si bien era tímido, siempre intentaba dar lo mejor de sí para no retraerse ante el mundo, pero tratar con personas mayores en un ámbito desconocido no era de lo más cómodo para él.
—¡Descuida! Te ayudaré, pequeño.—Le dio unas palmadas en su hombro haciéndole sentir inútil.—Yah, Yoongi. Despierta morsa.—Lo movió descontroladamente y Jungkook vio cómo éste abría sus ojos, y temió por su vida.
Una mirada filosa se reflejaba en aquellos hinchados pero pequeños ojos–de tanto dormir– aunque las bolsas bajo sus ojos eran notables.
—¿Puedes dejarme dormir en paz?—Declaró una voz ronca y algo gruesa. El menor de repente se sintió pequeño ante la fiereza del contrario.
—Pero es que un lindo pequeño vino a verte. ¡Eso no sucede a menudo!—
—Cierra la puta boca Hoseok.—Y ahí fue cuando "Yoongi" decidió levantar su vista y clavarla en el castaño.—¿Quién mierda eres?—Un golpe por parte del pelinaranja fue lo que recibió.
