Flor soltó una risita, disfrutando la mirada de suficiencia y enamoramiento con la que Inés miraba a Jazmín. Jaz se sentó en la punta, entre Brenda que se encontraba a su derecha y Flor que estaba al otro lado. Por debajo de la mesa, mientras enredaba tallarines en su tenedor, acarició la rodilla de Flor con la otra mano y depositó su mano allí, sintiendo el contacto de su palma con la piel fría de su esposa.
-Mami, mami- le dijo Inés a Jazmín, exaltada-. ¿Mañana me llevas a nadar?
-Hace un poco de frío, chinita- le explicó Jazmín-. ¿No querés que vayamos a andar en bicicleta a la montaña? No fuimos con tu mamá.
Inés hizo un gesto por la negativa y frunció el ceño.
-No.
-Ey, ¿qué es ese capricho?- le preguntó Miranda a su sobrina desde el otro lado de la mesa.
La nena la miró avergonzada ante la reprimenda, escondiéndose un poco bajo la mesa y dejando ver sus rulitos rubios apenas sobre la línea del mantel.
-No te escondas, bebé- le dijo Flor, tratando de sacarla de abajo de la mesa-. Mamá tiene razón.
Pero Inés estaba haciendo el mismo capricho de siempre, dándose la vuelta sobre el banco y dándole la espalda al resto de la mesa.
-Chinita, mirame- le insistió Flor.
-Dejala, Flor- replicó Jazmín-. Está grande para caprichos. Así no le vamos a poder dar los chocolates que compramos en la feria. Son para las nenas que se portan bien. Se los voy a dar a Brenda.
Inés miró de reojo al resto de la mesa, y Jazmín le devolvió la mirada traviesa y abrazó fingidamente con un solo brazo a Brenda, que ahora estaba sentada junto a ella. La chica se sorprendió por el gesto.
-Brenda se lleva los chocolates.
Sorprendida por el repentino acercamiento de Jazmín a su nueva amiga, Inés se bajó rápidamente de la mesa y se interpuso entre las dos, abrazando el torso de Jazmín desde abajo, tratando de separarla de Brenda.
-Mami, bueno, perdón, mejor vayamos a andar en bicicleta, mejor...- dijo, alborotada y siguió haciendo fuerza, empujando con sus bracitos diminutos los cuerpos de Brenda y Jazmín para que se separen. Pero no tenía suficiente fuerza.
-Basta, Brenda- dijo Inés con la voz exigida por la fuerza-, vos no sos mi hermana para abrazar a mamá.
Jazmín soltó a Brenda repentinamente, la tomó a Inés y la subió a sus piernas.
-Hoy estás siendo muy cruel- replicó su mamá-. ¿Què pasa?
-Dejala, Jaz...- le dijo Flor del otro lado de la mesa.
-Se pone así por la hermana- le aclaró Carla a Brenda, que no entendía nada.
Hubo un silencio incómodo.
-¿Quién quiere postre?- preguntó Miranda, levantándose de la mesa-. ¿Querés que te ayude con eso Jaz?
-Deja, yo le doy una mano- la frenó Carla, incorporándose junto a Miranda y entrando als dos en la cabaña para traer el último plato.
Jaz miró con amor a Flor, que tenía la mirada clavada en el piso. Extendió su mano sobre la mesa y se la ofreció a Flor, que la contempló por una milésima de segundo antes de enredar sus dedos en ella. Jaz levantó las dos manos entrelazadas y besó el dorso de Flor con terminar.
-Mira, Brenda- le dijo Inés a la chica, que miraba conmovida-, mamá le está haciendo una caricia a mamá otra vez.
-¡Pero qué picante que estàs, china!- replicó Jazmín, divertida, al ver que su hija notaba el gesto de cariño entre ella y Flor.
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Nada nos va a separar.
Fanfiction"Si para recobrar lo recobrado, tuve que perder primero lo perdido. Si para conseguir lo conseguido, tuve que soportar lo soportado. Si para estar ahora enamorada, fue menester haber estado herida. Tengo por bien sufrido lo sufrido. Tengo por bien l...
Capítulo XVIII: half of my heart is in Havana
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