Capítulo 1

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Si nunca has leído la saga de Cincuenta Sombras de Grey,  y eres editor, no eres un editor que se precie. Si a ti te llega un Best Seller a las manos tienes que saberlo, anticiparlo, adivinar que ése libro llegará alto; y para saber cómo una obra llega a tal punto de auge entre los lectores, antes has debido leer los que se han dignado a recibir tal categoría. Además si no eres editor y nunca has leído la trilogía (o en su defecto, ver la película) no entenderás las razones que han traído a mi vida hasta aquí el día de hoy y porqué la odio.

Bueno, realmente no la odio.

Pero me da rabia su éxito pues no es más que una historia hipercursi entre una tía delgaducha y un pivón del Olimpo. Como la bella y la bestia pero al revés. O no, pues él tambien tenía mucho de bestia. No sé. El caso, es que era una historia llena de tópicos en la que un simple elemento la hizo resaltar entre los otras decenas de manuscritos: el BDSM.

Pero una de las cosas que más odié de leerla fue que la amé. Sí, me encantó. Me gustó porque me sentí identificado con Anastasia, y no porque yo sea una chica flacucha y pálida, (de hecho, yo soy un chico, grandote y tonificado gracias a la natación) sino porque era una romántica empedernida a la que le gustaba la literatura, y ahí éramos iguales. Pero lo peor de sentirte identificado con un personaje es que quieres vivir sus mismos sentimientos. Con esto, quiero decir que ahora todos los sensibleros e idiotas (sobretodo idiotas), como yo, ahora quieren tener a un novio como Christian Grey. Pero no el Grey de los primeros capítulos, no. Queremos el novio portento de los últimos.

Y siendo realistas, ¡¿quién en su maldita y afortunada vida se encuentra con un hombre tan enamorado hasta las trancas que deja el sadomasoquismo para ti?!

Porque, por si no lo sabéis, el BDSM que probó "la señorita Steele" no era más que la punta del iceberg. Supongo que "el señor Grey" no quiso enseñarle a su chica nada que pudiera asustarla de más. Puesto que el iceberg del BDSM es más frío, congelado y doloroso que los bonitos juegos de atar las muñecas a la cama o vendarte los ojos. ¿Y qué es lo más duro que aguanta Ana? Una fusta. Un ápice de la cara que el BDSM puede tomar. No, preciosos míos, esos dulces para niños como las esposas y los antifaces son una gota de miel en un mar. Algunos no quisieran si quiera imaginar a lo que podría haber llegado nuestra protagonista. Pero fue una chica con suerte.

Volviendo al punto de inicio, os contaré el horizonte desolador dónde me encuentro como editor. Esta famosa saga a nivel mundial consiguió que la literatura erótica dejase de ser un tabú y lógicamente ahora llegan a mis manos decenas de manuscritos de temática similar. Algunos también incluye ése toque sádico a sus hojas pero ninguno y repito, ninguno parece saber de qué tratan realmente las tendencias sadomasoquistas. Que yo no digo que las prueben en su vida diaria pero ¡oye! si eres escritor y vas a escribir sobre un tema ¡al menos infórmate, maldita sea! Entre las cientos de páginas que leo al cabo del día mi trabajo, el trabajo de un buen editor, es decidir cuál merece la pena y cuál no, pero cuando te encuentras en una editorial de poca monta...

-¡AGGGGH! ¡Maldita sea son todos iguales!- revolví mi pelo con desesperación. Nagisa me tiró una goma a la cabeza.

-¡Mako-chan no hagas ruido, no puedo concentrarme!

-Te concentrarías si hubiese algo bueno en lo que perderse, pero todo esto es horrible.- resoplé y aparté el documento a medio leer para recostarme sobre la mesa.

¿Cómo pretendía el jefe que buscásemos algo bueno entre toda esta basura? O mejor dicho, ¿quién iba a proponernos algo bueno siendo unos don nadie entre el mundo de las editoriales?

Creí que había tenido un golpe de suerte por encontrar trabajo justo al salir de la universidad, aunque no puedo llamarlo así. El esfuerzo y la dedicación que puse a mis años en la facultad fueron máximos. Apenas salía con los compañeros de clase, me pasaba tardes enteras estudiando. Obtuve buenas calificaciones y alguna que otra recomendación por parte de los profesores así que pensé que me merecía un lugar en el mundo laboral por todo mi sacrificio. Pero claro, esto es el mundo real y no por mucho madrugar amanece más temprano.

Anastasia, Éstas Son Las Verdaderas Sombras [Free!] [SouMako] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora