Capítulo XVI: i'm not the only one

Comenzar desde el principio
                                    

-Nada, que tenemos muchas cosas de las que hablar antes de volver a Buenos Aires- repuso Flor-. Y no quiero arruinar lo bien que la estamos pasando hasta ahora. Pero quiero que este viaje nos sirva.

-¿Cosas como qué?

-Como Inés, como yo a mil con el trabajo, como ella yéndose cada vez que nos peleamos, sobre todo a Berlín...

-Bueno- replicó su hermana- Lo de Berlín es lógico, Flor. ¿Que preferís que te mienta y que no te diga que va para allá? Por lo menos sabés dónde está.

-Bueno, pero no quiero que seamos como dos familias paralelas, ¿entendés?

-No exageres.

Flor puso los ojos en blanco:- ¿Ahora yo exagero?

-Por lo menos pudieron encontrarse físicamente. Digo, tener intimidad entre ustedes es importante- Carla trató de calmar a Flor.

-Si, claro- accedió la otra, y repentinamente recordó como Jazmín le había cortado el mambo cuando estaban en el lago esa tarde-. Dios, ¿cuándo se volvió complicado todo?

Alejó el recuerdo acelerando el paso y tomando a Jazmín de la mano, que se había detenido en un puesto de collares y pulseras.

-¿Son lindos, no?- repuso Flor, ahuyentando la bronca por acordarse todas las cosas que todavía no estaban resueltas entre ellas-. ¿Te gusta alguno?

-¿Querés que nos compremos un dije para la pulsera?

Flor le respondió con una sonrisa. Las dos eligieron un dije chiquito con forma de pino y se lo pusieron cada una en la pulsera que ya pesaba de tantas formitas de plata colgando. Jazmín a veces la usaba de tobillera porque era pesada y en la mano a veces le molestaba de tantos dijes que colgaban.

Después de pasear un poco más, las tres se sentaron en un barcito que quedaba cerca de la feria a comer y tomar cerveza.

-Pero vos no te diste cuenta enseguida- le decía Flor una y otra vez-. No seas chota, Carla, no mientas...

-Pero yo sí sabía, Flor, ¡sí!- Insistía Carla-. Se notaba a kilómetros lo de ustedes, era re obvio.

Jazmín se reía porque esa discusión ya la había presenciado muchísimas veces.

-Cuando decías todo el tiempo "almeja con almeja"- dijo Carla, imitándola-. Era re obvio, dale.

Florencia se cruzó de brazos, enojada.

-No seas mentirosa- le dijo-. Fuiste la última en darte cuenta. Hasta Mariano se dió cuenta antes que vos.

Carla insistía.

-Cómo se miraban, como se hablaban, como se daban cuenta de cómo estaba la otra sin ni siquier estar en el mismo lugar... Siempre quise tener lo que ustedes tienen.

-Pero si vos lo tenes con...

-No, no es lo mismo- la interrumpió Carla-. Por eso me encanta que estemos las tres acá tomando una cerveza, en esta noche linda, riendonos...

-Te pusiste sentimental, Carlita- le dijo Jazmín, acaricándole el dorso de la mano sobre la mesa.

Carla le retribuyó el gesto tomandole la mano a Jaz y con la otra, haciendo lo mismo con la de Flor.

-Y pensar que nos la pasábamos discutiendo- le dijo a Jazmín, con una sonrisa amistosa.

Las tres se quedaron charlando hasta largas horas de la noche y cuando el reloj de la Iglesia que se encontraba al otro lado de la plaza marcó la tres de la mañana, emprendieron el camino de regreso al complejo. Se subieron a un taxi. Flor estaba agotada después de pedalear todo el día y meterse al lago. Después de pelear contra sus ojos cansados, cabeceó varias veces hasta que se durmió en el hombro de Jazmín, mientras ésta envolvía sus manos con las suyas y dibujaba circulitos en la palma de la mano de su esposa.

Nada nos va a separar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora