CAPÍTULO 2: CHISPAS DE AMOR

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Año 1943. Pedro & Hortencia

Nelda y Hortensia eran unas jóvenes muy elegantes y bellas, Nelda tenía la cabellera rubia en compás con unos ojos verdes y labios finos, se parecía mucho a su madre.
Hortensia de una belleza totalmente diferente pero no menos exquisita, era una muchacha delgada de cabello negro, piel trigueña, grandes ojos marrones y los labios tan rojos como el carmín.
Sin duda alguna, Eloy el hijo de los Saldías caería tan rendido a los pies de Nelda como cualquier otro que estuviera en su sano juicio. Pedro no tenía posibilidad alguna con éste tipo de chicas, así que se limitaba a mirarlas pasear por la hacienda y los fines de semana cuando los viejos se sentaban a charlar y tomar mates (bebida caliente típica de Argentina, popular también en el sur de Bolivia) alado del fogón, éste a lo lejos admiraba y se divertía con la cara de aburrimiento que tenían las jóvenes.

Quizás haya sido por la falta de actividades entretenidas o tal vez por estar alejadas de la sociedad, y tener al vecino más próximo a 10 kilómetros, que las muchachas se empezaron a mostrar más simpáticas con él y le pedían que las llevara a conocer más allá de los límites de la hacienda, que les enseñara cómo agarrar un animal para marcarlo y entre tantas cosas más, él como peón tenía el deber de obedecer, sin embargo no lo hacía hasta que su patrón o los padres de las jóvenes les autorizaran realizar tales actividades.

Tres veces por semana llegaba a la hacienda Eloy para ver a Nelda, con quien se repetía como un ritual las mismas tradiciones; Almorzaban, charlaban todos en la sobremesa acerca de la buena relación que se debe tener entre ambas familias, luego invitaban a los jóvenes a retirarse ya sea a cabalgar o a caminar por el río y de ésta manera puedan conocerse más. Cuando la pareja regresaba en la hacienda los esperaban con el mate y las tortillas con miel y queso para la merienda, después el muchacho se iba y la familia se dedicaba a construir castillos en el aire con el buen matrimonio que habían arreglado.

Transcurrieron dos meses desde que Pedro anunció su renuncia y la verdad es que el contacto con gente nueva le hacía el trabajo mucho más llevadero, Hortensia se había acercado mucho a él y se iban tomando afecto, se hicieron buenos amigos, él le enseñaba cómo curtir el cuero y a cambio ella le enseñaba a bordarlo, el segundo mes pasó volando, a mitad del cuarto los jóvenes se fueron tornando inseparables, Pedro sabía que una unión de ese tipo era prácticamente imposible, pero le gustaba dejarse llevar por la fantasía de tener a una mujer tan linda y bondadosa como esposa.
A mediados del quinto mes aunque tanto Pedro como Hortensia estaban seguros que sentían algo el uno por el otro, sólo pedro parecía estar consciente del abismo de escalas sociales que tenían de por medio.

Una tarde mientras él desgranaba el maíz en el potrero, Hortensia lo sorprendió de forma tan original como siempre. Sentada bajo un árbol de algarrobo empezó a declamarle una poesía.

-"A veces, cuando en alta noche" de José Asunción Silva:


A veces, cuando en alta noche tranquila,
sobre las teclas vuela tu mano blanca,
como una mariposa sobre una lila
y al teclado sonoro notas arranca,
cruzando del espacio la negra sombra
filtran por la ventana rayos de luna,
que trazan luces largas sobre la alfombra,
y en alas de las notas a otros lugares,
vuelan mis pensamientos, cruzan los mares...


Al ver que Pedro la miraba con una mueca de sonrisa, se detuvo frunciendo el ceño y le preguntó:

-¿No te gusta la poesía? ¿Por qué te reís?

Pedro un poco avergonzado la miró y respondió:

- No Hortensia, es la primera vez que escucho una y me acabo de enamorar de ella.

-Puff. - Exclamó la muchacha poniendo los ojos en blanco-. Pero ni siquiera me dejaste terminarla, no te podés enamorar de algo que no terminas de conocer.

- ¡Claro que sí! Un buen ejemplo es que estoy enamorado de la vida y aún no sé cómo irá a terminar, estoy enamorado del cielo y sólo veo una parte de la infinidad que abarca y... Y estoy enamorado de ti y creo que de todas las cosas desconocidas de las que no puedo enamorarme eres la más prohibida y la que más conozco.

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Cruzando la Quebrada | EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora