Baño de sangre

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La noche inunda mi habitación, la oscuridad a mi alrededor me refugia de alguna forma, reprimo el impulso que tengo de destruir todo a mi alrededor, las lagrimas queman en la parte interna de mi garganta, si muero en el campo significa que mis hermanos quedaran totalmente solos, trabajaran hasta el cansancio y vivirán una vida infeliz, puede que en algún momento sus nombres sean seleccionados en la cosecha y tenga el mismo fin que yo, el pensar en eso me hace estallar, suelto un grito desgarrador que me parte el alma en mil y un pedazos, la vista se me nubla por las lagrimas, ellos no pueden verme caer, no pueden ver como alguien asesina a sangre fría a su hermana.

No sé en que momento ocurre que unos fuertes brazos me sostienen, el olor masculino me embarga completamente.

-¿Que ocurre? -Escucho la voz alarmada de Keiran, me retuerzo en los brazos de quien creó es Hunter.

-Trae agua fresca, rápido -Hunter suelta en un gruñido, me aprisiona contra su pecho para consolarme, pero es como destapar un corcho, todo queda suelto y esparcido-. Tranquila Maya, estas a salvo.

Aquello me hace enfurecer y llorar con más ímpetu, no soy yo quien me importa, son ellos, mis hermanos, se nos fueron arrebatados nuestros padres, y ahora, contra mi voluntad, seré cazada y asesinada solo para entretener aún montón de idiotas, y entonces, el odio que tengo por dentro me hace pensar en la persona responsable de todo esto, el presidente Snow.

No tengo idea cuanto tiempo paso acurrucada en los brazos de Hunter, solo tengo esta noche para estar en paz, y extrañamente estar recargada en la calidez de su pecho me llena de paz, él acaricia mi cabello en un intento de relajarme, su mandíbula descansa sobre mi cabeza, mis dedos están encerrados en un puño contra la cálida tela de su camisa, mis lagrimas la han mojado.

-¿Estas mejor? -Su voz suena ronca, lo que me provoca un estremecimiento y que mi piel se ponga de gallina, en cuanto a su respuesta, le doy un asentimiento débil de cabeza-. Puedes ganar los juegos Maya, puedes volver a casa con tus hermanos.

Su confianza en mi me calienta el pecho con un sentimiento extraño, entierro mi rostro contra él, el aroma a colonia masculina es fuerte contra mi nariz, Hunter me aprieta un poco más contra él, cierro los ojos dejándome llevar por la calma.

Calor, suavidad, es lo que siento, ademas el aroma que desprende él, quiero moverme porque la humillación y la verguenza me embargan, pero se siente tan bien estar así, no sé que hora de la mañana sea, pero en cualquier momento vendrán a por mi.

-Se que estas despierta -Su ronca voz me hace pegar un brinco, levanto mi rostro y le observo, sus ojos verdes olivo me devuelven la mirada, sus ojos son cálidos, sus nudillos acarician mi mejilla, sus manos toman mi rostro, sus pulgares acariciándome, mi corazón se aloca en un extraño baile, Hunter se inclina un poco más y entonces, me besa, es un beso desesperado, cargado de deseo, me pongo a horcajadas de él profundizando el beso porque lo necesito, porque quiero esto, necesito aferrarme a él más que a nada, sus manos sujetan mis caderas con fuerza haciéndome soltar un suspiro lastimero, él gruñe en respuesta contra mi boca.

-¿Estas despierta Maya? -Me sobresalto al oír a Ílitia, me aparto rápidamente de Hunter que no despega su vista de mi, me aclaro la garganta y le respondo que sí a mi estilista-. Toma una ducha, dejare tus cosas cerca de la puerta para que te prepares, debemos ir a los cuartos de entrenamiento, apresúrate.

Hunter se levanta lentamente de la cama, yo le imito, nos acercamos en silencio a la puerta, la abre y se inclina para recoger el traje diseñado especialmente para los participantes de los juegos, me lo entrega, ojos cafés contra ojos verdes olivo, su mano descansa contra mi mejilla y yo apoyo mi rostro contra su calidez, se inclina dándome un beso casto, su frente contra la mía.

-Vuelve a casa... viva -Aquello me aturde, Hunter se va dejándome con pensamientos confusos.


ílitia habla, pero no le presto la menor atención, solo puedo pensar en los minutos antes de que el baño de sangre comience, no soy tonta, se que las cosas más importantes estarán dentro de la Curnocopia, se que soy rápida, pero Hunter no paraba de decirme que debía correr lo más rápido que pudiese, que él se encargaría de mantenerme con vida.

Estar dentro del elevador me deja una sensación de animal salvaje dentro de una jaula, me concentro en mi respiración, los recuerdos me embargan, todos ellos de momento felices, el elevador comienza a ascender, un nudo se instala en mi garganta, se siente como si fuese el final de todo.

El asombro me llena completamente, estamos en un precioso bosque, el sol brilla en lo más alto del cielo, el aire dulzón de las flores es casi empalagoso, me quedo en el centro del circulo que me rodea, se que si me muevo esa cosa estallara y me volara las piernas, así que me agazapo un poco, la Curnocopia esta justo a mi lado, puede que tenga la posibilidad de tomar una mochila e incluso algunos cuchillos, los tributos están ensimismados con la belleza del lugar, pero esto ya lo he visto en mi distrito, así que, simplemente me las ingenio para elaborar un plan que me permita tomar lo que necesito, el sonido del cañón retumba potente, corro con todas mis ganas tomando una mochila de paso que abro en el proceso, una mesa llena de artefactos punzantes y plateados me llama, tomo todo lo que puedo metiendolo dentro de la mochila, un dolor agudo me punza en la mejilla izquierda, elevo mi mano tocando y una pequeña porción de sangre colorea mis dedos, observo a mi alrededor y veo a la chica del distrito uno elevar otra cuchilla en mi dirección, me agacho esquivándola y corro para alejarme lo más que pueda de la Curnocopia.

El sonido del cañón suena, veo los cuerpos inertes en el suelo, los tributos más débiles ya hacen muertos en el precioso césped verde intenso, mis piernas arden cuando no paro de correr adentrándome al bosque, escucho las pisadas detrás de mi, pero yo no puedo parar, estoy frenética, necesito subir a lo alto de un árbol y ocultarme, tomo la rama de un árbol, comienzo a treparlo lo más rápido que puedo, escucho como los tributos, que seguro son los profesionales que se gritan que busquen por los alrededores, mi pecho sube y baja por lo agitada que estoy, me recargo contra la rama y dejo escapar un suspiro cansado.

Un ruido me despierta, no sé en que momento me quede dormida, pero aquí estoy, alerta, el sonido de la música del himno resuena alto y claro, la imagen de los tributos caídos pasan, entre ellos, el chico de mi tributo, lo que deja intactos a los tributos del uno y dos, con ambas parejas, y a chica del tributo cuatro y el chico del seis, una opresión me atraviesa, significa que solo quedamos siete... tan rápido.



Los Juegos Del Hambre - CenizasWhere stories live. Discover now