Nunca es tarde para empezar.

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Durante mucho tiempo te escondiste entre lágrimas y llanto. Fue la única forma en que quisiste hallar una caricia, una plática, un "todo irá bien"
Cada día te levantabas, te mirabas al espejo y allí, en el reflejo, no veías más que a un ser sin autoestima, a un pálido ente que respiraba sin una verdadera razón.
Amigos no tuviste, al interactuar con los demás, los primeros pensamientos eran de odio y envidia; envidia por verlos sonreír, hablar de su futuro, de sus metas logradas, de sus amores, de sus viajes.
No entendiste el valor de vivir, de sonreír, de ayudar a los demás, en cambio, optaste por recibir las migajas del mundo, elegiste ser a la que siempre tienen lástima, tomaste la vida de un mendigo, y tú rostro poco a poco olvidó sonrojarse de vergüenza.
En las noches llegabas a tu oscuro y lúgubre cuarto, siempre con la firme intención de acabar con tu mísera vida; pero jamás tuviste el valor, pues hasta para realizar tal acto, se necesitaba tomar una decisión.
Dime qué sentías?
Por qué desperdiciar la juventud y la energía?
Por qué autocompadecerte, en vez de hacer algo loable por ti misma?
Así pasaron los años, ropa regalada, comida vencida, uno que otro escupitajo, golpes y carne a cambio de unas monedas, y la tristeza que acompaña a los mares de lágrimas.
De joven querías morir, de madura intentaste cegar tu existir, y de vieja, después de tanto camino recorrido, deseaste cambiar de vida, ser feliz por ti misma, recorrer el mundo, cenar en un buen restaurante, comprar en un almacén. Quiste eso y mucho más, siempre oíste decir " nunca es tarde para empezar" así que bajó esa premisa deseaste iniciar de nuevo. Pero fue tarde, la muerte te visitó, tu tiempo se había acabado... "Era tarde para empezar"

TINTA Y CORAZÓN.Where stories live. Discover now