Capítulo 14; Soy un cobarde (Editado)

Start from the beginning
                                    

Alzo la mirada de nuestras manos a sus ojos, y veo cómo me atraviesa con la intensidad de sus ojos azules.

— Estarás de coña ¿no? ¿No pretenderás conducir tú?

Le habría replicado, si no fuese porque el sonido metálico de las llaves al estrellarse contra el suelo lo hacen por mí. Me tiemblan tanto las manos que soy incapaz de mantenerlas quietas.

— Tienes razón. — Reconozco. — Será mejor que conduzcas tú.

Izan se agacha para recoger las llaves del pavimento, y en cuanto Keyla comienza a hablar su musculatura se tensa de arriba abajo.

— Voy a llamar a mamá. — Anuncia Keyla mientras rebusca en el interior de su bolso.

Izan Se incorpora a cámara lenta con los ojos desorbitados y la mirada fija en su hermana. Cuando Keyla saca el teléfono, él reacciona sujetándola por la muñeca, impidiéndole comenzar a marcar, contemplando a su hermana con la respiración agitada y mirada furiosa.

— ¡¿Y qué cojones pinta mamá en todo esto?!

Keyla lo observa como si él se hubiese vuelto loco, y de un tirón se suelta de su agarre.

— Pues teniendo en cuenta que tardaremos al menos dos horas y media en llegar, no creo que sea mala idea que alguien pueda informarnos si hay alguna novedad, ¿no te parece?

Izan permanece estático, con el pecho agitado a consecuencia de su respiración descontrolada, con la mirada fija en los ojos de su hermana, pero completamente ausente. Su cuerpo sigue aquí, pero su mente parece estar en algún lugar muy lejano.

Mi ceño se frunce sin remedio cuando veo cómo, lentamente, la calidez de sus ojos va desapareciendo, y poco a poco es sustituida por una frialdad insólita. Algo acaba de cambiar en su cabeza. No entiendo lo que sucede, y estoy tan preocupada por mi madre que no tengo tiempo de intentar de resolver el rompecabezas que Izan supone.

Sorprendiéndonos a ambas, lanza las llaves precipitadamente y sin aviso a Keyla, quien hace malabarismos para intentar capturarlas en el aire.

— Pues ya que vas tú, yo me quedo. Había olvidado por completo que había quedado con Sharon. No te importa, ¿verdad topi?

Siento como si un jarro de agua fría me callera de golpe por la cabeza, helándome de arriba abajo. Dejándome petrificada no solamente por fuera, sino lo que es peor, solidificada por dentro. La decepción me invade por completo, arroyando a su paso la esperanza y la dicha de haber llegado a pensar que había recuperado a mi Izan, al que perdí años atrás, al que me anteponía a cualquier cosa. Realmente había llegado a pensar que yo podía importarle en modo alguno.

Soy imbécil.

La boca de Keyla cae al suelo, y contempla a su hermano con auténtica incredulidad.

— ¡¿La vas a dejar sola en algo como esto?! — Exclama mientras me señala con la mano.

Izan, que ya ha comenzado a alejarse de nosotras, se encoje de hombros y le responde a su hermana con voz en grito por encima del hombro.

— No está sola Keyla, no seas melodramática. Va contigo, mamá también va a estar, y yo tengo cosas que hacer.


Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Los secretos de IZAN © EDITANDOWhere stories live. Discover now