-Bien, entonces... nos ponemos de bajo de la ventana y ya está ¿no?- Josesito parecía estar más nervioso que yo.

-Si, solo...toquen algo lento, como les dije, por fi- los chicos asintieron, mientras nos acercabamos a la ventana.

-Háganlo bonito, pa' que la Señora caiga rendida a sus pies- Dijo la castaña con una gran sonrisa.

-Soy yo la que está a sus pies-admití con una sonrisa,sintiendo mis manos sudar. Estaba mucho,muy nerviosa, jamas me había sentido muy nerviosa antes de cantar.

-Vamos,vamos, a las de tres- animó José.-Una,dos...tres!. Arranquense! dijeran los mexicanos-soltó una risita. Los chicos comenzaron a tocar sus guitarras, Elena la armónica, y José, bueno, él sólo 'dirigía'.

Ajusté mi garganta, dando una mirada a Josesito,y después mirando a la ventana de mi hermosa dama de ojos verdes.

-
Oye la confesión de mi secreto

Nace de un corazón
Que está desierto

Con tres palabras
te diré todas mis cosas
cosas del corazón
Que son preciosas

Canté a un más fuerte, pues aún no encendía su luz, y comenzaba a desesperarme.

-

Dame tus manos, ven
toma las mías
que te voy a confiar
las ansias mías

Son tres palabras
Solamente mis angustias
Y esas palabra son
cómo me gustas

-continué cantando, sin dejar la ilusión de que ella se asomara por aquella ventana.

Dame tus manos, ven, ven
toma las mías
que te voy a confiar
Las ansias, las ansias mías

Con tres palabras
Solamente mis angustias
Y esas palabras son
Cómo me gustas
Ay, amor
Ay, cómo me gustas
Ay, amor
Cómo te quiero
Solo a ti.

Finalicé aquella canción, y me sentí un poco decepcionada, pues tenía la ilusión
que apareciera por aquella ventana.

-Lo siento Karlita...-hablaba Josesito, pero unos aplausos, detrás de nosotros interrumpieron.

Cuando volteé a ver, mi corazón saltó en mi pecho. Ahí estaba mi señora, con unos pinceles en su delantal, y sus rostro algo batido de pintura.

-Buena noche-saludó a los chicos, sonriendo con suavidad.

-Buenas noches. Aquí Karlita casi se me moría porque usted no prendió su luz- intervino José, pero yo sólo veía como mi Dama de se acercaba a mí- era la ilusión de mi Karlita. Ahora se sube a la habitación para que volvamos a repetir, prendes tu luz, y te asomas por la ventanita esa.-señaló, él parecía estar más frustrado que yo.

-Ya, ya José, vamos a darle su espacio-Escuché a Elena hablar, pero tampoco hice caso.

-Hola...-saludó mi Dama, mirándome a los ojos.

-Ho-hola- solté una risita, porque los nervios volvían a traicionarme.

-Eso fue muy lindo, Camila- susurró con un sonrisa.

HAVANA ; CAMRENWhere stories live. Discover now