Entiéndeme

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Estaba tan feliz, tan contenta, no podría estar de otra manera.

Había hablado con él y me beso en la mejilla. Su tacto fue tan suave, tan cálido, que llegué a pensar que no debía lavarme la mejilla nunca más, me decise de la idea de inmediato, era anti-higiénico.

Me fui a la cama con él dentro de mi mente, no lo había podido sacar de mí cabeza en toda la tarde, estaba loca por él.

Cerré mis ojos y mi mente trajo su recuerdo, esas palabras que no se me borrarán jamás.

- Me pareces hermosa -

La frase encendía mis mejillas cada vez más, era inevitable.

Me encontraba en aquella habitación oscura.

Sabía lo que debía hacer y lo haría, me tomaría la libertad de hacerlo si tenía oportunidad.

Pero no lo encontré.

Él no estaba en la habitación y comenzaba a preocuparme.

Sentí una respiración a mi espalda, con una cercanía aterradora, como por arte de magia, supe quién era.

Y no era él.

- ¿A quién esperas tanto? - Dijo seco.

Vicente estaba muy cerca de mi, no me agradó la sensación.

- Tú no deberías estar aquí - Dije, buscando a mi chico con la mirada.

No lo encontraba.

- Tengo tanto derecho como tú - Dijo - Vamos, sí antes nos divertíamos tanto.

Comenzó a acercarse peligrosamente a mi, tomó mi cintura con una mano y mi cuello con la otra, sus intenciones eran claras.

Otras veces, por mi timidez, lo hubiera dejado ser, pero ahora no, no me gustaba su cercanía y no permitiría que nadie me tocara, a excepción...

- Déjame - Dije.

Me volví y me fui corriendo de ahí, no lo quería cerca, pero tampoco podía hacerle esto, él sólo está confundido.

Desperté asustada, mis sueños cada vez me tomaban por sorpresa y no me gustaba.

Quería volver a aquellos días en los que sólo él podía tomar mi cintura y acercarse a mi.

Me deprimí un poco ante la idea, no quería que aquellos sueños desaparecieran, quería sentir su calor, su cercanía.

Pero no podría sí no aclaraba las cosas con Vicente, era indispensable.

Camino a la escuela pensé en esto, como lo haría, quería que me entendiera, no quiero que confunda las cosas entre nosotros.

Está bien, lo besé y le tomé la mano, pero no es para que se crea mi dueño absoluto.

Fue mi error no haber hecho nada para detenerlo o decirle las cosas como eran. Pero en ese entonces, estaba confundida, me atraía Vicente hasta que en mi mente volvió a aparecer Joaquín, sólo puede haber lugar para uno.

Y mi chico de los sueños lo tiene reservado desde hace tiempo.

- Hola hermosa - Susurró alguien a mi oído, su voz era como miel, no literalmente.

- Hola extraño - Dije, sonriendo de oreja a oreja.

Joaquín se acercó y depositó un beso en mi frente.

Las mariposas aparecieron y me hicieron cosquillas.

Era increíble como alguien, con un acto tan simple, te alegraba el día entero.

Eras Tan Para MíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora