Vicente

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Había tenido la tarde más maravillosa de todas, desde que volví a casa, no he parado de sonreír y pensar en él. Al irme a la cama, también no paré de pensar en él, incluso me costó quedarme dormida.

Al no poder dormir tanto, no soñé con nosotros, pero por lo menos dormí lo suficiente para evitar las ojeras a la mañana siguiente.

Salí temprano en la mañana y crucé la calle cercana a mi casa. Sabía que él estaría ahí. Y lo estaba.

Me acerqué a él, corriendo de la emoción, lo rodé con mis brazos y sólo miraba sus ojos, aún no podía besarlo como si nada, pero al parecer, él si podía.

Me besó de un segundo a otro, uniendo nuestros labios en una suave danza que no quería terminar. Cuando nos separamos, le dije:

- Buenos días - No paraba de mirar sus labios, deseosa por otro beso.

- Buenos días - Me volvió a besar, fue mucho más corto pero tan lleno de un sentimiento nuevo.

Sonreíamos como tontos, nos encaminamos al paradero del bus.

Hablamos de todo durante el camino, menos del tema que quería abarcar. Hasta hace poco habíamos confirmado nuestra relación, pero no se habían aclarado las cosas con Vicente.

- Joaquín quiero hablarte de algo - Su expresión tomó la preocupación de un segundo a otro.

- ¿Pasa algo malo?.

- No, es que siento que debo decirle a Vicente lo nuestro - Se puso serio y evitó mi mirada.

- ¿Y por qué tendría que saberlo por ti? - Su tono dulce se puso un poco ¿celoso?.

- Debe saberlo por mi, pero antes de decirme algo, escúchame - En seguida su mirada algo distante se posó en mi, cambiando a una mas preocupada que antes - Justo el día que me declaraste tus sentimientos, también lo hizo Vicente. Le dije que le daría una respuesta cuando lo supiera. Ahora lo sé, que no lo quiero a él.

Su expresión sería cambió a una sonrisa, pero su mirada seguía con la preocupación de antes.

- ¿Quieres que te acompañe? - Admiré su preocupación - La última vez fue muy violento y no me gustaría verte en el hospital.

- No te preocupes, no creo que suceda.

No quería que saliera lastimado, pero no estaba muy contenta por esto.  Sabía que Vicente no reaccionaría bien, o violento o con tristeza, ninguna opción me gustaba.

Llegando casi a la calle de la escuela, pude ver muchos estudiantes, y comencé a preocuparme. Nos verían juntos y quizás él no quisiera eso, todavía.

Pero, de repente, tomó mi mano y la apretó con dulzura.

- Nos verán todos y quizás piesen cosas - Su expresión fue de tristeza.

- ¿No quieres que nos vean juntos? - Soltó mi mano y miró al suelo.

- No, no es eso - Tomé su mano y la apreté - Creía que tu no querías.

Sonrió y comenzó a reírse.

- He querido estar contigo desde hace mucho tiempo, no lo voy a retrasar por lo que digan los demás.

Cada vez que susurraba esas lindas palabras en mi oído,  sentía que en mi estómago algo estuviera bailando, haciéndome cosquillas.

Seguimos el camino, tomados de la mano. Varios chicos y chicas se nos quedaron viendo, algunas enfadadas, algunos sorprendidos y otros sólo nos miraban y ya.

Antes de entrar por la puerta, divisé a lo lejos a Bárbara, quien sólo quería saber lo que pasaba. Al vernos, su cara se oscureció poco a poco. A pesar de todo, debería sentirme bien con sus celos, pero ella no hacía más que recordarme como estaba yo hasta hace unas semanas. Me sentí mal por ella.

Eras Tan Para MíWhere stories live. Discover now