Este Jackson no me gusta, no me gusta el chico que fingió no recordarme, este que teniendo novia fue capaz de besarme, aquel que es más distante. No me gusta este chico que en dos años se volvió un desconocido.

Y espero, por favor, no llegar a confundirme con los tiempos.

—Anda, sólo dinos qué hacen todos ellos aquí. —señala Mark, observándonos, su mirada recae en mí. Sonríe y me saluda con la mano.

No entiendo el gesto, pero prefiero ignorarlo.

—Es algo confidencial.

—Ah, déjame adivinar: Están interrogándolos para descubrir de algún modo quién es D.A. y solo las mil personas que están presentes pueden saberlo, porque eso es una genial forma de guardar el secreto, eh —ironiza Mia, ha exagerado en número pero es cierto que somos muchas personas—. Les daré un consejo: Dejen de perder el mald*to tiempo, el tercer miembro es listo, si ha matado a tantas personas como dicen en las noticias entonces estoy segura de que no será tan tonto como para decir algo que lo ponga en sospecha, menos en un simple interrogatorio policial, porque a menos que tengan un genuino detector de mentiras, el tercer miembro podría inventarse toda una historia y amenazar a más personas para ser sus supuestos testigos. Dejen de hacer torpes interrogatorios y pónganse alerta en la ciudad y en el país entero si es posible, mientras ustedes interrogan a unos niños el verdadero asesino podría estar torturando a quien le entre en gana.

Alzo ambas cejas, vaya, debo admitir que lo que la chica ha dicho me gusta, parece tener la razón de cierto modo.

Y así termina el día, finalmente nos dejan ir y vamos directo a la casa del lago, Katie es la primera en cruzar la puerta, puesto que no quería quedarse sola en su casa y aún así exigía un descanso. Ya no hay policías haciendo guardia, es como si repentinamente todos estuviésemos fuera de sospecha.

Lo cual, de hecho, me alegra, estoy feliz de que ninguno de mis amigos pueda llegar a ser un posible asesino.

Todos nos vamos a dormir temprano ese día, estábamos agotados y temerosos. Nunca había sentido un aura tan deprimente en un hogar como este.

Ahora, al día siguiente ya siendo las tres de la tarde no puedo evitar una sonrisa en el rostro, acaban de dar a Leo de alta, pues no querían soltarlo a menos que estuviesen seguros de que D.A. no estaba en nuestra casa. Fueron tres días en una clínica, Leo se había cansado y lo primero que hizo al llegar fue atacar nuestra nevera en busca de comida sin olor a enfermos. Sus heridas, como ya sabemos, no eran graves, el atacante solo estaba dejando su marca cuando llegamos, no le pudo hacer tanto daño, incluso las heridas ya cicatrizaron. Siempre y cuando no lo abraces, Leo se sentirá bien.

—Que aburridos —opina mi mellizo llevando una lata de refresco a sus labios, tras tragar me observa. Unos cuantos estamos en la sala, los demás están esparcidos por la casa—. No los recordaba tan tristes y fúnebres. Anda, nadie ha muerto, ¡Sonrían!

—Leo, murieron May y Britthany, a ti te apuñalaron, y luego D.A. atropelló a Rex y lo único que dejó fue esta nota que el dueño no se digna a leer —habla Kennedy, mostrando el papel entre sus manos, Adam solloza en el suelo con la cabeza escondida en sus brazos. Desde que llegó con la nota solo dijo las palabras: Rex murió y no ha dejado de llorar desde entonces.

No lo culpo, digo, tiene ese perro desde los ocho años, fueron 12 años con Rex e incluso lo tenía en la universidad en la cual tengo la leve sospecha de que no aceptaban animales. Amaba con locura a Rex y no podía creerse que D.A. cayera tan bajo como para matarlo.

Hemos intentado consolarlo, pero siempre nos echa la típica mirada de No fue a tu perro al que asesinaron.

Daniel, por su parte, ha considerado ir al país en que asesinaron a su novia, allí se encuentra la familia de la difunta Britt, están de luto. Ni siquiera pudieron hacer el funeral en el país natal de nuestra amiga.

¿Este Es Nuestro Final? [MHYY #2]Where stories live. Discover now