El deseo de Simón

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Se que puse fin en el capítulo anterior pero no pude evitarlo, empecé tratando de escribir otra historia y termine escribiendo aquí, ni yo me entiendo, bueno ya la escribí así que sería una pena no publicarla así que las aburro con un capítulo extra.















Había llegado el momento de abrir los regalos y Simón estaba con las manos vacías, por más que busco no encontró el obsequio perfecto, así que al final como todo un mundano llamó a una agencia de viajes y les dio un boleto de avión y la promesa que en un futuro los compensaría pues recién se enteraba que a Alec aparte de las arañas le daba miedo volar.

Pasaron cuatro meses de aquello y era el cumpleaños de su amada prometida, todos bailaban y bebían y un nefilim en particular comía como un desesperado, hasta bonito se veía con una gran mancha de crema sobre sus labios y un largo espagueti en su camisa.

- Alec cariño si comes más te va a hacer daño - su esposo quitó de sus manos el pye de manzana que pensaba devorar.

El nefilim ojiazul hizo un puchero y se levantó con dificultad dejando a Magnus solo para irse a refugiar a los brazos de Raphael, un par de lágrimas escaparon y el vampiro ardió en furia, Magnus Bane era hombre muerto, bueno si Ragnor lo dejaba drenar su sangre, cosa poco probable.

Ultimamente Alec siempre lo abrazaba se había vuelto muy cariñoso con él, tanto que había tenido una que otra discusión con un celoso Ragnor, pero ni por sus reclamos había dejado de estar al lado de su amigo, Alec había estado para el mucho antes de empezar su relación con Ragnor así que ahora no lo iba a dejar solo, lo amaba sí, Ragnor no se equivocaba al reclamarle ello, pero su amor era distinto al que ese brujo estúpido pensaba, lo amaba como a un hermano, como a un amigo y hasta podría decirse como a un hijo, lo había cuidado en sus peores momentos y era lógico que quisiera hacerlo en los mejores y felices momentos de su vida, además él sabía que ese amor hacia su persona se debía a que todos le prohibían hacer cosas por su avanzado estado de gestación y él se las permitía siempre y cuando estuviera presente para cuidarlo de hacerse daño.

También con Simón estaba así, eran las hormonas había dicho Catarina así que Magnus tuvo que aguantarse que su lindo esposo prefiriera dormir abrazado al diurno algunas veces, hasta Jace estaba celoso de Simon y se lo hacia saber poniendole una que otra trancadilla de vez en cuando.

Meses más tarde sabrían que esa efusividad en las muestras de afecto se debía a Rafe quien desde que nació mostró predilección por ambos vampiros.


Cuando Rafael Santiago Lightwood Bane llegó al mundo todos estaban felices y falto poco para que el inquisidor usurpara un puesto del concejo para declarar ese día feriado nacional, pero fue detenido por su esposa; Magnus no dejaba de sonreirle a su hijo y lo tenía celosamente resguardado entre sus brazos, lo cuidaba mientras Alec descansaba en su habitación, el nefilim había terminado agotado después de la cesárea.

Poco a poco todos sus amigos empezaron a llegar a su residencia para conocer al nuevo integrante de la familia, también Amir apareció para felicitar a los nuevos padres y se encargó de restablecer la energía de Alexander y después de un par de días se retiró, pero no sin antes cumplir un deseo.

Simón y todos los hombres habían estado bebiendo con Magnus cuando un ebrio Jace hizo un comentario fuera de lugar y se ganó un coscorron de su padre.

- Me hubiese gustado llevar en mi vientre un hijo de mi amor, hubiese sido el hombre más feliz del mundo al poder darle un hermanito a mi Rafe y se que mi Alec hubiese sido feliz con ello pero es algo imposible teñido.

¿Imposible, realmente lo era? Busco con la mirada a Amir y supo cuando lo vio que el sabía lo que estaba pensando, el moreno hombre solo negó con la cabeza.

A la mañana siguiente aún con la resaca encima Simon escucho el llanto de su sobrino y cuando fue a ver encontró a Magnus arrullando a su bebé, estaba tratando de calmarlo con dulces palabras, iba a entrar cuando vio a Alec aparecer y rodear a Magnus con sus brazos y apoyar su mentón sobre su hombro para ver a su hijo y lo escuchó.

- ¿Sabes cariño? te verías lindo con una barriguita, serías hermoso

- Así que nos escuchaste

- Si y no pude evitar imaginarte llevando en tu vientre a nuestro hijo, alguien que fuera como tú...

Simón decidió retirarse ya sabía que darles, solo esperaba que Amir aún siguiera en la casa.

- Tengo una petición.

- La respuesta es no, se lo que deseas Simón y lamento decirte que no es posible.

- Se que lo es, he visto demasiadas películas y se que tengo que pagar el precio y estoy dispuesto.

- No sabes lo que pides niño, ¿estás dispuesto a morir por lo que quieres? - ante la sorpresa en el rostro del vampiro solo sonrió - ¿pensaste que sería fácil no es así? dejame sacarte de tu error, lo que quieres es algo que va más allá de...

- Lo se y estoy dispuesto a pagar el precio, les debo mucho y...

- Isabelle Lightwood, ¿no te importa dejarla sola?

- Lo pensé mucho y yo no puedo darle un futuro, conmigo jamás podrá realizar sus sueños, aunque no me dice nada se que su deseo es convertirse en madre algún día y yo no puedo cumplirlo, soy un vampiro

- Entonces si estás dispuesto que así sea, adiós Simón Lewiss

Amir sonrió y levantando su mano envolvió a Simón en una nube de luz tan intensa como el sol ante las suplicas de Isabelle quien había escuchado las últimas palabras de su prometido.

Todo paso rápido y cuando la luz se disipó Isabelle tenía en sus brazos a Simón pero había algo diferente su piel ya no estaba fria sino cálida como la suya.

- Dile a ese niño que su deseo a sido cumplido.

Cuando Simón despertó se sorprendió al verse vivo y humano no lo podía creer, hubiese abrazado a Isabelle si no fuera porque ella le volteo el rostro de la bofetada que le dio. Le costo muchas flores, chocolates y serenatas a la luz de la luna el poder contentarla, pero al final lo logró.





Y asi fue como después de unos años Magnus se embarazo, todo gracias al niño rata como había vuelto a llamarlo después de que se convirtiera una vez más en mundano.

Di Que Eres MíoDove le storie prendono vita. Scoprilo ora