Justin Bieber es el hombre con más dinero de Wall Street. Pero no tiene tanto dinero por gestionar y organizar su empresa, sino por invertir grandes cantidades de dinero en la bolsa más grande del mundo.
Caprichos, lujos, sexo, drogas... Todo lo que...
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― La señorita Stewart se ha mudado desde Arizona y va a comenzar en el mundo de las inversiones. – Sebastian habló con emoción.
― Oh... qué bien. Una novata más para destruir en el mercado. – El sarcasmo de Justin hizo reír a Julie. Pero luego Justin recordó que... - Oh, vaya... Tu eres la que va a invertir toda la herencia de su padre... ¿Qué curioso verdad? – Justin no dejaba de reír. - Pero... ¿tú sabes utilizar el dinero?
― Señor Bieber – Julie se acercó tanto a él que pudo ver en sus ojos la intimidación que suponía. – Deme una definición clara del concepto "dinero".
― Hum... - Justin Bieber frunció el ceño, pero luego agitó la cabeza y se acercó todavía más a ella. - ¿Pero piensas que tú vas a poder pasar por encima de mí? – Recalcó la palabra "tú" y "mí".
― Tengo una carrera brillante de ciencias económicas y mucho dinero, aparte de inteligencia. Una inteligencia que tú - Julie recalcó, al igual que él, la palabra "tú". – nunca alcanzarás. Vete ahora mismo si no quieres que te aplaste.
― ¿Es esto una competición?
― ¿Crees que me gusta perder el tiempo con alguien como tú?
― Veremos a ver quién se va antes de Manhattan arruinado... - Justin enarcó una ceja mientras sonreía cínicamente
― ¿Me está retando, señor Bieber? – Julie se alejó de él y se acercó a la puerta de la oficina.
― Por supuesto, señorita Stewart.
Julie no contestó y se volteó para irse, pero antes de retirarse del lugar se volvió a girar.
― Ah, se me olvidaba. Yo que tú dejaría de comprar acciones de la empresa Clorox.
― Ni hablar... esa empresa promete – Justin sonrió como si fuera el único que sabía aquel dato. – Además, ¿tú como sabes que...?
― Clorox promete porque esa empresa es mía. Mi padre la compró y lo dejó en su herencia. Así que si compras acciones de Clorox tendré más oportunidades de aplastarte.
― ¿Y por qué me lo dices?
― Tómalo como un consejo de principiante.
Y se fue dejándolo sin palabras.
¿Principiante? ¿Cómo se atrevía? Justin Bieber no era ningún principiante, era el rey de la bolsa, de las acciones y de las inversiones. Sabía perfectamente que no iba a perjudicarle el hecho de tener o comprar acciones de Clorox porque Julie no era lo suficiente lista y valiente para perder un accionista tan cotizado como Justin Bieber, así que cuando Julie salió por la puerta Justin cogió su móvil y compró cincuenta acciones de la empresa de Julie.
