DOLLARS » j.b (CANCELADA)

Primera parte

¿Acaso no sabe el valor que tiene el dinero?

"Pero de todas las drogas que existen bajo el cielo azul hay una que es de verdad mi favorita. Si tienes una buena cantidad de dinero te vuelves invencible. Capaz de conquistar el mundo y de destripar a tus enemigos"

- Leonardo DiCaprio. (El Lobo de Wall Street).

Reposaba su cabeza contra el sillón de su lujosa oficina en una de las mansiones que tenía repartidas por toda América. Había cerrado los ojos justo después de haber apagado la televisión y haber suspirado resignadamente mientras negaba con la cabeza y torcía la mueca derrochando cinismo.

No quería escuchar más las noticias. No quería verse en el noticiario.

Estaba agotado después de haber tenido dos reuniones con algún pardillo queriendo hacerse rico y otra con el director de Hacienda, el cual le pedía no sé cuántos dólares que debía pagar, pero tampoco le prestó mucha atención... No le preocupaba regalar unos cuantos miles de esos a aquel imbécil.

Se levantó con cansancio y salió de su despacho cerrando la puerta tras él y asegurando la cerradura con llave. No se fiaba de nadie, por eso trabajaba solo. Invertía solo, contaba el dinero solo, ganaba dinero solo... En definitiva, se hacía rico solo. Y es que era lo que mejor se le daba, llenar su cuenta bancaria de todo el dinero que todo el mundo deseaba y gastarlo él solo en lo que le apeteciera.

Bajó las largas escaleras color dorado de su mansión y encontró a Cindy con una de sus camisas sentada en una silla mientras tomaba un zumo de naranja sobre el frío mármol de la lujosa cocina.

― Pensaba que te habías ido ya. - Dijo Justin mientras se acercaba a ella y la besaba.

Ella se levantó y siguió a Justin hasta la nevera. Se posicionó tras él y cruzó sus brazos sobre sus senos. Cuando Justin se giró abrió los ojos más de lo normal y después torció la boca.

― Iba a irme, pero preferí quedarme un rato más. - Sus ojos parpadeaban de manera coqueta y sus dientes atraparon sus gruesos labios haciendo que pareciera una chica adorable e inocente.

― Pues... Lo siento, pero tengo cosas que hacer. - Justin tomó un sorbo de zumo y se alejó de ella.

― ¿Qué? ¿Me estás echando?

― Hum... - Justin se quedó pensativo. No sabía que decir. - Tómatelo como una invitación a salir de mi casa.

― Eres un gilipollas... - Dio zancadas hasta el caro sofá donde se encontraba toda su ropa, se vistió rápidamente y arrojó la camisa de Justin al suelo con rabia. - No me vuelvas a llamar. - Gritó desde la puerta de entrada.

― Ni siquiera tengo tu número ni tu nombre. - Contestó Justin riendo y ella salió de la casa dando un portazo y dejando a Justin solo con una mueca divertida.