• OCHO •

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Pensaba en él día y noche en vano, pues estaba más que seguro que Sehun se encontraba con la señorita perfecta llevando su estúpida vida perfecta que le tenía infeliz pero de la cuál no quería librarse.

Era totalmente idiota la manera de extrañarlo y anhelar verlo a esas alturas, era como un circulo vicioso, uno en el que se dejaban pero llegaba un punto en el que no podían estar sin el contrario. Eso no significaba que Luhan no pudiera dejarlo, sino que simple y sencillamente no quería hacerlo realmente.

Detestaba ser tan débil cuando se trataba de Sehun pero tampoco hacía algo para cambiarlo y entonces se odiaba un poco más así mismo por la falta de voluntad.

Esa noche, su orgullo había sido desechado una vez más por él por el simple hecho de que aunque sabía que el final para lo suyo con Sehun llegaría, no quería que este se adelantara y menos de esa manera.

Luhan se paró frente a la puerta del piso y tocó el timbre, no obstante al no ser abierta la puerta, volvió a tocar el timbre pero nadie salió por lo que se planteo la posibilidad de que el mayor no se encontrara en casa. El pelinegro suspiró y volvió a tocar el timbre algunas veces seguidas, casi dejando su dedo pegado al artefacto al final y cuando estuvo por recargar su frente en la puerta con derrota, esta fue abierta con brusquedad por Sehun.

Luhan se quedó un efímero instante pasmado y después sonrió en dirección al contrario. Sehun le observó sorprendido en primer instante pero rápidamente se recompuso y lo empujó con nerviosismo y de manera tosca haciéndole retroceder para él salir también del departamento y cerrar la puerta a sus espaldas.

— ¿Qué diablos estás haciendo aquí? —espetó bajando el tono de su voz.

Luhan observó el estado del mayor. En ese instante lucía como si acabase de tener sexo y eso era indudable para Luhan luego de todos esos encuentros apasionados que han tenido. El rubio lucia el torso desnudo, los pantalones desabrochados dejando a la vista un poco de su bóxer, estaba descalzo y llevaba el cabello enmarañado.

Algo de nuevo se oprimió en su pecho y Luhan volvió a recalcar el hecho de que odiaba amarlo, definitivamente lo odiaba.

Luhan retrocedió un paso más y bajó la vista casi luciendo avergonzado. No necesitaba de alguna confirmación, era consciente de que la señorita perfecta estaba ahí con él como alguna vez lo supuso y tontamente quiso negárselo a si mismo.

—Yo... —carraspeo. Luhan sabía que era mal momento y que nunca debió haber ido sin siquiera avisar en primer lugar, pero la cosa ya estaba hecha y no podía retroceder el tiempo para evitarlo. —Quería verte.

Sehun suspiró, levantando la vista al techo y cruzándose de brazos. El más joven de los dos se mordió el labio inferior y luego negó con una sonrisa ladina.

— ¿Estás con ella?

—Es mi novia, te lo recuerdo —Luhan asintió.

—Entonces supongo... Que ha sido mal momento.

—Si.

A Luhan no le quedó más, ya se había despedido de su orgullo desde que salió de casa con la intensión de ir hasta él, por ello sólo volvió a asentir y se giró sobre sus talones derrotado, con la intensión de marcharse y conteniendo una vez más lo doloroso que se sentía.

—Espera... —Sehun le tomó del codo y le detuvo inesperadamente.

Luhan volvió a darse la media vuelta para verlo de nueva cuenta. Sehun suspiró.

—Esperame en la entrada del estacionamiento.

El menor se mostró sorprendido por la decisión del contrario y aunque Sehun lo captó, no dijo nada al respecto. El mayor volvió a adentrarse a la casa y cerrar la puerta detrás de él frente a un Luhan todavía sorprendido. El pelinegro observó unos segundos la puerta con el número 94 y finalmente, cuando pudo regresar en si, acató la siguiente acción.

Bajó por el elevador, salió del edificio pero esperó a Sehun en la entrada del estacionamiento como el mayor le pidió. La noche no era fría y el realmente no tenía frío pero en ese instante se encontraba temblando patéticamente mientras se abrazaba a si mismo.

Sehun no tardó en aparecer dentro de su coche y deteniendo el vehículo a un lado de Luhan. Sehun abrió desde adentro la puerta del copiloto y entonces Luhan no dudo en subir. Cuando cerró la puerta, Sehun enseguida comenzó a conducir hacia una dirección incierta para el menor en un completo silencio. Luhan tenía bastantes cosas en la punta de la lengua que decir, pero en ese instante estaba siendo algo estúpido por sentirse como un adolescente enamorado frente a una situación como esa que prefirió mantener el silencio mientras Sehun a su lado mantenía cualquier expresión a raya como siempre.

Sehun condujo sin ninguna prisa hasta que estacionó el auto en un mirador con una vista a la ciudad espectacular. El mayor se quitó el cinturón de seguridad al igual que Luhan y mantuvieron reinando el silencio entre ambos mientras miraban el frente. El pelinegro fue el primero en salir del auto, a los lados no había autos –probablemente por ser inicio de semana y la mayoría de interesados en pasar un rato en el lugar estaban ocupados con el trabajo o tareas escolares, de todos modos, cual sea la razón, a Luhan no le interesaba.

Luhan se acomodó en el cofre, mirando hacia el frente y pronto escuchó a Sehun salir del auto y le miró colocarse a su lado. Luhan con su tic nervioso, se rascó un poco la muñeca y después sintió a Sehun tomando esa misma mano para acariciarle el dorso de la mano. El menor se sorprendió ante ello y miró el agarre, observando los dedos de Sehun acariciarle un lugar en específico.

—Fue el señor gato —justifico el arañón tremendamente rojo que su gato le había hecho ese día por la mañana en el dorso.

—Me lo imaginaba —ambos volvieron a guardar silencio un instante mientras miraban el agarre de manos.

El ambiente se había vuelto romántico, Luhan podía jurarlo por más ridículo que sonara y eso le conmovía de muchas formas y le hacia latir aun más de prisa el corazón porque no sólo estaba en un lugar tan bonito como ese con Sehun, sino que por primera vez Sehun había preferido estar con él sobre su novia cuando Luhan era muy consiente que la esa chica estaba mil veces sobre él para Sehun.

—Yo... Sehun... —comenzó. Carraspeo un poco y alzó la vista —En mi habitación-... —Sehun le interrumpió. Sorprendiéndolo aún más esa noche.

El mayor tiró de su mano para acercarlo a su cuerpo y abrazarle. Luhan se quedó un instante estático pero al final terminó correspondiendo el abrazo y disfrutando del momento, sintiendo a Sehun aspirar sobre la piel de su cuello y el calor corporal del otro.

Con el tiempo y lo poco expresivo que era Sehun al momento de hablar, Luhan aprendió a leer sus acciones y actos y sin duda alguna, ese abrazó significaba un te eche de menos, también.

Luhan se alejó de él lo suficiente para tomarle el rostro y cepillar sus mejillas con el pulgar de sus manos hasta que ladeó el rostro y juntó sus labios. Sehun le abrazó aún más de la cintura juntando sus cuerpos todavía más y le devolvió la caricia con algo de ímpetu, saboreando sus labios y bebiendo de él.

—Te extrañe tanto, Sehun —admitió Luhan cuando sus bocas se separaron y sus respiraciones se agitaron —realmente tanto...

Sehun asintió juntando sus frentes y acariciando con los pulgares la cadera de Luhan debajo de la playera y suéter que ese día llevaba.

—Me siento tan malditamente incompleto sin ti. Realmente no sé que será de mi cuando-... —Sehun volvió a interrumpirle con sus acciones, besándole un efímero instante los labios.

—No adelantemos los hechos, Luhan. No todavía.

Luhan asintió de acuerdo con él, abrazándole del cuello y besándole de nuevo.

El menor antes de Sehun había estado tan perdido en si mismo que no podía pensar o prestarle atención a algo o alguien más, claro, eso hasta que Sehun apareció en su vida y comenzó a ocupar la mayor parte de sus pensamientos al día.

Luhan realmente lo amaba sin limite alguno y en ese instante, luego de tantos días peleados, con ese insistente dolor en el pecho y sabiendo que al final lo de ellos fracasaría, quería poder tener la oportunidad de un futuro con él, uno en donde terminasen irremediablemente juntos.

001 | Odio amarte「HH」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora