Confundida, Molly miró a la enfermera, observo que en su pecho había una insignia rara: un águila metalizada. ¿Qué significaba eso? Frunció el ceño y encogió sus hombros, no sabía mucho del mundo exterior. —No lo sé, solo sé que mi nombre es Molly, no tengo a nada. Ni nadie, solo tengo la certeza de que voy a vivir— La enfermera enmudeció ante aquella afirmación, la miró a los ojos, ¿Acaso tenía los ojos brillosos? La pelinegra apartó la mirada, se hizo el silencio mientras la enfermera terminaba de cambiar el tratamiento.
—Mi nombre es Mónica Drakeman— La enfermera sonrió hacia ella y posterior volvió a mirarla tomar la bandeja plástica antes de salir de la habitación.
Molly pensó en escapar.
Observó a su alrededor pero no había ningún objeto que pudiera llevarla a su libertad, tampoco estaba vestido como para salir, la resignación llegó y se limitó a permanecer ahí. Mónica volvió después, parecía haber pasado demasiado tiempo pero ella había aprendido a tener paciencia en el encierro; Mónica Drakeman no aparecido sola.
Medianamente alto, de cabello negro y algo mayor, parecía alguien importante. Así era el aura que transmitía, Molly pasó saliva, el hombre se sentó en la única silla libre de la habitación
—¿Qué hacías allí niña?— Recordaba aquella voz, sí, esa que había escuchado en el laboratorio del doctor.
—Me daban medicina— Se limitó a responder.
—Eso no ayuda.
—Pues es lo único que sé.
—Colabora niña, estamos aquí para ayudar ¿Está bien?— El se levantó, paseándose por la habitación como si fuera el dueño del mundo. —Te encontramos en un laboratorio clandestino, ¿Para qué?—
Molly pensó muy bien antes de responder al interrogatorio, no se había fijado en que Mónica había terminado de canalizar una nueva vía para otro tipo de tratamiento, la enfermera salió entonces. Estaba un poco confundida por todo ésto, no sabía a qué se refería exactamente, el sujeto frente a ella abrió la puerta y dejó ver a otro más.
—Vamos a ver si cooperas. Toda tuya Cap— El hombre salió y cerró la puerta tras si después de que el “Cap” entrara dispuesto a acercar la silla hasta la camilla, Molly se llevó una mano a la sien e intentó amortiguar el dolor de cabeza; Él era un hombre muy alto, rubio y de ojos azules, bastante fornido. Parecía no tener una expresión alguna en el rostro, Molly alzó la ceja derecha esperando el nuevo interrogatorio.
—Tony no es muy amable a veces...— comenzó, quiso reír porque ella también pensó que era algo. . . Egocéntrico.
—Al menos un buen día debió decir.— respondió ella con cierta diversión.
El Cap rió apenas unos segundos antes de rascarse la cabeza y esperar, Molly no supo que debía decir. ¿Le tocaba a ella o él?
—Nos atacaste cuando fuimos a aprehender al doctor hindú.
—No sabía quiénes eran.
—Pero aún así lo hiciste— Aclaró el Cap, Molly frunció el ceño.
—Estuve toda mi vida desde que recuerdo en ese lugar, muchos murieron, mis amigos murieron pero yo no. ¿Por qué? Por que soy lo que necesitan, un arma, que vive y respira que acatar órdenes sin dudarlo cuándo pierde el control.— Cada palabra salía con veneno, odiaba aquello, estaba resentida con todos esos doctores que la habían obligado y asesinado a más de diez compañeros en un mes y quién sabía cuantos más en quince años de vida. El Cap estaba serio, pero, aún así logro asentir con la cabeza.
—Lo lamento.— ¿De qué servía eso? Esas dos palabras jamás devolverían a sus amigos.
Incluso ella deseó estar muerta.
—Eso no sirve de nada—
Apartó la mirada, cerrando los ojos, sentía ira y dolor. Los objetos pronto comenzaron a sacudirse, de lado a lado, e inclusive el vidrio comenzó a emitir un sonido por la cantidad de energía que Molly estaba transmitiendo.
—Oye, oye— Escuchó su voz, lejana, una y otra vez constantemente.
—¡BASTA!— Molly abrió los ojos y tomó varias bocanadas de aire, todo cesó, ella lo miró desesperada.
—Ayuda, por favor. Quiero que pare, necesito que pare— Sollozó, negando fervientemente con la cabeza y se abrazó así misma meciéndose de adelante atrás. Dolía, cada vez que se sobreexplotada, una parte de ella moría. Steve no supo por qué hizo lo que hizo, sí acaso eso era normal, claro que no su lógica no podía engañarlo aunque ya no había absolutamente nada que le sorprendiera de sobremanera.
Sin embargo, ahí estaba él, enfrente de una chica de aproximadamente veinte años con estrés Post-traumático y enferma gravemente a tanta modificación celular. —Te ayudaré, lo prometo—
La chica abrió los ojos y lo observó aún entre lagrimas, respiró con dificultad y asintió con la cabeza. —Ha sido difícil lo sé— Le tranquilizó el Cap.
—Pero ahora estás lejos de todo eso, SHIELD te ayudará.
—Solo quiero que el dolor se vaya, se vaya para siempre.
—Asi será. ¿Sabes cuál es tu nombre?
—Molly 3359— Dijo ella, entonces él pareció confundido.
—¿En verdad es así?
—Pues, es el único nombre que me daban.
—Tienes rostro de Laurel, Laurel Evans.—
Molly Evans, sonrió, le gustaba mucho ese nombre y hasta sonaba bonito Molly Laurel Evans.
—Me gusta el nombre, es bonito. Laurel— Aceptó la pelinegra, la puerta volvió a abrirse dejando a un oficial a la vista, supuso que estaba ahí para buscar al hombre llamado Cap. Éste se levantó y dedicó una única sonrisa por primera vez a la muchacha
—Soy Steve—.
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—Mi nombre es Molly, pero acaban de nombrarme como Molly Laurel Evans— Explicó la muchacha a la enfermera Mónica, ahora un poco más relajada, llevaba dos semanas ahí y su rutina era la misma. Recibir medicamentos, asearse, recibir más medicamentos y alimentarse.
Lograba sentirse más fuerte con el pasar del tiempo a pesar de que el hombre Cap, mejor dicho, Steve no había vuelto. Y mucho menos el hombre que había entrado primero, Tony.
—Tu nombre es precioso Molly— Los ojos de Mónica eran maternales, le gustaban, nunca había tenido una amiga desde que tenía aproximadamente unos trece años. —A mi me gusta, sólo tenía un número ahora me siento como persona.
—Eres una persona, Molly, eres una hermosa persona que ha tenido una vida dura.
—Eso parece, pero yo no puedo recordar nada, sólo que siempre he estado ahí en el laboratorio Codex y con el doctor Sakir.— Sonrió como gesto de disculpa, de la nada Mónica se levantó, tomó el cabello de Molly y comenzó a trenzar. —¿Qué haces?—
—Te pongo bonita, ¿No puedo hacerlo?
—¿Pero para qué?
—Pues saldrás de aquí Molly Laurel Evans.—
El corazón de Molly Comenzó a latir con fuerza y la emoción se apoderó de su sistema, no podía creerlo. Se llevó las manos al rostro y esbozó una amplia sonrisa —¿¡Es verdad!? ¿¡Lograré irme!?— Mónica sonrió, asintió y luego de acabar caminó hasta la puerta.
—Vendrán a dejarte ropa, espera las instrucciones, ¿De acuerdo? No salgas antes por favor Molly. Alguien vendrá a recogerte.—
Molly sonrió en forma de respuesta y no dijo nada, quería irse lo más rápido posible y encontrar su lugar el sitio dónde podría encajar. Ella no podría ser la única diferente por lo que esperó, con la emoción y la esperanza de que todo pasara lo más rápido posible.
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~WEAPON CODE. [ 1 ]
FanfictionSINOPSIS Molly ha vivido toda su vida en el laboratorio Codex, la clandestinidad y los experimentos poco ortodoxos rompen cualquier aura de bondad criando desde adentro nada más que descontrol; HYDRA ha pagado muy bien por cada ser humano genéticame...
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